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jueves, 27 de marzo de 2025
Los antepasados de la fe que vencieron las tentaciones
Satanás tentó a los hijos de Dios con toda clase de planes malvados desde la creación del mundo. Tenemos que vencer todas las tentaciones de Satanás para ir al eterno reino de los cielos. Hay muchos registros de los antepasados de la fe que fueron bendecidos al vencer las tentaciones de Satanás. Estudiemos sobre la actitud de fe que debemos tener para vencer las tentaciones con buenas obras.
1. Jesús
Después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, Jesús fue tentado por el diablo tres veces, lo cual muestra que seremos tentados de la misma manera al creer en Jesús y al seguirlo. La primera tentación de Jesús fue del punto más débil de los hombres, la comida. Jesús venció la primera tentación con estas palabras: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. La segunda tentación fue de probar el poder de Dios. Jesús venció al diablo con estas palabras: “No tentarás al Señor tu Dios”. La tercera tentación fue de riqueza y gloria del mundo a cambio de adorar a Satanás. Jesús venció al diablo diciendo: “Vete, Satanás, porque escrito está: Al señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás”. La victoria de Jesús ante tales tentaciones de Satanás es un ejemplo para nosotros de que podemos vencer cualquier tentación y que debemos vencerla (Mt. 4:1-11).
2. Job
Satanás dio muchas pruebas para tentar a Job que creía firmemente en Dios. Ya que Dios había permitido al diablo probar a Job con dificultades, Job perdió todos sus bienes e, incluso, a sus hijos; y también fue herido con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. Además, aun su mujer le dijo: “Maldice a Dios, y muérete”. Job, sin embargo, no abandonó su fe, sino que la guardó firmemente, teniendo paciencia hasta el fin. De esta manera, Dios derramó grandes bendiciones sobre él porque superó las tentaciones, y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job. Y tuvo hermosos hijos e hijas. En consecuencia, Job pudo vivir sirviendo a Dios y teniendo más felicidad y bendición que antes.
3. José
Los hermanos de José lo envidiaron y lo enviaron a Egipto adonde fue como esclavo a Potifar, uno de los oficiales de Faraón y capitán de la guardia. En ese momento, una gran tentación llegó a José. La esposa de Potifar vio que José era fuerte y de buen parecer y lo tentaba cada día (Gn. 39:7-10). No obstante, José pensó en Dios y no cayó en la tentación. Asimismo, José venció la tentación de Satanás pensando solamente en Dios, y se convirtió en gobernador de Egipto con la ayuda de Dios, y pudo salvar a sus padres y a sus hermanos (Gn. 41:40-43).
4. El apóstol Pablo
Cinco veces el apóstol Pablo recibió cuarenta azotes menos uno, por haber estado predicando el evangelio, una vez apedreado, una noche y un día como náufrago; estuvo en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de su nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en la tierra, peligro entre falsos hermanos, en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez (2 Co. 11:23-28). Aun bajo estas tentaciones tan difíciles, Pablo guardó la fe y concluyó su misión de predicar el evangelio hasta el final, por lo que pudo obtener la corona de la justicia reservada en el reino de los cielos (2 Co. 11:23-28).
5. Daniel
Daniel recibió la amenaza y tentación de que sería echado al foso de los leones si oraba a otro excepto al rey. Pese a esto, oraba tres veces al día con la ventana abierta hacia Jerusalén. Como resultado, fue echado al foso de los leones por violar la orden del rey. Pero fue protegido y salvo en medio de los leones por la ayuda de Dios. A través de esto, mostró la gloria de Dios grandemente ante muchas personas (Dn. 6:1-28).
6. Sadrac, Mesac y Abed-nego
Sadrac, Mesac y Abed-nego, los tres amigos de Daniel, fueron amenazados con ser echados dentro de un horno de fuego ardiendo si no se postraban y adoraban la imagen de oro. Pero ellos nunca la adoraron, manteniendo firme su fe hasta el final. Finalmente fueron echados dentro del horno calentado siete veces más de lo acostumbrado, pero el fuego no tuvo poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se quemó, y ni siquiera olor de fuego tuvieron cuando salieron del fuego. Nabucodonosor rey de Babilonia y sus sátrapas y consejeros se sorprendieron y se arrepintieron ante Dios. Además, Sadrac, Mesac y Abed-nego obtuvieron puestos más importantes en la provincia de Babilonia (Dn. 3:1-30).
Hay fuerzas malignas que obstaculizan nuestra fe y nos impiden seguir la voluntad de Dios también en esta época. No obstante, debemos guardar nuestra fe en Dios como los antepasados en la Biblia, que recibieron grandes bendiciones después de guardar su fe incluso en grandes dificultades hasta el final y entraron en el reino de los cielos.
Fuente: https://watv.org/
lunes, 24 de marzo de 2025
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domingo, 9 de febrero de 2025
sábado, 1 de febrero de 2025
Soltera, en Cristo tu vida no está incompleta.
«¿Cómo es posible que una joven tan agradable no se haya casado todavía?». «Ella se ve tan bien, ¿será que hay algo extraño con ella, pues no ha logrado conseguir un esposo?».
Puede que te hayan dicho alguna frase como estas, y quizás hasta te has preguntado si genuinamente algo anda mal contigo, de modo que estas ideas han comenzado a definir tu identidad y valor.
Lamentablemente, muchos ven la soltería como una situación que necesita ser solucionada, cuando en realidad la soltería no es un problema ni representa algo malo. La Biblia enseña que la soltería es un regalo de Dios.
Pensar en la soltería como un inconveniente representa una idea equivocada y pone en evidencia un problema mucho mayor detrás. Te invito a analizar por qué es una idea equivocada y qué evidencia sobre nosotras pensar así.
La bendición más grande no es el matrimonio
Ver la soltería como un problema, como algo que toda mujer soltera «necesita arreglar en su vida», implica que el matrimonio es la bendición más grande que podemos tener en esta vida. Es como si estuviéramos diciendo que el punto al que debemos llegar para ser felices es el matrimonio. Mi querida amiga, esto no es verdad. Cuando vemos las cosas de esta manera, estamos poniendo el matrimonio en el lugar de Dios y eso es idolatría.
Aunque el matrimonio es bueno y es un regalo de Dios, no es la mayor bendición que podamos tener. Jesús es nuestra mayor bendición
Permíteme aclarar algo —pues no quiero ser simplista y más por el hecho de que estoy casada—: No está mal desear el matrimonio; no está mal anhelar que el Señor nos conceda el regalo de un esposo. El matrimonio es una gran bendición y una unión especial como no hay otra entre los seres humanos.
El problema está cuando el deseo por casarnos se convierte en nuestra adoración. Cuando depositamos nuestra esperanza en eso que anhelamos. Cuando pensamos que el matrimonio es lo que necesitamos para ser felices. Cuando nos vemos incompletas por no estar casadas. Si esto sucede, hemos puesto la relación matrimonial como el bien mayor.
Aunque el matrimonio es bueno y es un regalo de Dios, no es la mayor bendición que podamos tener. Jesús es nuestra mayor bendición. Si estás soltera, tu soltería no te define ni te da identidad. Tu identidad te la da tu unión con Cristo, no ninguna unión terrenal.
Mira lo que la Biblia dice acerca de aquellos que estamos en Cristo (ya sea que seamos solteros o casados):
Somos escogidos, santos y amados (Col 3:12). Somos adoptados por Dios como hijos (Ro 8:15).Tenemos una esperanza viva y una herencia en los cielos (1 P 1:3-4).Todavía no se ha manifestado lo que nos espera (1 Jn 3:2).
Ningún estado terrenal define lo que somos. Nuestra identidad está en lo que Jesús ha hecho a nuestro favor y en nuestra eterna unión con Él. Es justamente por nuestra unión con Él que podemos decir que, en Jesús, nuestras vidas están completas, como nos dice Pablo «y ustedes han sido hechos completos en Él, que es la cabeza sobre todo poder y autoridad» (Col 2:10).
No hay relación terrenal que pueda darnos la plenitud que en Cristo está disponible para nosotras. Pudiéramos llegar a perderlo todo, pero, si tenemos a Cristo, nuestras vidas siguen estando completas en Él. Cristo…
Es camino, si alguien está errante;Es vestidura, si desnudo alguien está;Si hay oportunidad al hambre, Él es pan;Si alguien es esclavo, Él es libre;Si alguien solo es débil, ¡Él es fuerte!;A los muertos, es vida, a los enfermos salud;A los ciegos vista, a los pobres, provisión
Tú vida está en marcha
Ahora bien, algo más que debemos tener en cuenta en la soltería es que la vida no comienza cuando llegamos al matrimonio. Permíteme ilustrarlo de esta forma:
Si estás soltera, tu soltería no te define ni te da identidad. Tu identidad te la da tu unión con Cristo, no ninguna unión terrenal
Imagina que vas a entrar a ver una obra de teatro y, mientras esperas en el lobby, estás muy atenta al momento en el que se abrirán las puertas. En ese tiempo, tienes pequeñas conversaciones y tratas de limitar lo que haces, porque estás a la espera de que inicie aquello por lo que estás allí: la obra de teatro. De manera similar, en medio de la soltería, podemos tener la tentación de vernos «en el lobby» a la espera de lo que pensamos es la gran obra: el matrimonio.
Si vemos nuestra vida así, terminamos limitando lo que hacemos y dejamos de vivir en plenitud, porque el deseo por una relación matrimonial se ha convertido en nuestro centro. Pero déjame decirte que, si estás soltera, tu vida no está en pausa hasta que llegue el matrimonio. Tu vida está en marcha exactamente en el lugar en el que Dios la quiere. Cada etapa en la que nos encontramos tiene propósitos diferentes y tiene formas distintas en las que podemos reflejar a nuestro Señor.
Tu vida ya está en curso y tienes la oportunidad de servir a Dios y honrarle en el lugar en el que tu Señor te ha puesto, y en el estado civil en el que estás ahora mismo. Así que, por Cristo y en Cristo, te animo a vivir tu soltería en plenitud: buscando a Dios con diligencia, sirviendo a Su reino con todo lo que tienes, dándote por los demás con tu tiempo y recursos, recordando en todo momento quién eres en Jesús y tu perfecta unión con Él.
Fuente: https://www.coalicionporelevangelio.org/