El milenio es la doctrina que sostiene que habrán mil años de gobierno divino aquí en la tierra.
Esta enseñanza afirma que el Señor Jesús en persona, el mismo Jesús resucitado, volverá a la tierra, pero no para morir por los pecadores, sino para reinar sobre el mundo junto con los redimidos por un período de mil años.
Según la Biblia el milenio debe comenzar a la conclusión misma de la gran tribulación. Lo dicho permite que tengamos una idea de qué es el milenio y a qué estamos refiriéndonos cuando hablamos de él. A continuación vamos a tratar de profundizar un poco más en este tema tan alentador, tan maravilloso y al mismo tiempo tan descuidado por la gran mayoría de predicadores, tema que también ha sido muy tergiversado por falta de un enfoque correcto en otras doctrinas relacionadas con las profecías bíblicas. Pero... ¿Quiénes habitarán la tierra durante ese período de mil años:
En primer lugar la iglesia de Cristo que habrá regresado con su salvador para correinar con él.Todos los judíos que entonces se encuentren con vida serán salvos al ver con sus propios ojos al Mesías que crucificaron. Todos se convertirán.
Todos los que nazcan durante esos años, porque la tierra se repoblará más allá de todo cálculo por la ausencia casi total de muerte durante ese período de mil años.
¿Cómo comenzará el milenio?
El milenio comenzará cuando Satanás sea neutralizado. Aquellos que sostienen que el hombre es "bueno por naturaleza" y que si procede mal es debido al ambiente malo en que se desenvuelve, deberían detenerse a pensar primero que antes que el hombre existiera no había maldad ni degeneración ni obscenidad, sencillamente porque el hombre no existía, luego entonces es el propio hombre quien crea el ambiente que le rodea.
Sin embargo, hay un cierto grado de verdad en esta afirmación de que el hombre en sí no es malo, ya que cuando Satanás sea neutralizado, atado y echado al abismo, esto justamente permitirá que los habitantes de todo el planeta, aun sin ser regenerados, vivan en su mayoría una vida ejemplar, no porque Jesús lo imponga por la fuerza, sino porque el instigador, el enemigo del hombre, dejará de inducirlo a hacer maldad alguna.
La restauración de Israel
"Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo. Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años.
Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años" Ap.20:1-6. Ningún otro pasaje de la Biblia es más claro, ni ofrece tantos detalles sobre el milenio como éste. Tal como ya mencionara, lo primero que ocurrirá es que Satanás será neutralizado cuando el ángel designado por Dios lo encadene y lo arroje en el abismo, donde permanecerá atado por un período de mil años.
Cuando esto ocurra muchos judíos todavía estarán viviendo fuera de Israel, la tierra que Dios les prometió a perpetuidad. Entonces el Señor movilizará sus fuerzas angélicas para reunir a todos los sobrevivientes de los terribles días de la gran tribulación y los llevará de regreso a su territorio, a Israel: "Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro" (Mt. 24:30,31).
Esta no es la única declaración sobre el gran movimiento de los ángeles que se encargarán de transportar el remanente de Israel a su tierra. La Biblia no dice exactamente cómo lo harán, si será en forma milagrosa o si los ángeles serán los pilotos de los aviones que estarán a su disposición en todo el mundo. El momento en que sucederá esto se menciona por primera vez en el capítulo 24 de Mateo. Dice que será justamente al comenzar el milenio, después que Satanás haya sido encadenado y arrojado al abismo: "Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar. Y levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra" (Is. 11:11,12).
Cuando por orden de Jehová-Jesús los aviones comiencen a rugir sobre el cielo de Israel, sus habitantes quedarán maravillados al ver lo que Dios está haciendo al transportar a "... sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro": "Ciertamente volverán los redimidos de Jehová; volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán" Is. 51:11).(Is. 49:22,23
¿Se imagina el día cuando los gobernantes de las naciones se inclinen con respeto ante los judíos en los aeropuertos, justo antes que ellos aborden los aviones que los llevarán de regreso a Israel? Aunque esto pueda parecer fuera de lugar, Dios dice que así será cuando los judíos reconozcan que todo proviene de él. Los judíos, que hasta entonces habían sido rechazados, ridiculizados, despreciados y acusados de todos los males del mundo, de súbito encontrarán que todo ha cambiado. Satanás, el responsable principal de todo este desprecio, habrá caído de su trono y al no poder instigar más a los hombres, estos caerán ante los judíos "y lamerán el polvo de (los) pies" de ellos.
"Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda a Jehová, en caballos, en carros, en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice Jehová, al modo que los hijos de Israel traen la ofrenda en utensilios limpios a la casa de Jehová" (Is. 66:20).
Otros efectos del milenio
El milenio afectará profundamente la vida sobre el planeta. Debido a la presencia visible y corporal de Cristo en la tierra, la manifestación de su gloria, deidad y gobierno teocrático justo, la vida espiritual durante el milenio tendrá características muy diferentes a esas en otras dispensaciones previas. El hecho de que Satanás será neutralizado al ser atado en el foso del abismo permitirá que se alcancen niveles espirituales que nunca fueron posibles en ninguna otra edad previa. Dice el profeta Isaías: "... la tierra será llena del conocimiento de Jehová..." (Is. 11:9). La propagación de conocimiento sobre las verdades de la Escritura al igual que sobre la persona y obra de Cristo será una fundación asombrosa para la vida espiritual.
La vida social y económica también florecerá a niveles insospechados. No habrá necesidad de armamentos, todos los impuestos serán usados para traer justicia y equidad para todas las personas en la tierra. Bajo el gobierno justo de Cristo se acabará la pobreza y todos disfrutarán de un buen nivel de vida. En general, el mundo experimentará una prosperidad sin paralelo, no sólo en el área de paz y justicia, sino también en la abundancia de cosas materiales. Jeremías lo describió así: "Y vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sion, y correrán al bien de Jehová, al pan, al vino, al aceite, y al ganado de las ovejas y de las vacas; y su alma será como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor. Entonces la virgen se alegrará en la danza, los jóvenes y los viejos juntamente; y cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su dolor. Y el alma del sacerdote satisfaré con abundancia, y mi pueblo será saciado de mi bien, dice Jehová" (Jer. 31:12-14). Descripciones similares a ésta nos ofrece Ezequiel 34:25-29; Amós 9: 13,14; Isaías 65:21,23; etc.
Otras de las cosas que sucederán ni bien el Señor regrese, es que habrá una destrucción total de todo vestigio idolátrico en Israel. Usted no tiene más que viajar por ese país para darse cuenta cómo el paganismo ha cundido de extremo a extremo en todo Israel. Verá una cantidad enorme de mezquitas, de templos supuestamente cristianos erigidos para tal o cual santo, peregrinaciones religiosas de todo tipo a lo que antiguamente se llamaban "lugares altos", etc. Pero... ¿Qué ocurrirá con todos estos centros religiosos cuando el Señor regrese?:
Jehová demolerá sus altares, destruirá sus ídolos" Os. 10:2b. Y todas sus estatuas serán despedazadas, y todos sus dones serán quemados en fuego, y asolaré todos sus ídolos..Mi. 1:7.
No olvidemos que para el tiempo cuando el Señor Jesucristo regrese, el mayor centro de paganismo será el templo en Jerusalén que los judíos habrán construido con la ayuda del propio Anticristo. Es probable que para cuando el Señor retorne todos los sistemas idolátricos de adoración, incluyendo a los de Israel, sean reemplazados por el mismo Anticristo, de modo que las mezquitas y los templos estarán consagrados a la bestia.
El milenio en la naturaleza
Yo aplaudo la preocupación de los ecólogos y los que tratan de preservar los bosques, la pureza del aire y el agua, junto con la flora y la fauna. Pero... ¿Triunfarán estos esfuerzos humanos? Sólo tenemos que leer el capítulo 3 de 2 Pedro, para darnos cuenta de cuál será el fin de nuestro planeta. Los ecólogos nos dicen que "la madre tierra" es el lugar donde viviremos nosotros y nuestros descendientes para siempre, y que por lo tanto debemos cuidar el planeta. Sin embargo, la Biblia afirma que este planeta está reservado para ser destruido por el fuego.
El apóstol Pedro describe dramáticamente el fin de nuestro planeta a pesar de los esfuerzos de los protectores de la naturaleza.
"Por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua; pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos... Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.2 P. 3:6,7,10-12.
"Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra; porque los cielos serán deshechos como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la misma manera perecerán sus moradores; pero mi salvación será para siempre, mi justicia no perecerá" (Is. 51:6).
El milenio y la ecología
En cierto modo los soñadores de un mundo mejor y más humano tienen razón, porque durante el milenio habrá una ecología perfecta. Este mundo mejor no se logrará por medio de foros internacionales, sino que será Dios mismo quien intervendrá y hará que todo nuestro planeta pase por una purificación por fuego, tal como fue barrido el mundo antiguo por el diluvio. Luego, toda la naturaleza se regocijará: "Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora" (Ro. 8:18-22).
El milenio y el reino animal
Cuando observamos las películas documentales que muestran a los animales feroces destrozando a los más débiles para alimentarse de su carne, esto nos entristece, ya que parece injusto que un animal, por el sólo hecho de ser más débil, tenga que nacer y crecer únicamente para ser devorado por otro más fuerte y feroz. Sin embargo, todo esto cambiará cuando llegue el milenio, los animales que hasta entonces fueron carnívoros dejarán de serlo:
"En aquel tiempo haré para ti pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con las serpientes de la tierra; y quitaré de la tierra arco y espada y guerra, y te haré dormir segura" (Os. 2:18).
"Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar" (Is. 11:6-9).
La naturaleza y las bestias cambiarán. La vida en todo el planeta será como cuando vivieron Adán y Eva antes del pecado. Esta condición de paz, única, armoniosa y perfecta, sólo será posible porque el Señor neutralizará a Satanás, al autor de la muerte; no sólo de la muerte física y espiritual del hombre, sino también de la muerte del reino animal y vegetal.
El milenio y la paz mundial
En la actualidad no sólo tenemos a los "cruzados en pro de la flora y la fauna", sino que también tenemos a los "arquitectos de la paz mundial". Lo triste es, que en ambos casos, cuanto más se habla del asunto y más dinero se destina para los respectivos rubros, mayor es el daño que se le hace a la misma naturaleza y mayor es el peligro de guerra con cada minuto que transcurre. ¿Por qué? ¿Es qué acaso no hay un político o un gobernante sincero que de verdad busque la paz porque la anhela con todo su corazón? Sí, los hombres pueden ser sinceros en su búsqueda, pero pueden estar "sinceramente equivocados". No en cuanto a la paz en sí, sino por buscarla en el lugar y por los medios equivocados. ¡Cuán cierto es lo que dice Isaías!:
"He aquí que sus embajadores darán voces afuera; los mensajeros de paz llorarán amargamente" (Is. 33:7)."No hay paz para los malos, dijo Jehová" (Is. 48:22).
Jesús se refirió a esta paz cuando dijo: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo" (Jn. 14:27).
El milenio y el desarme
La Biblia nos dice que durante el milenio habrá un verdadero desarme. No habrá firma de tratados de ningún tipo, porque tales tratados valen menos que la hoja de papel donde han sido redactados y se han estampado las firmas. Cuando el Señor esté reinando con nosotros, él mismo será nuestra paz: "Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos. Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra" (Mi. 4:1-3).
El milenio y las enfermedades
"Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones" Ap. 22:1,2."Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina" Ez. 47:12.
Tanto Juan como Ezequiel parecen referirse al mismo caso. Nos dicen que en la gran ciudad de Jerusalén habrá árboles que darán fruto cada mes, cuyas hojas nunca caerán y serán para medicina. Aunque la Biblia nos hace ver que la vida será muy saludable durante el milenio, en ningún lugar nos dice que las enfermedades desaparecerán completamente, no obstante, la solución será muy sencilla, porque sólo será necesario solicitar algunas hojas de los árboles medicinales en Israel.
El milenio y la edad de los hombres
Tal vez lo que más nos llama la atención en cuanto al milenio es la larga vida de que disfrutarán los hombres. En realidad los habitantes del planeta deberían vivir hasta mil años. ¿Puede usted imaginarse a una señorita de sólo 180 años? ¿O a una pareja de jóvenes en que la novia tiene 280 años, el novio 350, y los suegros 830 y 750 respectivamente? Suena raro, ¿verdad? Dios inspiró al profeta Isaías para que nos dijera algo sobre esto de la larga vida:
"No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito. Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos. Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído" (Is. 65:20-24).
La muerte en todos los tiempos ha sido inevitable, pero aunque durante el milenio habrá una que otra muerte, la vida entonces será inevitable y la muerte extraña. Dice el profeta que cuando alguien muera pasados ya algunos siglos, se dirá que ha muerto un "niño... de cien años". Esto no quiere decir que a los 100 años todavía será un infante, sino que lo será en proporción de las edades. Los hospitales seguramente serán convertidos en viviendas, ya que la población aumentará rápidamente. Otro detalle que Isaías nos ofrece es que durante el milenio los hombres no trabajarán en vano. No habrá sequías, huracanes, tornados, inundaciones, plagas, granizo, ni contaminación del aire o del agua. El clima será perfecto en toda la redondez de la tierra y los pantanos y desiertos seguramente serán erradicados.
Sin embargo, también hay muchas preguntas para contestar, como por ejemplo: ¿Habrá templos durante el milenio para que se congreguen los cristianos? ¿Habrá nuevas conversiones, bautismos y la Cena Conmemorativa? ¿Cómo serán los centros educativos? ¿Habrá diferentes grupos sociales, es decir, ricos y pobres? ¿Convivirán los cristianos con sus cuerpos nuevos junto a los cristianos terrenales que entonces se conviertan? ¿Serán los cristianos ya transformados los que gobernarán los estados, provincias, ciudades, etc., o no participarán ellos en todo esto? Es un hecho innegable que el milenio afectará profundamente la vida en todo el planeta.
El milenio y los inconversos
Es común escuchar de labios de cristianos sinceros, «que el Milenio es exclusivamente para los cristianos». Pero... ¿Cómo explicamos entonces el hecho que la Biblia se refiere a esos que al principio del milenio no quieren someterse al dominio del Señor y los que al finalizar el milenio, hacen alianza con Satanás para destruir a Israel y son tan numerosos como la arena del mar? ¿Son todos ellos redimidos?
Aunque la Biblia nos hace ver que la gran mayoría de los países del mundo aceptarán el gobierno del Señor con su sede en Jerusalén, habrá algunos países que no se someterán al Rey y Señor del universo: "Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos. Y acontecerá que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia. Y si la familia de Egipto no subiere y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con que Jehová herirá las naciones que no subieren a celebrar la fiesta de los tabernáculos. Esta será la pena del pecado de Egipto, y del pecado de todas las naciones que no subieren para celebrar la fiesta de los tabernáculos" (Zac. 14:16-19).
El gobierno del Señor será firme, claro y universal. Los gobernantes que no se sometan a Él, sufrirán las consecuencias, incluyendo falta de lluvia y plagas destructivas
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