Este blog rinde honor y alabanza al Dios de nuestra salvación a Jesucristo el Señor.

viernes, 27 de mayo de 2022

Testimonio de ex seguidora de la Nueva Era

 Doreen Virtue  Impactada por dos pasajes bíblicos

Autora Nueva Era super ventas rechazó todo lo que había escrito

Hizo una fortuna con la venta de sus libros y programas de auto ayuda Nueva Era, hasta que descubrió en la Biblia hasta qué punto Dios rechaza todo eso.

Traducida a 38 idiomas, Doreen Virtue era una de las más rutilantes estrellas de la literatura Nueva Era Lo sigue siendo, de hecho, pues sus libros de auto ayuda basados en oráculos, tarots, cristales, cartas y sucedáneos de "ángeles" siguen vendiéndose en todo el mundo, a pesar de que reciben ahora su rechazo expreso.

En 2020 ella misma describió su proceso de conversión a la Biblia y a Jesús en un libro titulado Deceived No More: How Jesus Led Me out of the New Age and into His Word [No más engaños. Cómo Jesús me sacó de la Nueva Era para llevarme a Su mundo], y recientemente resumió su testimonio en un artículo de Christianity Today.

"Tener que admitir ante todo el mundo que estaba equivocada ha sido profundamente humillante. Pero necesitaba esa humillación para aprender mejor a apoyarme en Dios", confiesa. En última instancia, su historia consiste básicamente en descubrir ese apoyo, a costa de renunciar a ser considerada por su editor "como una estrella de rock" y a vivir en consonancia.

Doreen Virtue era una popular autora de libros Nueva Era, pero al hacerse cristiana tuvo que cambiar su vida

De error en error

Doreen se educó en la Ciencia Cristiana, donde le enseñaron a prescindir de las partes "negativas" de la Biblia, entre ellas el pecado original y la Crucifixión: "Cuando estudiábamos las Escrituras, seleccionábamos cuidadosamente los versículos o los leíamos fuera de contexto, así que estaba preparada para el engaño del demonio".

Estudió Psicología y empezó a escribir libros de auto ayuda y a dar conferencias y salir en radio y televisión. Al cabo de un tiempo empezó a incorporar a esos textos las creencias de la Ciencia Cristiana, y a frecuentar congresos de Nueva Era que florecían en Estados Unidos. En ellos descubrió toda la amplia oferta de "exóticas mercancías" y "técnicas de sanación" que acabaría "incorporando" a sus libros hasta convertirlos en un boyante negocio.

"Al mismo tiempo, me introduje en el yoga, la meditación oriental, la limpieza de chakras la astrología, la adivinación y otras prácticas New Age", explica: "Los practicantes de la Nueva Era suelen considerar que el cristianismo tiene normas dogmáticas, pero ellos tienen sus propios estándares rígidos sobre lo que una 'persona iluminada' debe o no debe hacer".

Doreen explica  qué es peligroso iniciarse en el yoga incluso por razones "inocentes": es una vía de entrada para todas las prácticas de la Nueva Era, como le pasó a ella, que fue monitora de esta disciplina, que la acabó introduciendo en el politeísmo.

Así ocupó sus siguientes veinte años como profesora de Nueva Era y autora de éxito que presentaba sus libros en todo el mundo viajando en primera clase, alojándose en los mejores hoteles y disfrutando de una gran mansión en Hawai.

La vida real de los seguidores de la Nueva Era

Pero todo reposaba en la creencia mágica de que "tus palabras pueden crear tu realidad": "Retorcíamos las palabras de Jesús para dar a entender que Dios te daría cualquier cosa que le pidieses. Y poníamos nuestra riqueza y nuestra fama como prueba de que nuestros principios eran verdaderos y eficaces".

¿Qué sucedía en realidad? Que, a pesar de los éxitos mundanos, los practicantes de Nueva Era que ella frecuentaba presentaban un panorama vital desolador: "Éramos pecadores impenitentes con vidas dañadas por divorcios y adicciones. Nuestros talleres abarrotados, las ovaciones en pie, los fans que nos adoraban y los amigos famosos nos hacían tener un ego presuntuoso. Recuerdo haber creído que cada uno de mis pensamientos era un mensaje o una señal de Dios o de sus ángeles".

Doreen se veía a sí misma como una cristiana "de mente abierta", es decir, "superior a todos esas personas de mente estrecha que simplemente creían en Jesús. Para mí, Jesús funcionaba como un 'guía espiritual' que, como un genio mágico, me ayudaba a convertir en realidad mis sueños. Yo estudiaba todas las religiones del mundo y llevaba colgantes con símbolos de las principales. Creía que todos los caminos llevan al cielo y que todas las religiones adoran al mismo Dios".

Eso sí, confiesa que nunca animaban a nadie a leer la Biblia y sí, sin embargo, a perseguir sus sueños egoístas, "haciéndoles más codiciosos y materialistas".

San Pablo y el Deuteronomio

"Ávida de respuestas", escuchaba entonces a todo tipo de chamanes o gurús, pero también a predicadores cristianos. Un día de enero de 2015, Doreen conducía por una carretera en Hawai escuchando al pastor protestante Alistair Begg, quien comentaba la segunda carta de San Pablo a Timoteo. Un versículo la descolocó: "Porque vendrá un tiempo en que no soportarán la sana doctrina, sino que se rodearán de maestros a la medida de sus propios deseos y de lo que les gusta oír" (2 Tim 4, 3). Se dio cuenta de que esas palabras la describían a ella: "Dios usó ese sermón para verme condenada por primera vez en mi vida. Sus palabras perforaron mi corazón de piedra y me sentí avergonzada de mis falsas enseñanzas. Cuando llegué a casa le dije a mi marido Michael que quería empezar a ir a una iglesia cristiana real. Él lo aceptó enseguida".

Ese cambio en su vida le costó tiempo, sobre todo la forma de entender su relación con Dios: "Me di cuenta de que yo no confiaba en que Dios atendiese mis necesidades. Así que en vez de rezar y confiar en el Señor, seguía confiando en las cartas adivinatorias, la astrología, las lecturas psíquicas, los horóscopos y los cristales". Como ha expresado en alguna ocasión, no había calibrado aún la fuerza del mandato divino que dice: "Confía en el Señor con toda el alma, no te fíes de tu propia inteligencia" (Prov 3, 5).

Leer la Biblia de verdad "lo cambió todo", en particular este pasaje del Deuteronomio: "No haya entre los tuyos quien haga pasar a su hijo o su hija por el fuego; ni vaticinadores, ni astrólogos, ni agoreros, ni hechiceros, ni encantadores, ni espiritistas, ni adivinos, ni nigromantes; porque el que practica eso es abominable para el Señor. Y, por esas abominaciones, los va a desposeer el Señor, tu Dios, delante de ti" (Dt 18, 10-12).

"En esa lista de actividades pecaminosas había muchas que yo estaba practicando", reconoce: "Estaba rota, profundamente avergonzada y humillada por esas palabras. Caí sobre mis rodillas de pura vergüenza y pena. '¡Lo siento tanto, Dios mío!', repetía, arrepentida, '¡No lo sabía!' Desde aquel mismo día le entregué mi vida a Jesús como Señor y Salvador".

Firme en el camino

Una decisión con graves consecuencias. Su editor canceló el contrato y muchos seguidores de la Nueva Era empezaron a despreciarla y amenazarla en cuanto hizo pública su convicción cristiana: "Por primera vez experimenté una lucha espiritual, lo que me unió aún más a Dios". Y empezó y completó, en una universidad evangélica, un grado de estudios teológicos y bíblicos.

Sus libros de New Age siguen vendiéndose contra su voluntad, porque ella ha pedido que no se haga. Pero lo ve como "una oportunidad para compartir el Evangelio" a través de su testimonio: "Pido constantemente a Dios que utilice mi testimonio para llevar a Jesús a los seguidores de la Nueva Era. Pues tras buscar la paz en la Nueva Era, sin encontrarla nunca, la encontré finalmente en Cristo. A pesar de las tormentas de mi vida, mi esperanza y mi confianza en el Señor son firmes".

Fuente: www.religionenlibertad.com

jueves, 19 de mayo de 2022

testimonio de Sang-Hwa Corea del Norte

La opresión de los cristianos en paises comunistas

Las primeras palabras que se supone que cualquier niño Norcoreano debe aprender son: “Gracias, padre Kim lsung”.

A los niños se les enseña a adorar a la familia Kim y a temer a los cristianos.

En sus libros escolares hay historias sobre misioneros que atacan a los niños con ácido y se les muestra películas sobre cristianos que secuestran a niños y toman su sangre. Este es el mundo en el que Sang-hwa conoció. Ella creía que los cristianos eran enemigos del Estado y les tenía mucho miedo.

Pero eso comenzó a cambiar un día, cuando tenía 12 años. Esta es su historia:

En nuestra casa había un armario escondido. Cuando tenía 12 años, lo encontré accidentalmente. No sé por qué, pero empecé a tocar dentro del armario con la mano y sentí un libro. Lo saqué, abrí el libro y comencé a leer. “En el principio Dios creó los cielos y la tierra...” Dejé caer el libro. Inmediatamente reconocí que era ilegal, porque no describía el Big Bang ni mencionaba la teoría de la evolución. Comencé a temblar, estaba tan asustada.

Mi descubrimiento podría costarme la vida. Tenía miedo de tocar el libro, pero no podía dejarlo allí. Cerré los ojos, tomé el libro y lo volví a guardar. Consideré mis opciones. ¿Debo decírselo a mi profesor? ¿Debo denunciarlo a un funcionario de seguridad local? Durante 15 días no pude pensar en otra cosa. Sabía que era mi deber informar sobre la posesión de este libro ilegal. Pero era mi propia familia la que estaba involucrada.

Existían muchas preguntas dentro de mí: ¿Quién o qué era este Dios? Finalmente, tuve las agallas de preguntarle a mi padre sobre el libro. Estaba muy sorprendida por mi pregunta. Lo que no sabía entonces era que él había estado orando durante cinco años para tener la oportunidad de compartir el Evangelio conmigo.

Mis padres no podían compartir ninguna historia cristiana con mis hermanos y conmigo antes, ya que era demasiado peligroso: podríamos traicionarlos accidentalmente y los resultados serían desastrosos. Pero él quería que yo supiera acerca de Jesús; así que creo que se alegró porque ese día finalmente había llegado.

Me preguntó: “¿Ves aquellos árboles?” Afirmé que sí. “¿Quién los hizo?” Respondí que no lo sabía. Él me explicó la historia de la creación, incluyendo cómo Dios había hecho a Adán y Eva. Luego se volvió hacia mí y me hizo otra pregunta. “¿Cuál es el animal más peligroso?” No sabía por qué, pero respondí: “La serpiente”. “Exactamente”, respondió, y me contó cómo el pecado vino al mundo.

Fue la primera de muchas conversaciones que tuvimos sobre la Biblia, acerca de Dios, Jesús y el Evangelio. Él me explicó muchas historias bíblicas. Y aunque yo todavía no era cristiana, todas esas historias tenían mucho sentido para mí. Sentí mucha pena por todas las personas que no sabían la verdad, incluso mis hermanos mayores. Mi madre me enseñó a memorizar versículos de la Biblia y el Credo Apostólico y también me explicó el Evangelio completo.

Mi abuelo me mostró cómo orar. “Es sólo hablar con Dios. Nada más y nada menos”. Él me habló mucho acerca de la Segunda Venida de Jesús. Realmente lo anhelaba.

Para mí todas esas historias e ideas eran muy interesantes. Leía la Biblia sola, pues sabía que era peligroso. Mi padre siempre enfatizó que no debía compartir nada con nadie más. Por ello, él siempre oraba en susurros y decía: “Padre, ayuda al pueblo Norcoreano a buscar primeramente el reino de Dios". A veces mi papá se encontraba con otras personas en un lugar secreto. Muchos hijos de los creyentes también íbamos a ese lugar y aprendíamos acerca de la Biblia y orábamos juntos.

Entre las personas que visitaban las reuniones secretas también había algunos no cristianos, incluso espías del gobierno. Cuando uno de esos visitantes estaba muriendo, mi padre fue a visitarlo en su lecho de muerte. Él confesó: “Sé todo sobre ti, tu familia y tu fe. Yo era un espía y tenía órdenes para vigilarte. Eres un buen hombre. Nunca le dije a nadie que eras cristiano. Dime cómo puedo convertirme en cristiano también”.

En los momentos finales de su vida, este hombre se arrepintió y entró en el reino de Dios. Mi padre pudo conducirlo allí. Dios nos protegió una y otra vez.

Cierto día, hubo un chequeo aleatorio de la casa y parecía que este hombre también sabía que éramos cristianos y nunca nos delató. Todo esto fortaleció la fe de mi padre en Dios. Siempre experimentó mucha paz. Realmente, creo que la mayoría de los cristianos en Corea del Norte experimentan mucha paz y confían en Dios, más que los cristianos que están en países libres.

Finalmente, me casé. Un día, descubrimos que estábamos a punto de ser desterrados a un área remota: el hermano de mi esposo era un alto funcionario y nos advirtió. Mi esposo y yo estábamos devastados. Sentí como si mi vida hubiera terminado. Mi padre trató de animarme y nos dijo que Dios vendría por nosotros. Otras personas que sabían lo que estaba a punto de suceder nos aseguraron que todo estaría bien. Pero, no estábamos convencidos.

Logramos escapar a China. Allí, pasamos por tiempos difíciles, pero cristianos chinos nos cuidaron. Finalmente, llegamos a Corea del Sur.

Mis sueños y esperanzas no han cambiado mucho desde que dejé Corea del Norte. Hay mucha más libertad en el Sur, pero nuestras creencias son las mismas. Ojalá pudiera regresar a Corea del Norte y compartir el Evangelio con la gente de allí y tener comunión con los cristianos locales. Amo su fe. Estoy lista para morir por causa del Evangelio. Creo que, si no hubiera tenido una familia aquí en Corea del Sur, ya hubiera regresado para ayudar a las personas en necesidad.

Mi padre siempre me dijo que buscara el Reino de Dios en primer lugar. Ésa será siempre su oración por su país y por todos los cristianos. Y ésa también es mi oración. A veces me desanimo porque parece que nada está cambiando en Corea del Norte. La verdad, la situación sólo empeora.

Cuando oro, a menudo le pregunto a Dios: “¿Cuál es el objetivo de orar por mi país? ¿Por qué quieres que siga orando por Corea del Norte?” Y Dios siempre me recuerda: “Conoces Corea del Norte mejor que nadie. Conoces a la gente y su sufrimiento. Si no oras, quién lo hará? Confía en mí. Cree en mi

Fuente: www.puertasabiertasal.org

martes, 3 de mayo de 2022

¿Porqué soy atribulado?

¿Te has preguntado alguna vez por qué tienes dificultades como cristiano? 

Te convertirse a Cristo pensando que te iría chévere, que Cristo a tu lado, ahora está de tu lado, garantía de un éxito en todo lo que emprendieras. Pero no ha sido así. Cuando te ha ido “de la patada”, sientes que eres objeto de la mala suerte, más que sujeto de la bendición.

En la vida cristiana, las aflicciones no son un accidente del destino, no es el azar lo que controla tu vida sino la providencia de Dios. Uno de los libros de la Biblia más empapados de lágrimas aclara: 

¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó? (Lam 3:37).

Antes de preguntar “porqué”, Dios quiere que nos preguntemos “para qué”. Porque tanto es verdad que nada nos viene por azar como que nada de lo que nos viene es en vano. Dios tiene un mínimo de cuatro grandes propósitos por las que permite que seamos afligidos.

El primer propósito de las aflicciones es formativo. El mismo Dios que gestó el nuevo nacimiento desarrolla madurez. El tierno asombro que produce ver a un recién nacido se torna a intensa preocupación en cuanto el doctor dice que el niño no está creciendo. Dios no tiene ningún hijo que sea enano y una de las formas en que nos enseña madurez es cursando en la escuela del dolor.

Ni aún Cristo fue exento de esta escuela. Aunque era impecable, En Hebreos 5:7-10 afirma que por al dolor que pasó aprendió obediencia. No fue madurar de desobediencia a obediencia, sino de pequeños actos de obediencia al gran acto de obediencia que lo llevó a la cruz. El dolor que sientes hoy, está potenciando para mañana una obediencia que no podrá pasar desapercibida en este mundo.

Si el primer propósito de las pruebas es formativo, el segundo es correctivo. La Biblia afirma que Dios al que ama disciplina. El buen pastor usa del cayado para ayudarnos, pero igualmente de la vara para evitar desvíos terrenales que pueden terminar en calamidad eterna.

Dios nos redimió para ser salvos e igualmente para ser hijos adoptivos. La vara de corrección duele, pero conforta; confiere a nuestro corazón la confianza de no ser bastardos desatendidos, sino hijos del rey, quienes han de conducirse conforme al decoro de la familia real. Además, como el niño con llantitas auxiliares en su bicicleta se siente seguro que evitará la caída, así  la disciplina infunde la confianza de que la caída fatal será prevenida por una fuerza mayor a nuestro esfuerzo personal.

“En medio del dolor, propónte el día de hoy a alabar a Dios tanto por la caricia suave como por la aspera disciplina, pues en ambas se escucha el latido del amor paternal.”

Hasta ahora has aprendido que las pruebas tienen un propósito formativo y correctivo. El tercer propósito es preparativo. Las herramientas usadas por Dios se fraguan en el fuego de la prueba. La lista no es corta. José por años sufrió perplejidades antes de ser exaltado líder sobre Egipto. Moisés fue desterrado como vagabundo por 40 años en el desierto antes de ser líder sobre Israel. David fue perseguido 8 años por los celos incontenibles de Saúl antes de sentarse en el trono en Hebrón.

Pablo mismo ilustra esta verdad en su propia vida (2 Corintios 1.3-7). Consideró que las severas pruebas que le sobrevinieron en Asia no eran una molestia por sacudirse, sino dosis de empatía a su corazón por los que sufren. Es más fácil reír con los que rían, que llorar con los que lloran; y más natural compadecernos con ellos cuando somos compañeros de toda suerte de pruebas.

¿Podrá ser que hoy Dios ponga a alguien en tu camino cuyo alivio se encuentre en la cosecha de la sabiduría fraguada en tu aflicción?

Hay aún otro importante propósito desapercibido por muchos.  Además de formación, corrección y preparación; las aflicciones confieren prevención. Previene episodios de enaltecimiento exorbitantes.

Increíble pero cierto! Nuestro susceptible corazón es influenciado por las tentaciones y también por las bendiciones. Las tentaciones lo desvían, las bendiciones lo hinchan de vanidad. Las aflicciones son vacunas anti-inflamatorias para prevenir este problema cardiaco.

No pienses que esta prevención está reservada para principiantes, neófitos de la fe u hombres de doble ánimo. El gran Apóstol Pablo mismo requirió prevención. Le fue dado un aguijón en la carne para prevenir que los aires del tercer cielo provocasen alucinaciones apoteósicas (2 Corintios 12.7-9). Un aguijón en la carne le fue dado para prevenir la vanidad, no para corregirla. Fue un acto de previsión divina, no de remedio.

Hay pruebas fastidiosas que anhelamos despojar de nuestra vida. Antes de pedir a Dios que las remueva, debemos de considerar en qué nos convertiríamos si Él concede nuestra petición. Pues como Dios hirió a Jacob para poderlo bendecir, así debe haber heridas medicinales que llevamos que nos permiten disfrutar de las bendiciones de Dios con sobriedad.

Sería imposible agotar todos los propósitos de las pruebas en el cristiano. Santiago se refiere a las aflicciones como “diversas pruebas”, –multicolores en el original. Diversos matices aflictivos generan diversos propósitos que conjuntamente forman la imagen de Cristo en nosotros. Tengamos pues por sumo gozo cuando nos hallemos en diversas pruebas sabiendo que ninguna de ellas son producidas por el azar ni resultan infructuosas.

Fuente: Ayudapastoral.com