Este blog rinde honor y alabanza al Dios de nuestra salvación a Jesucristo el Señor.

viernes, 29 de septiembre de 2023

La ira de satanás en los últimos días

“El diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Apocalipsis 12:12).

Sí, yo creo en el Diablo. A él se le ha dado al menos 12 nombres en la Biblia. Él es llamado Satanás, el Diablo, el Dragón, la Serpiente, Belcebú, Belial, Lucifer, el Maligno, el Tentador, el Dios de este Mundo, el Príncipe del Poder del Aire, y el Príncipe de este Mundo. Nunca debemos hacer bromas acerca del Diablo, o hablar ligeramente de él. Él tiene gran poder, más grande que cualquier nación, más grande que cualquier arma que el hombre haya creado. Él rige el aire, la atmósfera alrededor de la tierra. Su propósito es estorbar la obra de Dios, prevenir que las oraciones sean contestadas, retrasar la Segunda Venida de Jesús, oponerse al Espíritu Santo, detener el avivamiento, destruir la vida humana, y destruir a la humanidad – la obra más grande de Dios. El Diablo es un horrible, hostil, monstruo detestable. Él se trasforma en una criatura de apariencia exterior bella y deseable. Pero cuando captura a su víctima se transforma en un dragón odioso.

Nuestro texto habla de un tiempo, cerca del fin de esta era, cuando Satanás ya no podrá entrar a la presencia de Dios, como lo hizo en el primer capítulo de Job. Hasta este punto él podía entrar y salir de la presencia de Dios en el Cielo. Pero cuando sea expulsado de la presencia de Dios en el Cielo para siempre, él sabe que su condena está cerca. J. A. Seiss, en su destacado comentario del Libro de Apocalipsis, da este retrato:

Pensaríamos que tal grande derrota en el cielo lo curaría de su malignidad, al menos que lo induciría a detenerse de otros atentados en contra de Dios y Su gente. Pero él está desesperadamente depravado, y nada sino solo la fuerza absoluta puede vencer su naturaleza diabólica. No hay cura para ser tan totalmente perverso. Y su rechazo del cielo y confinamiento a la tierra solamente lo enfurece más, y usa mayor violencia, induciendo un estado de cosas que es mucho peor de lo que este mundo ha experimentado

La mayor parte de lo que aprendí sobre el diablo fue cuando de joven estudié bajo un gran erudito Bíblico y teólogo, Dr. Timothy Lin. El Dr. Lin  Pero el Dr. Lin no era un maestro de teología reseco. Sus lecciones y sus sermones tenían el poder de la teología viva. Por ejemplo, el Dr. Lin creía firmemente que nosotros estamos viviendo en los últimos días – cerca del fin del mundo según lo conocemos. No tienes que leer mucho de lo que escribió para ver eso. Por ejemplo, en su libro sobre el crecimiento de la iglesia, él repetidamente da frases como “La Iglesia de los últimos días tiene el misma concepto erróneo…” “el pulpito en los últimos días”  “Muchos Cristianos de los últimos días son…tímidos, asustados, y sin fe en la palabra de Dios” ; “La desolación en la Iglesia de los últimos días no es por falta de pastores…” “Que la Iglesia de los últimos días piense tres veces sobre esto” “Algunas iglesias de los últimos días no están preocupadas…con tal de que haya una manera de conseguir dinero” “La Iglesia de los últimos días ignora la diferencia entre lo bueno y lo malo”  “Hay dos razones por las que las iglesias de los últimos días exhiben tanta apatía hacia la reunión de oración”

Puedes ver que el Dr. Lin pensaba constantemente en el hecho de que estamos viviendo en el mismo fin de la edad Cristiana, cerca del fin de los últimos días. Otro punto que el Dr. Lin enfatizaba constantemente era la realidad de Satanás y sus demonios. Estos dos temas eran enfatizados repetidamente en sus sermones y estudios Bíblicos – estamos viviendo en los últimos días, y Satanás y sus demonios se oponen a nosotros. Puedes pensar que esos dos temas negativos desanimarán y deprimirán a la iglesia. ¡Pero exactamente lo opuesto es cierto! La iglesia de él experimentó un avivamiento fenomenal. ¡Su iglesia añadió cerca de 2,000 personas en corto tiempo!

“El diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Apocalipsis 12:12).

Satanás entiende perfectamente que el único modo de prologar su vida malvada es retrasar la segunda venida de Jesús…Por esta razón, él utiliza sus planes malignos con todo su poder para detener a la gente de creer en Jesús – con ello deteniendo que se produzca el personal del reino de Dios…Satanás luego comienza el segundo paso de su sabotaje entre los Cristianos, o sea, deteniéndolos de dedicarle tiempo y esfuerzo a la oración… ¡Por lo tanto, entre más cerca esté la víspera de la segunda venida de nuestro Señor, más grande será la presión de Satanás en contra de la oración! 

Muchos predicadores no ven o no entienden las “señales” de la segunda venida de Jesús. Pero el Diablo es más sabio que ellos. Él ve que la nación de Israel se ha restablecido. Él ve la apostasía de las iglesias. Él ve los días de Noé repetidos. ¡Él sabe “que tiene poco tiempo” para hacer su obra malvada de oponerse y detener la obra de Dios en la tierra!

Uno de los nombres del Diablo es “Satanás”. Significa “adversario” o “oponente”. Así, Satanás se opone a la obra de Dios. En los últimos días, en los cuales vivimos, Satanás se opone a ambos los salvos y los perdidos.

Satanás se opone a las oraciones de aquellos que son salvos.

El objetivo principal de Satanás en oponerse a la obra de Dios es detener a los Cristianos de orar. El Dr. Lin dijo: “Satanás sabe (aunque el Cristiano no sepa) que la oración es el procedimiento para apropiarse de las riquezas…Si los Cristianos no se apropian de estas riquezas, se fatigaran espiritualmente y se debilitaran prematuramente… Por lo tanto, ¡entre más cerca esté la víspera de la segunda venida de nuestro Señor, más grande será la presión de Satanás en contra de la oración! 

A menudo los Cristianos olvidan orar cuando se levantan en la mañana. No toma mucho tiempo decir El Padre Nuestro y pedirle a Dios Su ayuda durante el día. Sin la ayuda de Dios no podemos hacer mucho bien. Satanás sabe eso. Así que se opone contra tu orar en la mañana. ¡Luego se deleita en ver cuán impotente eres ese día!

Satanás también se opone “al orar hasta prevalecer” – o sea, orar por algo hasta que lo consigues. La parábola de la viuda persistente enseña la necesidad de “orar hasta prevalecer” hasta que obtienes lo que necesitas. Jesús dio el propósito de la parábola en Lucas 18:1, “de orar siempre, y no desmayar” – o como se podría traducir “…deben orar siempre y no rendirse”. La parábola ensena que debes continuar pidiendo a Dios la cosa que necesitas hasta que Él te la de. La parábola es simple. Una viuda vino y pidió a cierto juez que le hiciera justicia de un adversario. El juez no hizo nada por un tiempo. Pero finalmente le dio lo que quería porque estaba harto de que ella lo molestara. La parábola termina diciendo “¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?” (Lucas 18:7). Pero el último versículo de la parábola dice:

“Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lucas 18:8).

Esto no quiere decir que no habrá ninguna fe cuando Jesús venga. Significa que la mayoría de los Cristianos se rendirán fácilmente cuando están orando por una necesidad. ¡No lucharán en oración hasta que consigan lo que piden! “Orando hasta prevalecer” en fe disminuirá considerablemente en los últimos días. Al llegar esta era a su fin Satanás intensifica su presión contra orar hasta prevalecer. Él hace esto para debilitar a las iglesias y causar un retraso en que el número completo de los elegidos sea salvo. ¡Por lo tanto, Satanás trata de prolongar su malvada vida en esta tierra oponiéndose a las oraciones persistentes en los últimos días!

Satanás obstaculiza nuestras oraciones, y detiene a muchos de nosotros de orar hasta prevalecer, diciendonos: “La oración no es tan importante. El pastor te dice: oren, oren, oren – pero tú estás perdiendo tu tiempo. ¡Tus oraciones realmente no hacen nada. Ríndete! No pierdas tu tiempo orando”. “¿Alguna vez te has sentido así? ¿Alguna vez has pensado que el orar en realidad no hace nada - que es sólo una pérdida de tiempo? Si alguna vez has tenido un pensamiento así, puedes estar seguro de que es el Diablo quien puso ese pensamiento en tu mente. Satanás usará toda clase de trucos para conseguir que dejes de orar por una cierta necesidad. Satanás pasa mucho tiempo y esfuerzo engañándote para que dejes la oración pasar de largo. ¡Él trabaja muy duro para detenerte de orar antes de que consigas lo que necesitas de Dios! En otro contexto, el apóstol Pablo dijo esto –

“Para que satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (II Corintios 2:11). Satanás seguramente “ganará ventaja” sobre ti a menos que tengas mucho cuidado de no rendirte cuando oras por alguna necesidad. El Apóstol Santiago dijo:

“pero no tenéis…porque no pedís” (Santiago 4:2).

Y a menudo, aun “no tienes” porque el Diablo te engaña con uno de sus métodos. Él hace que te sientas sin esperanza y deprimido. Él te tentó hasta que dejaste de orar, o debilitó tus oraciones. Recuerden, Cristianos – la oración es lo más importante que hacemos para ganar la batalla contra Satanás. ¡Recuerda – la oración es la batalla! Una vieja canción del evangelio lo dice todo:

¿Oraste hasta prevalecer, hasta que la respuesta llegó?

¡Ahora mira esto! En el decimo capitulo de Daniel leemos que la oración de Daniel fue oída por Dios la primera vez que él oró. Pero la respuesta no llegó por “veinte días” porque un demonio de satanás se oponía a la respuesta . ¡Damos gracias que Daniel no dejó que el Diablo lo detuviera de orar hasta que obtuvo lo que le pidió a Dios! En su gran libro sobre la oración el John R. Rice dio este buen coro:

Sigue orando,hasta prevalecer, Sigue orando hasta prevalecer. Las grandes promesas de Dios siempre son de verdad Sigue orando hasta prevalecer.

Satanás se opone a la salvación de aquellos que están perdidos.

Satanás se opone a que tu busques ser salvo. Él no quiere que te vuelvas Cristiano. Él hará todo en su poder para detenerte de ser salvo. ¿Por qué hace eso? Una razón es porque es homicida. Jesús dijo que el Diablo “El ha sido homicida desde el principio” (Juan 8:44). Es la naturaleza de Satanás matar gente. Él asesinó a nuestros primeros padres en el Huerto de Edén, tentándolos a comer del fruto prohibido. Él es homicida de almas – y quiere matarte a ti también. Él quiere que mueras y vayas al Infierno.

Pero hay otra razón. En Romanos 11:25 leemos que:

“Que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles” (Romanos 11:25). La palabra Griega traducida “plenitud” es “plērōma.” Significa “numero completo”. El Diablo odia a Israel, y sabe que el endurecimiento espiritual de ellos no será quitado hasta que “el numero completo” de Gentiles sea salvo. Pero Satanás no quiere que Israel sea salvo. Esa es la razón por la que no quiere que tú seas salvo.

Cierto número de Gentiles debe ser salvo antes de que el endurecimiento de Israel sea quitado al fin del siglo. Tú eres un Gentil. Tú vives cerca del fin del siglo. El Diablo sabe que él será juzgado por Dios y atado por “mil años” cuando Jesús vuelva (Apocalipsis 20:2). Es por eso:

Satanás ruge por todo el mundo hoy porque sabe que su tiempo es corto. Más que nunca, él hace todo lo que puede para retrasar que “el numero completo” de Gentiles entre y sea salvo. Yo estoy convencido de que es una de las razones por las que se vuelve más y más duro que la gente sea salva en nuestro día. El Diablo hará todo en su poder para detenerte de que confíes en Jesús y te vuelvas un Cristiano verdadero. De esa manera él puede tener a Israel en ceguera un poco más.

Una de las maneras que el Diablo usa para detenerte de ser salvo es quitar la Palabra de Dios de tu corazón. En la parábola del Sembrador, Jesús dijo:

“…luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven” (Lucas 8:12).

Dos jóvenes Chinos vinieron a nuestra iglesia el Domingo pasado. Ambos estaban dominados por el Diablo. Uno de ellos entró bajo el control Satánico por medio de ídolos Budistas y de la adoración de ídolos en casa de sus padres. Yo no sé como el otro se endemonió. Pero me dijo que era atormentado por Satanás y estaba claro que sí lo estaba.

Uno de esos dos jóvenes Chinos fue salvo el Domingo pasado, pero el otro no. Esta fue la diferencia – el joven que fue salvo siguió viniendo a la iglesia y escuchando la Palabra de Dios cuando yo predicaba el Evangelio. Él fue tentado fuertemente a rendirse e irse de la iglesia. Pero por la gracia de Dios él se quedó, y vino a oír el Evangelio todos los Domingos en la mañana y todos los Domingos en la noche. ¡Finalmente cuando Dr. Chan predicó el Domingo pasado en la mañana, aquel primer joven confió en Jesús y fue salvo! Pero el segundo joven Chino rehusó escuchar. Yo hablé con él después del servicio el Domingo pasado en la mañana. Le rogué que se quedara en la iglesia y oyera la predicación de la Palabra de Dios. Pero rehusó neciamente. Él estaba lleno de enojo y dijo que podía leer la Biblia por sí mismo. Se agitó tanto que tuvimos que llevarlo a casa en ese momento. Me sentí triste por él cuando se fue.

Ahora es así como esto se te aplica a ti, si todavía no estás salvo. Tú tienes que humillarte. ¡Si piensas que sabes lo que tienes que hacer, o lo que necesitas pensar, o sentir – es demasiado fácil para que Satanás arranque el Evangelio de tu corazón! La Biblia dice:

“Humillaos delante del Señor, y él os exaltará” (Santiago 4:10).

Fuente: https://www.rlhymersjr.com/

sábado, 23 de septiembre de 2023

¿Por qué es tan difícil perdonar?

Para el ciudadano del reino de Dios, no hay nada más anti-evangelio que el no perdonar a otros. Jesús lanzó una preocupante advertencia al decir, “Si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre les perdonará a ustedes sus transgresiones”, Mt. 6:15.

Pablo hace lo suyo al escribir una magnífica epístola que gira alrededor del perdón, donde esencialmente le pide a la parte ofendida que perdone a su ofensor (Filemón). El evangelio en sí mismo gira alrededor del perdón en Cristo—su muerte da vida a todo aquél que reconozca que sus pecados pueden ser perdonados en Él. Es más, toda la Biblia gira alrededor de este eje—el perdón que Dios ofrece a los transgresores. Dios perdonó a Adán y Eva, a Noé, a Lot, a David, a Salomón, y en múltiples ocasiones, Dios perdonó al pueblo de Israel que ante repetidos actos de rebeldía, recibía inmerecidos obsequios de perdón y gracia

Si la Biblia gira alrededor del perdón en todas sus páginas, y si en su más íntima esencia, Dios es un Dios que perdona, ¿por qué nos cuesta tanto trabajo perdonar? Necesitamos reconocer que todos hemos sido parte de este ciclo satánico y genuinamente carnal. El no perdonar a otros abre la puerta de tu corazón a enemigos que son mucho para ti. El rencor, ira, enojo, amargura y resentimiento son solo unos cuantos enemigos que están listos para atacarte en cuanto tú se los permitas. El orgullo, arrogancia y soberbia son otros enemigos que están sigilosamente esperando tu descuido. Aunque hay varias razones por las que nos cuesta trabajo perdonar a otros, me parece que el Señor Jesús nos da las tres principales causas en Lucas 7:47. Veamos brevemente estas razones.

No vemos bien

“Por lo cual te digo que sus pecados, que son muchos, han sido perdonados, porque amó mucho; pero a quien poco se le perdona, poco ama” Lucas 7:47.

Jesús estaba visitando la casa de un fariseo llamado Simón. Éste había organizado una comida para el Señor Jesús. Tal vez por curiosidad o tal vez por genuino interés, Simón quería conocer más de cerca a este hombre llamado Jesús. Cuando una mujer “pecadora” (Lc. 7:37) supo dónde se encontraba Jesús, de inmediato fue para lavar sus pies con sus propias lágrimas de arrepentimiento. Esto era un acto de respeto hacia Jesús, y una forma de declararse como “sierva” del Mesías. Pero Simón no vio nada de eso. Él se sintió insultado—fue demasiado para él. “Si supiera quién es esa mujer, no le permitiría que se acerque a él”, pensó entre sí este indignado fariseo. La respuesta de Jesús ante la pretensión de Simón fue extraordinaria: “ella me ama mucho, porque muchos pecados le han sido perdonados.”

La razón por la que nos cuesta trabajo perdonar, es que no vemos bien nuestros propios pecados. Vergonzosamente, nos es muy fácil ver los pecados de otros, pero no los nuestros. El punto de Jesús no es que ella tenía más pecados que otros. Todos somos pecadores y ante Dios todos nos hemos descarriado como ovejas (Isa. 53:6). El punto de Jesús es que ella sí veía sus muchos pecados, mientras que los demás seguían ciegos ante ellos.

¿Te pasa lo mismo a ti? ¿Puedes ver los pecados de tu esposa, jefe, padre o hermano, pero no puedes ver los tuyos? ¿Los pecados de otros te parecen más graves y serios que los tuyos? ¿Los pecados de otros te suenan más escandalosos que los tuyos? Déjame decirte que, “… a quien poco se le perdona, poco ama.”

No recordamos bien

“Por lo cual te digo que sus pecados, que son muchos, han sido perdonados, porque amó mucho; pero a quien poco se le perdona, poco ama” Lucas 7:47.

La siguiente causa por la que no perdonamos a otros, es porque olvidamos el momento en nuestras vidas en el que reconocimos nuestros muchos pecados ante Dios. ¿Recuerdas el día en que el Espíritu Santo te abrió los ojos para ver tu pecado? ¿Recuerdas lo sucio que te sentiste? ¿Recuerdas lo agradecido que te sentiste cuando entendiste que todos tus pecados te son perdonados? Pues es hora de que regreses a ese estado de convencimiento por tu pecado. El evangelio no es solamente para los no creyentes, como si fuese el boleto a entregar en la entrada del teatro. El evangelio no se olvida, se vive. El evangelio no se guarda, se practica. El evangelio no se vende con palabras, se ejemplifica con tu vida. Cada vez que hablas de la Cruz, de la muerte y resurrección de Jesús, estás haciendo referencia, en un grado u otro, al perdón que Jesús ofrece a todos los pecadores. Tú continúas siendo un pecador. Tú continúas ofendiéndole también. Y tu falta de perdón a otros endurece tu corazón con capas de piedra que Jesús ya ha destrozado. No lo olvides, tú también has sido perdonado, y, por lo tanto, tu condición de ofensor perdonado no te debe permitir robarle a Dios la posición de Juez ofendido. Ante cualquier ofensa que sufras, el ofendido no eres tú, es Dios. Deja que el Juez juzgue, y vive mostrando a otros la libertad que tienes al ser perdonado.

No amamos bien

“Por lo cual te digo que sus pecados, que son muchos, han sido perdonados, porque amó mucho; pero a quien poco se le perdona, poco ama” Lucas 7:47.

La tercera razón por la que no perdonamos es porque no amamos. No hablo de amar a otros solamente. Cuando Adán y Eva cayeron en pecado (Gen. 3) no solo la relación con Dios fue quebrantada, sino también la relación con otros seres humanos. Amar a otros genuinamente no es algo natural al ser humano. Pero cuando menciono que no perdonamos porque no amamos, me refiero que no amamos a aquél que nos perdonó. En su más fundamental esencia, no debemos perdonar a otros solo porque sepamos que lo tenemos que hacer, sino porque amamos a aquél que nos perdonó a nosotros.

Perdonar a otros es amar a Dios. ¿Cómo? Muy simple. Cuando perdonas a otros estás imitando a Dios. Cuando perdonas a otros estás mostrando lo que Dios hace por los que se arrepienten. Cuando perdonas a otros, muestras el carácter de Dios en tu vida. Cuando perdonas a otros, lo haces porque disfrutas dar del perdón que Dios te ha dado a ti. Damos de lo que tenemos—los perdonados, por ende, damos perdón.

Tristemente, cuando alguien nos ofende llegamos a enojarnos con Dios. Sentimos que no merecemos injusticia, maltrato, dolor o traición. Nos sentimos por arriba de nuestra condición de humanos perdonados. De pronto, te pones en el altar de tu corazón. Sutilmente quitas a Dios de Su trono, y pones tu dignidad, orgullo o persona por encima de Dios. Cuando alguien se atreve a lastimarte, tu ego se ve seriamente ofendido. Tu alma grita por venganza. Tu corazón quiere “justicia”, aun cuando lo que tú recibiste no fue justicia, sino misericordia y perdón. Permíteme decirlo otra vez, el evangelio nos enseña que Dios es el Juez ofendido y nosotros los ofensores perdonados. No trates, entonces, de hacerte pasar por juez ofendido—juzgando quién merece o no tu perdón—tú siempre serás el ofensor perdonado. Y el que ha sido perdonado mucho, ama mucho también.

Fuente: https://somossoldados.org/

viernes, 8 de septiembre de 2023

¿Podré ser fiel en la prueba?

Nunca sabemos que tan fiel seremos, hasta que la fuerte presión de la prueba llegue.


Todos pensamos igual, que no fallaremos, y algunos juran que estarán firmes en esa hora difícil de la vida; que pase lo que pase no se retractarán de su fe, pero cuando llegó la hora muchos fallan.

El caso del ápostol Pedro 

Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces”. (Mateo 26:34)

Después de que Jesucristo instituyó la Santa Cena entre Sus discípulos, los 4 evangelios concuerdan en que Él les dijo que lo abandonarían, incluido Pedro (Mateo 26:31).

Pedro, claramente angustiado con esa declaración, dijo: 

“Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré”. (Mateo 26:33)

Sin embargo, Jesús respondió diciendo que hasta el mismo Pedro lo negaría 3 veces antes del amanecer. 

“Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces”. (Lucas 22:34)

Así, Lucas y Juan parecen señalar la declaración de Jesús como un aviso y no como un mandato, dándole a Pedro una señal futura, como el canto del gallo, por el cual él podría saber que lo que Jesús le expresó era verdad. 

Algo interesante es que en el relato de Lucas, él aumenta un detalle, pues antes de decirle eso a Pedro, Jesús ora por él y le habla diciendo:

“Pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, fortalece a tus hermanos”. (Lucas 22:33)

Esta instrucción significa que Pedro se arrepentiría en un futuro próximo.

Al final, Pedro asiste al juicio de Jesús y lo niega 3 veces

Tal vez nunca sepamos todos los detalles de la terrible noche en la que Jesús fue juzgado y condenado a muerte, y tampoco todos los peligros a los que se enfrentaron los discípulos de Jesús, pero sí sabemos el profundo amor que Jesús y Pedro tenían entre sí. 

Solo Dios conoce el corazón del hombre y el es el único que puede perdonar si hay arrepentimiento

Mateo 25:21 "Con Cristo somos mas que vencedores"