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miércoles, 18 de junio de 2014

¿El homosexual nace o se hace?

Jacob, un adolescente nos cuenta sus luchas internas en torno a su identidad sexual.


El Dr. Joseph Nicolosi, fundador de NARTH (National Association for Research and Therapy of Homosexuality) en una entrevista comentaba:

“Uno de las razones por lo que la gente no puede creer o no creen que las personas con sentimientos homosexuales puedan cambiar es porque normalmente no conocemos sus historias, la única historia que estamos oyendo es: “soy gay, no quería ser gay, pero descubrí que era y ahora me acepto…” esto es lo que se oye en los medios de comunicación.

Necesitamos conocer otras historias, la de las personas que dicen: “tengo estos sentimientos, tengo esta atracción, me dijeron que había nacido gay, me dijeron que no tenía otra opción, pero descubrí que podía hacer otras cosas. Comprendiéndome a mí mismo, entendiendo mi niñez, observando aspectos específicos que me pasaron cuando era pequeño, empecé a comprender de qué se trataba esa atracción sexual y ahora no soy gay, no vivo una vida homosexual, aquí está mi mujer, aquí está mi familia”. Haciendo eco a estas palabras del Dr. Nicolosi, les presento a Jacob, un chico estadounidense de religión judía que nos cuenta su lucha interna y toma de decisión sobre lo que quiere hacer con su atracción hacia el mismo sexo (AMS).

La historia de Jacob nos da pistas de lo que pasa por la mente de algunos de nuestros adolescentes. 

Nuestros jóvenes viven en medio de una sociedad marcada por una “presión ambiental” que nos les deja tregua. Los adolescentes necesitan contar con herramientas y recibir un legado de valores y creencias (y no me refiero solamente espirituales). Valores por los que les merezca la pena luchar, valores que les den motivos para optar por algo más allá de “las apetencias”, de lo que “está de moda” o hacen los demás. Necesitan recibir las claves para que vayan ellos mismos forjando su propio criterio y sepan dar razón a lo que viven y por qué lo viven. En este aspecto Jacob nos da una lección.

“Durante el año que llevo en Israel he estado dándole muchas vueltas y he sacado muchas conclusiones después de leer algunas páginas web como: www.peoplecanchange.com y www.jonahweb.org. Mi conclusión es que estoy de acuerdo al 100 % con lo que estas páginas web cuentan.

Cuando le pregunté a Elaine, mi terapeuta de la organización de Jonah, cómo podía ser una persona heterosexual, ya que estaba experimentando atracción al mismo sexo (AMS) me respondió que la atracción al mismo sexo no era realmente un problema sexual, sino más bien una necesidad emocional no satisfecha, un deseo de sentirse aceptado por el sexo masculino de manera auténtica y el no sentirme seguro en mi masculinidad, entre otras posibles causas. Después de acabar con toda la lectura que me fue sugiriendo Elaine, me di cuenta de que la manera de relacionarme con personas de mi mismo sexo no era normal, yo las había “sexualizado”. Buscaba algo en los demás chicos que no encontraba en mí mismo, buscaba la aceptación y la aprobación que no recibí ni de mi padre y de otros niños durante mi infancia. 

No tuve un modelo masculino que admirar o imitar, ni amigos apropiados a mí alrededor. No me sentía digno de recibir su atención y buscaba su aprobación y su cariño a través del sexo. Me culpaba a mí mismo y pensaba que habría hecho algo mal o que yo era “menos” o inferior a los otros chicos. Cansado y harto de pensar todo esto sobre mí, empecé a escuchar esos otros mensajes que se oyen en los medios de comunicación: “yo había nacido gay y no podía cambiar”  “una persona se define por sus impulsos sexuales” – “debería estar orgulloso de mi atracción hacia otros hombres y disfrutar de la experiencia de relaciones sexuales”.

Todavía tengo dificultades para apartar de mí estos mensajes que en los medios de comunicación, los colegios y una mayoría de personas siguen repitiendo sin parar. Me siento inclinado a tomar la salida fácil y dar rienda suelta a los impulsos que experimento, en vez de trabajar sobre mí mismo y entender las causas y el origen de mi AMS. Pero he aprendido que puedo cambiar y que no tengo por qué seguir mis impulsos ciegos como solución siguiendo el planteamiento de la “afirmación gay”.Mi terapeuta me ayudó a colocar mis sentimientos confusos, como piezas en un puzzle, cada una en su lugar, en vez de reforzar el “sistema de falsa creencia”; “nací así”.

A partir de ahí, comencé a reevaluar mi vida entera. Una de las primeras cosas a las que me enfrenté, primero en mi cabeza y luego en mi corazón, fue algo que se convirtió para mí en un gran conflicto interno: ¿Debo realmente tratar de cambiarme a mí mismo o debería simplemente ceder ante mi confusión y actuar sobre los mensajes de promiscuidad que la sociedad me sigue dando? ¿Qué acciones me aportarían el máximo placer? ¿Qué acciones serían auténticas en mi sistema de creencias personales? Me di cuenta de que cediendo a mis sentimientos confusos no conseguiría vivir en paz con mis valores.

Pienso que la razón por la cual los homosexuales tienen tantas parejas diferentes es porque esperan encontrar esa masculinidad que sienten que les falta. Una pareja del mismo sexo rara vez o nunca puede satisfacer las necesidades emocionales más profundas, y por lo mismo, son relaciones que no suelen durar. El ciclo de la búsqueda de nuevas parejas se hace infinita y fácilmente se convierte en adicción, similar a muchas otras adicciones. Tenía que hacer un trabajo interior profundo para solucionar mis necesidades emocionales que constantemente buscaba satisfacer. No realizar esta tarea es la razón por la que tantas personas se quedan inmersas en la confusión y a mitad de proceso llegan a la conclusión de que son homosexuales. Todo esto por falta de valor o simplemente porque “compran” los mensajes políticamente correctos de afirmación gay. 

Nunca se involucraron en la tarea que podría haber aliviado ese daño emocional que experimentaron y que ahora está dirigiendo sus vidas. Quiero vivir un estilo de vida religiosa (como judío que soy) y parte de ese estilo de vida implica casarme con una persona del sexo opuesto y formar una familia. Con esta motivación, estoy decidido a buscar ayuda y recuperar esa masculinidad innata en mí y en el proceso lograr la reconstrucción en mí mismo como un hombre que puede ser auténtico y sentirse cómodo en ambientes masculinos. Quiero ser feliz relacionándome con otros hombres, sin sentir envidia de ellos y sin “sexualizarles”. No quiero tener pensamientos homosexuales, quiero tener relaciones sanas con otros hombres y ser capaz de relacionarse con ellos sin sexualizar la relación. Sé que esto lo lograré con esfuerzo y construiré la fortaleza que está en mi interior.

Mientras que las palabras ” naciste así ” y ” tú no puedes cambiar ” están pegados a mi coco, en el fondo sé que puedo cambiar. Poder cambiar no es un proceso que se hace de un día para otro, no ocurre tomándose una pastilla mágica, es tan difícil que a veces me desanimo con solo pensarlo, según voy adentrándome en el proceso.

Estoy convencido de la necesidad de organizaciones como Jonah (página web en EEUU para judíos) y otras, son importantes en un mundo tan desordenado y con tantas personas necesitadas de volver a su verdadero yo”.

Fuente: elenalorenzo.com

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