La sangre de Jesús tiene un poder supremo para la redención, la salvación, la sanidad, la liberación del pecado y la victoria sobre el mal. Se basa en pasajes bíblicos como Hebreos 9:14-15, que indica que la sangre de Cristo, como sacrificio perfecto, tiene una autoridad y poder mucho mayor que otros sacrificios, y ofrece acceso a Dios y una conciencia limpia.
Redención y Perdón: La sangre de Cristo es vista como el precio de nuestra redención, salvándonos del pecado y la esclavitud espiritual.
Acceso a Dios: Por su sacrificio, la sangre de Cristo abre el camino para entrar en la presencia de Dios, en el "Lugar Santísimo", que antes era inaccesible.
Liberación y Victoria: La sangre de Cristo es considerada un arma poderosa para vencer al diablo y sus ataques, librando de maldades y llevando a la victoria en las batallas espirituales.
Santificación: No solo limpia los pecados, sino que también purifica la conciencia, ayudando a los creyentes a servir a Dios de manera más plena.
Sacrificio Superior: Se entiende que la sangre de Cristo es superior a cualquier otro sacrificio, ya que es la sangre de Dios mismo, ofreciéndose sin mancha ni pecado.
Conexión con Dios: La sangre es vista como un vínculo con Dios, y su poder emana de la persona de Jesucristo.
¿Cómo la sangre de Cristo derrotó a Satanás?
Perdón de pecados: La sangre de Cristo perdonó todos los pecados, cancelando el acta de los decretos que estaba en nuestra contra y quitando a Satanás su arma principal: la culpa.
Anulación de la muerte: Al morir y resucitar, Cristo venció la muerte y el poder de Satanás sobre ella, logrando que la muerte perdiera su aguijón y la segunda muerte perdiera su poder sobre los creyentes.
Liberación del dominio de las tinieblas: Por la muerte de Jesús, los creyentes fueron liberados del dominio de las tinieblas y llevados al reino de la luz, debilitando así el reino de Satanás.
Despojar a las potestades: En la cruz, Cristo despojó públicamente a los principados y potestades, triunfando sobre ellos y quitándoles toda su autoridad.
Los creyentes no buscan otra victoria, sino que se aferran a la victoria ya obtenida por Cristo en la cruz y la declaran.
Creer en la sangre del Cordero: La victoria se consigue por la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de los creyentes.
Conocimiento y revelación: La revelación del poder de la sangre de Cristo es fundamental para vivir en victoria. la obra de Cristo en la cruz, simbolizada por su sangre, fue el evento definitivo que derrotó y anuló el poder de Satanás, haciendo posible la liberación y la victoria para todos los que creen en Él.
