Este blog rinde honor y alabanza al Dios de nuestra salvación a Jesucristo el Señor.

martes, 27 de septiembre de 2022

La fiel providencia de Dios

Cuando le creemos a Dios vemos sus obras y milagros como respuesta a nuestras oraciones

¡Cuántas veces he visto la mano de Dios trabajar a mi favor, después de haberle presentado mis necesidades en oración! 

Han sido tantas las ocasiones que esto ha sucedido, que podría escribir varios libros sobre esto. No sólo he experimentado respuestas a mis oraciones en el sentido personal, sino también cuando he presentado necesidades junto con un grupo de apoyo. En este ensayo quisiera presentar algunos testimonios sobre el poder de la oración, cuando a estado envuelta alguna iglesia que he pastoreado. Debo decir que el principio es el mismo, simplemente creerle a Dios y a su Palabra. Jesús, hablando a sus discípulos, dijo: “En verdad os digo: todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. Además, os digo, que, si dos de vosotros se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan aquí en la tierra, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”, Mateo 18:18-20.

Para mediados del año 1980, mientras pastoreaba una iglesia en Camden, Nueva Jersey, compramos un pequeño edificio, el cual lo convertiríamos en nuestro templo. El local consistía en dos apartamentos de vivienda. Comenzamos a trabajar rápidamente y en poco tiempo habíamos demolido todas las paredes y comenzamos a arreglarlo. Siendo que la iglesia era una nueva obra contábamos con unos treinta miembros, la mayoría de los cuales no tenían suficientes recursos financieros. El trabajo de construcción lo estábamos haciendo con voluntarios, por falta de fondos. José A Cintrón, Ernesto Fre Sr., un joven cubano de nombre Ramón y yo éramos los trabajadores.  

Durante todo ese verano hacíamos “de tripas corazones” para poder suplementar la construcción. Cuando estábamos por terminar el trabajo para podernos mudar, un día, al llegar notamos que nos habían robado las puertas, el lavamanos, el inodoro, etc. En fin, durante la noche nos habían desmantelado el edificio. Imagínate la frustración que había en medio de la congregación. Manteniendo la calma, les dije: Desde hoy domingo vamos a comenzar una campaña de ayuno y oración hasta el próximo domingo. Recuerden de ser específicos en la petición que haremos. Un grupo de hermanos se dispuso a orar y ayunar, y comenzamos la campaña de oración. El próximo domingo dimos gracias a Dios y descansamos en Él. Todo se veía normal y parecía que nada ocurriría después de terminar. El siguiente día, lunes decidí salir a hacer trabajo personal y repartir tratados en otro barrio diferente a donde estaba el nuevo templo. 

Mientras caminaba por una de las calles de aquel lugar, de pronto vi a lo lejos a un pastor amigo mío, de nombre Rdo. Juan Correa. Estaba parado fuera de una casa que se encontraba a mi mano izquierda. Lo llamé fuertemente, pero no logré obtener su atención, pues en ese momento entró a la casa. Salí corriendo para alcanzarlo, y sin darme cuenta entré detrás de él, pero como no se detenía, lo seguí hasta la cocina en el interior de la casa. Sorprendido, se volteó para saludarme. Le dije: “¡Dios te bendiga Juan…! Pero… ¿qué es esto que veo aquí…? Las puertas, el lavamanos, el inodoro que nos robaron…” Juan me explicó que no sabía nada de eso, pues, él solamente era el carpintero que contrataron para hacer un trabajo en aquella casa. Inmediatamente llamó al dueño, que también se declaró inocente, alegando que el vecino le había vendido todo aquello.                                                                  

Al fin de cuenta me permitió llevarme los materiales voluntariamente. Ahora, ¿Qué posibilidades habría de que esto sucediera y en esas circunstancias? Entendí que no había posibilidad que se resolviera el asunto en esa forma. Solamente la misericordia de Dios, contestando nuestra oración por medio de un milagro…

Años más tarde, después de orar a Dios por dirección, comenzamos otra nueva iglesia en la misma ciudad de Camden, NJ. En esta ocasión la bendición fue tal, que en dos meses teníamos unas 64 personas, la mayoría de los cuales eran adultos. Entre las personas que se unieron al trabajo estaba el profesor José A Cintrón, mi amigo a quien he considerado como un hijo espiritual. También se unió un ministro de nombre Edwin Pérez. Este vino con su esposa Mayda, y cinco niñas pequeñas. Al poco tiempo lo nombré co-pastor de la congregación.                                                  

Noté que las niñas siempre se veían enfermitas, así que le pregunté a Mayda qué les sucedía. Me contestó que todas ellas padecían de un asma crónica, y que tenía que estarle dando tratamiento continuo con una pompa medicinal. Sentí tanta compasión por aquellas lindas niñas, que decidí presentárselas al Señor en oración. El domingo en la noche hablé con los hermanos, quienes se comprometieron ayunar un día por ellas y a orar cada día, por lo menos una hora, hasta el próximo domingo. Ese domingo la hna. Mayda llegó muy contenta al servicio de Escuela Bíblica en la mañana. ¿La razón de su alegría? ¡Dios había sanado a todas las 5 niñas…! Unos 28 años más tarde me encontré a Edwin Pérez y a Mayda en Kissimmee Florida. Mayda me dijo que hasta ese momento jamás habían padecido de asma ninguna de las niñas…!¡Gloria a Dios por su misericordia…! ¡Él es fiel a sus promesas…!

Mis amados hermanos, es tan fácil creerle a Dios. Sé que Él jamás faltará a sus promesas ni quebrantará lo que dice su Palabra. No porque se sienta obligado, como algunos predicadores dicen, sino porque es un Dios de verdad. Muchos quieren usar estrategias con Él y hasta tratan de “torcerle el brazo”, reclamándole sus promesas. A los tales digo que están ofendiendo la dignidad del Todopoderoso, y en lugar de su respuesta, lo que pueden es recibir malas consecuencias. Recuerda que Dios atiende al humilde y mira de lejos al altivo…

“Y cantarán de los caminos de Jehová, porque grande es la gloria de Jehová. Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos. Aunque yo ande en medio de la angustia, tú me vivificarás; extenderás tu mano contra la ira de mis enemigos, y tu diestra me salvará”, Salmos 138:5-7.

Amén Gloria a Dios, le paso lo que a mi, un día se metió a mi casa un ladrón me robo utensilios de cocina, electrodomésticos entre otras cosas ya que fue de día el robo. Cuando regrese a casa noté que me habían robado, me puse muy triste porque eran cosas que yo no podía comprar de momento y eran necesarias para mi vida cotidiana, lloré en la presencia del Señor y le oré diciéndole que me habían robado y que- Señor usted sabe que lo necesito y que no tengo dinero para comprar de nuevo todo, además en ese momento yo me encontraba lejos de casa había ido a la casa de una amiga pues nos habíamos puesto de acuerdo para orar, cuando le dije todo a Dios, salí al patio de mi casa y anduve buscando por todas partes, me cruce a la casa de al lado por la parte del patio trasero que había acceso, era una casa que estaba sola pues estaba en venta, tenia un baño en la parte del patio, fui hacia ese baño y cuan grande fue mi sorpresa que ahí estaban todas mis cosas acomodadas, pues el ladrón no pudo llevarse mis cosas ya que era de día y las dejó escondidas, creo que pensaba regresar por la noche para llevárselas, pero Gracias a Dios pude recuperar todo.

Fuente: Manel Jordan F (Facebok)

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