Cuan grandes cosas el Señor Jesús ha hecho conmigo.
Un día Jesús llegó a la región de los gadarenos y echó fuera una legión de demonios de un hombre. Cuando Jesús se iba el hombre quiso seguirle, pero Jesús no se lo permitió y le dijo “Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti”. Y el hombre se fue, y comenzó a contar cuán grandes cosas Jesús había hecho con él; y todos se maravillaban. Mr 5:1-20
El viernes 23 de octubre de 1998 estaba en un hotel de San Salvador. Mi cuerpo dio vueltas en el suelo y gritos salieron de mí boca: un espíritu inmundo salió de mí. Ahora ¿no tengo que contar todo como aquel hombre gadareno hizo?
Nací el 5 de octubre de 1966 en Etterbeek Bélgica. Fui bautizado diez días después según la costumbre en la iglesia Católica. Aconsejado por el médico mis padres se mudaron conmigo de Schaarbeek a Mechelen.
Tenía unos seis años cuando jugando recibí arena arcillosa en los ojos. El siguiente día veía todo doble. Mas tarde fui operado de un ojo. Pero seguía viendo doble. Empecé a usar lentes. A partir de mis doce años usaba lentes con prisma. Años después fui descartado para el servicio militar obligatorio por causa del defecto en mis ojos.
Fui a la escuela primaria en Mechelen de 1972 a 1978. Sin mucho esfuerzo siempre era de los primeros o el primero de mi grado. Estudié Latín Matemática en el Colegio San Rombout en Mechelen. Tres años más tarde era uno de los últimos de mi grado. Cuando tuve que dejar firmar mi primera mala nota por mi padre casi me quité la vida. Era muy introvertido. Muchas veces estaba de pie solo en el patio de recreo, hablando solo. Compañeros del grado me introdujeron a música como ELO, Deep Purple, Pink Floyd, etc. Con el grado fuimos a Londres y Paris.
Hice la primera comunión y la confirmación. En las clases de religión en la escuela primaria y secundaria aprendimos acerca del Dios de Israel y de Jesucristo. A menudo pensaba en esto y me hacía preguntas: si era cierto que Dios existía, que habría creado la tierra, que Jesucristo habría caminado sobre la faz de la tierra haciendo milagros tantos años antes, que habría muerto en la cruz y luego resucitado, etc. Pero no llegué a creer en aquella época.
En 1984 inicié el estudio de Informática en la Universidad Libre de Bruselas. Dejé de pensar en Dios y Jesús al rato. En los primeros años universitarios al acercarse los exámenes tenía un gran temor de que no aprobara. Incluso tenía pensado suicidarme si no pasara. Un amigo de casa un día nos prestó el libro “Tus zonas erróneas” de Wayne Dyer. Después de haberlo leído tomé la decisión de que jamás me suicidaría.
Después de licenciarme empecé a trabajar inmediatamente. Tuve una relación con una muchacha, pero todo ´terminó. Me quedé a vivir solo en el apartamento en Schaarbeek. En la noche después del trabajo iba a un café o restaurante o al cine. En el fin de semana a veces iba a discotecas. A veces sin rumbo daba vueltas con el carro por horas para luego regresar a casa agotado. Casi cada noche tomaba a solas. También tomaba pastillas de codeína. A menudo tomaba un gran vaso de licor junto con pastillas. Era adicto al sexo y a la pornografía. Iba a las prostitutas, a salones de masaje, a clubes eróticos, a cines pornográficos y a tiendas de artículos pornográficos. A solas en casa hacía toda clase de perversidades.
Me fascinaba todo lo esotérico. Compraba libros acerca de eso. Siempre leía mi horóscopo. También el horóscopo chino me atraía mucho. A pesar de mi libertinaje no era feliz. Un día a solas en el apartamento dije en voz alta a nadie: “Ya no quiero toda esa basura en mi vida. Quiero ser feliz. Ahora me voy a casar.” Era a finales de 1995. Poco tiempo después me encontré en una clase de Yoga con una mujer procedente de El Salvador. Empezamos una relación. En marzo de 1996 me dejé poner un tatuaje de un dibujo erótico en el omoplato derecho. Cuando al principio de 1996 mi amiga salvadoreña resultó encinta decidimos casarnos y mudarnos a su país.
Al principio de 1997 un conocido me invitó a un desayuno para hombres de negocios. No quería decirme de que se trataba realmente. Pero con los problemas de dinero que tenía la frase hombres de negocio sonaba bien interesante. Al fin mi curiosidad venció mi temor y fui. Resultó ser un evento de la Fraternidad Internacional de Hombres de Negocio del Evangelio Completo FIHNEC. Eso es la división hispanoparlante de la organización cristiana laica Full Gospel Business Men’s Fellowship International Esta organización está presente en casi todos los países del mundo a través de grupos locales llamados Capítulos. Testimonios personales son utilizados para guiar la gente a Jesús. En el evento oí la visión de la organización y un testimonio. Al final repetí una oración para reconciliarme con Dios.
En marzo de 1997 empecé en mi primer trabajo en El Salvador. En marzo de 1998 fui a un seminario de la FIHNEC. Fui confrontado con verdades como: “mira que te mando que te esfuerces y seas valiente” de Josué 1:9. También aprendimos como estructurar un testimonio. Salí nacido de nuevo de este seminario. En los meses siguientes buscaba a Dios de todo corazón y hacía cambios en mi vida. En eventos de FIHNEC oía testimonios. En una iglesia oía predicaciones. Leía en la Biblia. Oraba. Sintonizaba programas cristianos en la radio y en la televisión. Muchas veces nuevamente repetí la oración del pecador arrepentido. Un día reuní todos mis libros esotéricos y los destruí y boté todo.
¡En agosto de 1998 el Señor Jesús se manifestó a mí! Una noche estaba leyendo en la Biblia antes de acostarme. De repente era como si las letras del texto se movían. No pude seguir leyendo y me fui a acostar. Esta misma noche fui despertado de mi sueño. Me senté en la cama. Vi una luz blanca, brillante. En medio de ella vi un brazo extendido hacía mí, y la mano que me señalaba. Al mismo tiempo escuché una voz dentro de mí que me dijo: "Ven". El día siguiente me percaté de que Dios me dejó un recordatorio permanente de este llamamiento nocturno: un pequeño punto ciego en la parte inferior de mi ojo derecho. Puede observar un examen médico de esto aquí.
En septiembre nuestra hijita se enfermó. En la segunda semana de su enfermedad ayunaba cada día y clamaba a Dios. Por fin prometí a Dios ir a dar mi testimonio en todos los 36 capítulos de la FIHNEC en El Salvador si El la sanaría. Nuestra hijita sanó este mismo día. En los últimos 3 meses de 1998 fui a testificar en los 36 lugares.
El 18 de octubre de 1998 fui bautizado por inmersión total en agua. En la iglesia oí decir que es un mandamiento ser bautizado. Pero ya había sido bautizado siendo bebé. ¿Y ahora debía ser bautizado de nuevo? Me preguntaba que tenía que pensar de esto. Al mismo tiempo si tenía el deseo de dejarme bautizar porque se acercaba la Convención Nacional de la FIHNEC y quería ir “limpio” allí. Un día dije en oración: “¿Padre, tu realmente quieres que yo sea bautizado?” Unos días después me deslicé en un gran charco en el edificio de los baños de una estación de buses en la ciudad San Miguel. De repente estaba acostado de espalda en el agua sucia de los baños desbordados. Antes durante mis perversidades había ensuciado mi cuerpo entero muchas veces. Entendí que ahora Dios utilizó algo similar para hacerme comprender que mejor escogiera rápidamente el agua limpia del bautismo. El día siguiente me fui a la iglesia y me dejé bautizar.
¡El viernes 23 de octubre de 1998 un espíritu inmundo salió de mí!
Cinco días después de mi bautismo estaba en la Convención Nacional de la FIHNEC en el hotel Camino Real de San Salvador. Al final del evento de la noche se oró por muchas personas. De repente un hombre corrió hacia mí desde el otro lado del salón. Cuando llegó cerca de mí gritó “recibe la unción del Espíritu Santo”. Me empujó con ambos manos en el pecho y caí para atrás. Estaba acostado en la alfombra y cerré los ojos. Entonces otro hombre vino a orar por mí. De repente mi cuerpo dio vueltas en el piso y gritos salieron de mi boca. Cuando esto terminó me acordé de mi tatuaje y sentí que lo tenía que mostrar. Me quité la chaqueta, corbata y camisa, mostré el tatuaje y volví a acostarme. El hombre oró nuevamente por mí. Mi cuerpo dio más vueltas y más gritos salieron de mi boca. Al mismo tiempo sentía un poder extraño moviéndose a través de todo mi cuerpo.
Cinco días después de mi bautismo estaba en la Convención Nacional de la FIHNEC en el hotel Camino Real de San Salvador. Al final del evento de la noche se oró por muchas personas. De repente un hombre corrió hacia mí desde el otro lado del salón. Cuando llegó cerca de mí gritó “recibe la unción del Espíritu Santo”. Me empujó con ambos manos en el pecho y caí para atrás. Estaba acostado en la alfombra y cerré los ojos. Entonces otro hombre vino a orar por mí. De repente mi cuerpo dio vueltas en el piso y gritos salieron de mi boca. Cuando esto terminó me acordé de mi tatuaje y sentí que lo tenía que mostrar. Me quité la chaqueta, corbata y camisa, mostré el tatuaje y volví a acostarme. El hombre oró nuevamente por mí. Mi cuerpo dio más vueltas y más gritos salieron de mi boca. Al mismo tiempo sentía un poder extraño moviéndose a través de todo mi cuerpo.
Cuando mi cuerpo dejó de dar vueltas y ya no había gritos sentía este poder extraño presente solo en mis manos. Entonces me arrodillé y en voz alta pedí perdón al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo por todo lo que había hecho antes. Después de esta oración aquel poder extraño se fue de mis manos también. Me levanté y me vestí. Entendí qué era lo que me había sucedido realmente cuando un tiempo después leí una historia de Jesús echando fuera un espíritu inmundo de un hombre: Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él! Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él. Mr 1:25-26 ¡Lo mismo me había sucedido! Me quedé muy impresionado con eso y el temor de Dios cayó sobre mí.
Ocho días más tarde, 31 de octubre de 1998, testifiqué en vivo en un programa de la FIHNEC en la estación de televisión local Canal 17.
En mayo de 1999 terminé una primera lectura completa de la Biblia.
12 de enero de 2001 la estación de televisión cristiana Enlace-TBN transmitió mi testimonio desde Costa Rica hacía todos los países latinos.
Fuego del Señor. Junio del 2001 saqué 80 copias de mi testimonio para repartirlas el siguiente día a los compañeros en el trabajo. Pero sabía muy bien que no iba poder levantarme así no más y repartir copias mientras todos estuvieran sentados trabajando. Alrededor de la medianoche oré a Dios con la frente en el piso. Pedí que me diera el valor para repartir los testimonios y que hiciera "algo especial". Viernes 29 de junio en la tarde hubo un corto circuito en la acometida eléctrica del centro de cómputo de la empresa. No hubo generador de emergencia. Todos los servidores con los sistemas informáticos tuvieron que ser apagados. Con la base de datos fuera de uso el personal administrativo se quedó sin su herramienta de trabajo por varias horas. Al rato se levantaron y empezaron a pasearse y a platicar. En medio de este caos yo me levanté también y repartí las copias. Sí, Dios hizo "algo especial", como en de la historia de Elías contra los 450 profetas de Baal cuando cayó fuego de Jehová. 1 Reyes 18:36-39
Sanidad de la doble vista en mis ojos.
Había orado muchas veces por ser sanado de mi doble vista. En un momento dado llegué a creer verdaderamente. En mis oraciones decía: “Señor, te suplico que sanes mis ojos. Creo que si tu quisieras, ahorita mismo sanarías mis ojos. Tal vez por alguna razón todavía no lo haces. Pero creo que tú puedes sanar mis ojos.” Esta fe fue el primer ingrediente para la sanación. El segundo ingrediente fue ser testigo fiel para el Señor.
En la FIHNEC somos formados para testificar. Y el Espíritu Santo actuaba sobre mí y me dio convicción para publicarlas en mi sitio web. El lunes 11 de marzo de 2002,, fui sanado de la doble vista en mis ojos durante una oración con imposición de manos. ¡Gloria a Dios!
Querido lector: fui preparado para una vida exitosa. Pero fui inundado y apoderado por las ofertas de placer en esta vida. Y me perdía cada vez más y más. Pero Mateo 18:11 dice: “Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.” Jesús intervino en mi vida. Me salvó de mi estado de perdición y me dio una nueva vida. Él está dispuesto a hacer lo mismo para usted. ¿Se deja salvar usted también?
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