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lunes, 22 de agosto de 2022

El peligro de no creer en el infierno

Cada vez menos estadounidenses creen en el infierno

Una encuesta reciente realizada por el Pew Forum on Religion & Public Life, de Estados Unidos, señala que el 59% de los norteamericanos no cree ya en el infierno, lo que supone un 12% menos que hace tan sólo siete años. La causa de esta caída de la fe en el infierno sería la globalización, señalan los expertos, que impide cada vez más que las personas vean a aquéllos que no comparten sus mismas creencias religiosas como merecedoras de un castigo eterno. Por Yaiza Martínez.

Una encuesta publicada este verano por el Pew Forum on Religion & Public Life, de Estados Unidos, señala que el 59% de los 35.000 norteamericanos encuestados cree en el infierno como “el lugar donde la gente que ha llevado mala vida y ha muerto sin arrepentirse es eternamente castigada”.

Aunque es un porcentaje muy alto, es menor que el 71% resultante de una encuesta realizada sobre este mismo tema por la Organización Gallup en 2001, explica el Pew Forum en un comunicado. Las encuestas de Gallup se usan frecuentemente en los medios de comunicación norteamericanos como representantes de la opinión pública.

El Pew Forum publica que, en Estados Unidos, el “escepticismo sobre el infierno está creciendo incluso en las iglesias y seminarios evangélicos, bastiones del evangelicalismo más conservador”. Estas iglesias son congregaciones cristianas generalmente protestantes, caracterizadas por un énfasis en la evangelización, una experiencia personal de conversión, y la fe en la Biblia.

La aldea global y el infierno

Según explicó Mike Wittmer, profesor de teología sistemática del Grand Rapids Theological Seminary estadounidense, “en un mundo plural, postmoderno, los estudiantes cada vez tienen más problemas para aceptar que la gente vaya al infierno para siempre porque no creen en lo correcto”.

La pregunta clave, de hecho, sería: “¿podría Dios enviar a alguien al infierno, aún siendo tan bueno como yo, simplemente porque no cree lo mismo que yo?” Según Wittmer, hace 20 años era más fácil creer en el infierno, cuando los misioneros intentaban convertir a gente que vivía en lugares aislados.

Pero hoy día, en la aldea global, muchas personas tienen contacto y buenas relaciones con personas de culturas y creencias distintas, y no pueden comprender cómo Dios iba a enviarlos al infierno sólo por ser diferentes a ellos. Wittmer señala que él ha notado que, en los últimos cinco años, estas ideas han invadido incluso las iglesias más conservadoras.

Por otro lado, la tolerancia hacia la diversidad ha contribuido también a la expansión de la perspectiva de un Dios benevolente que no censura, aseguran los expertos. La creencia en que todos deberíamos tener las mismas oportunidades en esta vida se extiende también a las consideraciones para la otra vida, afirmó Alan Segal, autor del libro «Life After Death: A History of the Afterlife in Western Religion.» El infierno, por tanto, tiende a desaparecer en la creencia popular.

Más creyentes, más temor

La encuesta del Pew Forum demostró que, a pesar de esta tendencia, las personas más creyentes de Estados Unidos siguen creyendo y temiendo el infierno. Es el caso de los protestantes evangélicos, los protestantes afroamericanos y los musulmanes. Por el contrario, una gran mayoría de judíos, budistas e hinduistas (al igual que ateos y agnósticos) señalaron no creer en el infierno.

Y es que el infierno no es sólo un concepto cristiano. También otras religiones y culturas tienen su propia versión de él. Por ejemplo, el Islam prevé el Juicio Final para todos los creyentes, y las referencias al fuego del infierno abundan en el Corán.

En éste se explica que, durante la vida, los ángeles escribanos anotan las acciones de los hombres, y que éstos serán juzgados de acuerdo con esos libros. El puente Sirat, que es delgado como un cabello, deberá ser atravesado por los que se dirijan al Paraíso, y aquél que caiga irá a parar a las llamas del infierno.

En el judaísmo, por otra parte, al menos inicialmente, se creía en el sheol, que es una existencia sombría a la que todos eran enviados tras la muerte. Posteriormente empezó a introducirse la idea de resurrección, siendo el castigo de los pecadores la muerte eterna, es decir, la imposibilidad de resucitar.

Perspectiva europea

Parecería, por tanto, según la encuesta del Pew Forum, que todas estas ideas de castigo tras la muerte por determinadas acciones o por falta de fe van decayendo, al menos en las mentes de los creyentes de diversas religiones de Estados Unidos.

En Europa, el 60% de los romanos católicos confiesa creer en Cristo, pero no en el infierno ni en el paraíso. La Iglesia Católica, según declaraciones recientes del Papa Benedicto XVI, defiende por su parte que “el infierno existe y no está vacío”.

Fuente: https://tendencias21.levante-emv.com/