“Las naciones verán, y se avergonzarán de todo su poderío; pondrán la mano sobre su boca, ensordecerán sus oídos”. Miqueas 7:16
Me encontraba en una sala acogedora con algunos muebles, en el centro se hallaba una mesa grande; todo se veía bien, de repente desde una pared aparecieron dos varones de aspecto casi igual con un aire de rectitud y de gran respeto. Me observaron y luego comenzaron a ordenar unas cosas; vi que eran flores, y eran de diversos colores y tamaños, las que mas habían eran como rosas de color rojo.
Los varones estaban formando ramilletes, y dejaban las flores mas grandes y oscuras al medio. Cuando las tuvieron todas ordenadas y listas se dirigieron hacia afuera de la casa. Senti que debía ir con ellos, y fui.
Estando afuera en un costado de la casa ellos se detuvieron, tomaron algunos de esos ramos y se colocaron de frente hacia el cielo, yo no entendía lo que ellos hacían; luego uno de los varones curvó su cuerpo para tomar un gran impulso, y el ramo de flores que tenia en su mano lo lanzó muy fuerte hacia la altura de los cielos.
El ramo subió muy alto y luego comenzó a caer por el aire no derecho hacia abajo ni tan rápido, volaba para el lado y luego se fue cayendo y pronto cayó sobre la tierra; yo me preguntaba ¿porqué hacía eso? Los mismos varones me contestaron sin hablar. Esos ramilletes de flores significaban las naciones y la caída de esos ramos era el juicio de Dios que pronto vendría sobre ellas. Entonces supe que esos varones eran ángeles del Dios Altísimo.
Los ángeles continuaron y vi como al tirar el siguiente ramo aquellas flores que eran semejantes a las rosas de un rojo intenso, grandes y muy bonitas; cuando llegaron a la altura el ramo se desarmó y mientras iban cayendo las flores comenzaron a cambiar de color se iban oscureciendo mas y mas hasta quedar completamente negras las flores volaban por el aire, hasta que todas cayeron sobre la tierra.
En ese momento yo sabía que esas flores negras eran las naciones mas grandes del mundo, y que el juicio que Dios les envíaría sería igual de grande para todas ellas.
La nación que se me vino a la memoria en aquella hora fue EE.UU.
Inmediatamente algo grande y terrible comenzó a suceder en la tierra. Escuché llantos y gritos de desesperación y de dolor de mucha gente, fuertes explosiones y gran humo que subía al cielo, desde mi lugar, se oia como un gran estruendo y mucho ruido que surcaba los aires, parecía que la guerra había estallado; se sentían estampidos y bocinas como de emergencia. La gente corría de un lado a otro fuera de control era un caos total.
Yo sentí mucha pena y miedo por todo lo que estaba aconteciendo, se seguía escuchando como la gente entraba en pánico y gritaban y lloraban con gran dolor, las balaceras y disparos de armas militares se notaban en medio de las catástrofes. En medio de todo eso yo quería mirar lo que acontecía. Traté de subirme arriba de algo para ver bien lo que pasaba, pero aquellos varones no me lo permitieron.
Me tomaron y me llevaron hacia dentro de la casa donde estábamos y ahí me dejaron. Pero yo seguí insistiendo en ir a mirar; y ver lo que pasaba en el mundo; y de nuevo me dirigí hacia afuera, pero cuan grande fue mi sorpresa cuando al salir ví que los varones me habían franqueado la pasada, instantáneamente levantaron una muralla bien alta para que yo no pudiera pasar; y aun así yo quería ir a mirar, y traté de buscar como subirme por esa muralla, pero no lo conseguí. Así me tuve que quedar en aquella casa, al estar ahí sentía una gran paz y seguridad; parecía estar en una verdadera fortaleza, no tenía miedo ni tristeza, era como que si nada hubiera pasado.
En la sala observé al fondo por unos ventanales, unas praderas verdes muy hermosas, todo era limpio y ordenado, no había malezas, ni basura ni nada parecido, todo era perfecto, una gran luz llenaba toda esa extensión; los cielos eran de colores preciosos; yo pensaba emocionada en mi corazón, que ganas de ir a vivir allí, y decía ¿Cómo será vivir en un lugar como ese?.
Salí de mi asombro, por la llegada de unas mujeres vestidas con vestiduras blancas, andaban preparando la mesa de la sala; colocaron toda clase de cubiertos y servicios, se veía todo muy fino y muy limpio, ellas iban y venían hasta que ya faltaba solo la comida, vi el primer plato con una deliciosa comida, yo quería servirme ya. Aquellas mujeres irradiaban paz y amor, yo me sentía muy bien en ese lugar, y así deseaba continuar, ya no me acordaba de nada de lo que había ocurrido en la tierra. Todo había terminado para mí.
“Hice destruir naciones; sus habitaciones están asoladas: hice desiertas sus calles, hasta no quedar quien pase; sus ciudades están asoladas hasta no quedar hombre, hasta no quedar habitante”, Sofonias 3:6
“Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados, por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra”. Isaias 24:4-6
Me encontraba en una sala acogedora con algunos muebles, en el centro se hallaba una mesa grande; todo se veía bien, de repente desde una pared aparecieron dos varones de aspecto casi igual con un aire de rectitud y de gran respeto. Me observaron y luego comenzaron a ordenar unas cosas; vi que eran flores, y eran de diversos colores y tamaños, las que mas habían eran como rosas de color rojo.
Los varones estaban formando ramilletes, y dejaban las flores mas grandes y oscuras al medio. Cuando las tuvieron todas ordenadas y listas se dirigieron hacia afuera de la casa. Senti que debía ir con ellos, y fui.
Estando afuera en un costado de la casa ellos se detuvieron, tomaron algunos de esos ramos y se colocaron de frente hacia el cielo, yo no entendía lo que ellos hacían; luego uno de los varones curvó su cuerpo para tomar un gran impulso, y el ramo de flores que tenia en su mano lo lanzó muy fuerte hacia la altura de los cielos.
El ramo subió muy alto y luego comenzó a caer por el aire no derecho hacia abajo ni tan rápido, volaba para el lado y luego se fue cayendo y pronto cayó sobre la tierra; yo me preguntaba ¿porqué hacía eso? Los mismos varones me contestaron sin hablar. Esos ramilletes de flores significaban las naciones y la caída de esos ramos era el juicio de Dios que pronto vendría sobre ellas. Entonces supe que esos varones eran ángeles del Dios Altísimo.
Los ángeles continuaron y vi como al tirar el siguiente ramo aquellas flores que eran semejantes a las rosas de un rojo intenso, grandes y muy bonitas; cuando llegaron a la altura el ramo se desarmó y mientras iban cayendo las flores comenzaron a cambiar de color se iban oscureciendo mas y mas hasta quedar completamente negras las flores volaban por el aire, hasta que todas cayeron sobre la tierra.
En ese momento yo sabía que esas flores negras eran las naciones mas grandes del mundo, y que el juicio que Dios les envíaría sería igual de grande para todas ellas.
La nación que se me vino a la memoria en aquella hora fue EE.UU.
Inmediatamente algo grande y terrible comenzó a suceder en la tierra. Escuché llantos y gritos de desesperación y de dolor de mucha gente, fuertes explosiones y gran humo que subía al cielo, desde mi lugar, se oia como un gran estruendo y mucho ruido que surcaba los aires, parecía que la guerra había estallado; se sentían estampidos y bocinas como de emergencia. La gente corría de un lado a otro fuera de control era un caos total.
Yo sentí mucha pena y miedo por todo lo que estaba aconteciendo, se seguía escuchando como la gente entraba en pánico y gritaban y lloraban con gran dolor, las balaceras y disparos de armas militares se notaban en medio de las catástrofes. En medio de todo eso yo quería mirar lo que acontecía. Traté de subirme arriba de algo para ver bien lo que pasaba, pero aquellos varones no me lo permitieron.
Me tomaron y me llevaron hacia dentro de la casa donde estábamos y ahí me dejaron. Pero yo seguí insistiendo en ir a mirar; y ver lo que pasaba en el mundo; y de nuevo me dirigí hacia afuera, pero cuan grande fue mi sorpresa cuando al salir ví que los varones me habían franqueado la pasada, instantáneamente levantaron una muralla bien alta para que yo no pudiera pasar; y aun así yo quería ir a mirar, y traté de buscar como subirme por esa muralla, pero no lo conseguí. Así me tuve que quedar en aquella casa, al estar ahí sentía una gran paz y seguridad; parecía estar en una verdadera fortaleza, no tenía miedo ni tristeza, era como que si nada hubiera pasado.
En la sala observé al fondo por unos ventanales, unas praderas verdes muy hermosas, todo era limpio y ordenado, no había malezas, ni basura ni nada parecido, todo era perfecto, una gran luz llenaba toda esa extensión; los cielos eran de colores preciosos; yo pensaba emocionada en mi corazón, que ganas de ir a vivir allí, y decía ¿Cómo será vivir en un lugar como ese?.
Salí de mi asombro, por la llegada de unas mujeres vestidas con vestiduras blancas, andaban preparando la mesa de la sala; colocaron toda clase de cubiertos y servicios, se veía todo muy fino y muy limpio, ellas iban y venían hasta que ya faltaba solo la comida, vi el primer plato con una deliciosa comida, yo quería servirme ya. Aquellas mujeres irradiaban paz y amor, yo me sentía muy bien en ese lugar, y así deseaba continuar, ya no me acordaba de nada de lo que había ocurrido en la tierra. Todo había terminado para mí.
“Hice destruir naciones; sus habitaciones están asoladas: hice desiertas sus calles, hasta no quedar quien pase; sus ciudades están asoladas hasta no quedar hombre, hasta no quedar habitante”, Sofonias 3:6
“Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados, por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra”. Isaias 24:4-6
Hermanita Nohemí,saludos desde Lima Perú, en Cristo somos más que vencedores y nos gozamos en su pronta venida.
ResponderEliminarAunque nos duele tanto todo nuestros er por tanta maldad en la tioerra,sabemos que nuestras oraciones y lágrimas las recibe el Señor.
Qué impactante la revelación que ha recibido mi hermana,las flores negras me hacen pensar en que una vida tan hermosa que Dios nos ha dado a las naciones, la maldad e impiedad las han convertido en negras y densas tinieblas, porque la sangre de los inocentes abortados, abandonados , asesinados por sus propios pàdres claman por justicia, y todas las demás maldades que el hombre comete ya el Señor no la puede soportar, el juicio a las naciones ya empezó y se acelera-; duele, solamente atino a lo más grandioso refugiarme en sus brazos e interceder por las naciones; intecerceder por los inocentes, por su Iglesia, por los más necesitados de salud, de comida, de agua, d ejusticia...Papito viene pronto ¿Cómo hallará a su amada Iglesia?, a mí me apura ma´s a predicar el evangelio, veo un mover del Espíritu Santo muy peculiar y muy amorso, muy misericordioso, veo como vienen los elegidos al Señor, veo cosas increibles en cuanto a salvación como también más maldad e impiedad en los que aborrecen a Dios.
Hermana amada,yo también recibí una revelación corta pero hermosa a cerca del Libro de la Vida; y mi hijo hoy d emadrigada recibió otra acerca de las señales en los astros, se lo enviaré por email.
El Señor acaricie su corazón y siga con su ministerio tan grande, la tengo en mis oraciones y clamó que sean libertadas las almas d elas cárceles de su propio pecado.
¡¡EN CRISTO JESÚSU¡¡
ROSARIO GARCÍA.
Amada hna Rosario muchas gracias por sus buenas
ResponderEliminarpalabras y por sus oraciones. El Señor se lo va a
recompensar, siga adelante en Cristo Jesus junto a su linda familia, necesito su correo para hablar
mas con usted enviemelo pronto, bendiciones.