Este blog rinde honor y alabanza al Dios de nuestra salvación a Jesucristo el Señor.

domingo, 10 de febrero de 2013

La desnudez y las playas


LA BIBLIA NO APOYA EL DESTAPE


La desnudez, en el contexto bíblico, está puesta siempre como un asunto vergonzoso. En diferentes ocasiones Dios habla al pueblo de Israel con la amenaza de desnudarle para que sufra vergüenza delante de las demás naciones.

Aquí hacemos referencia al caso de Oseas 2:3 donde el Señor aconseja a Israel que sea obediente y que no “adultere”. Estamos de acuerdo que el lenguaje es simbólico y figurado, pero precisamente por eso es que se emplea una figura real, que pueda servir como ejemplo. El versículo dice: “…no sea que yo la despoje y desnude, y la ponga como el día que nació...”. Alguien podría decir: Pero aquí Dios se está refiriendo a una desnudez total, y en la playa no hay que desnudarse del todo. Y es cierto, pero; ¿no es verdad que se está muy cerca? Por otro lado, veamos ahora lo que dijo Dios a otras naciones. Isaías 20:3-4: “Y dijo Jehová: De la manera que anduvo mi siervo Isaías desnudo y descalzo tres años, por señal y pronóstico sobre Egipto y sobre Etiopía, así llevará el rey de Asiria a los cautivos de Egipto y los deportados de Etiopía, a jóvenes y a ancianos, desnudos y descalzos y descubiertas las nalgas para vergüenza de Egipto”. Aquí vemos de nuevo como la desnudez es sinónimo de vergüenza.

Quizás hay que decir que la desnudez en la Biblia no siempre se entiende por desnudez total, sino que el hecho de ir en “paños menores” se cataloga como desnudez. Leemos en Nahum 3:5, en la profecía contra Nínive,  Dios vuelve a decir: “Heme aquí contra ti, dice Jehová de los ejércitos, y descubriré tus faldas en tu rostro, y mostraré a las naciones tu desnudez, y a los reinos tu vergüenza”. El hecho de que las faldas fuesen levantadas no presupone que no hubiese ninguna otra prenda interior, sin embargo esto es de por sí desnudez.

Así que, los pasajes que hemos leído y otros más que podríamos exponer, nos hablan de que la desnudez es signo de vergüenza. Pero aún queremos proponer la consideración de este otro pasaje menos simbólico y más realista y práctico. Se trata del caso del apóstol Pedro. En Juan 21:7 se nos muestra que Pedro estaba en la barca intentando pescar, y así mismo se nos dice que cuando Juan le anunció la visita de Jesús en la playa, Pedro se ciñó la ropa, porque se había despojado de ella. Es curioso notar como estando desnudo, aunque no podríamos imaginar que estuviese completamente desnudo, se vistió para ir a ver al Maestro. ¿Por qué no iría Pedro tal como estaba? Al fin y al cabo estaba en la playa. ¿No podría Pedro haber tenido buena excusa para no tener que vestirse? Pero al parecer, ni su consabido ímpetu le hizo olvidar que debía vestirse.

Aún hay otro argumento mayor. Por años no había podido comprender por qué Pedro se había vestido para echarse en el mar. Él hizo todo lo contrario de lo que la gente hace hoy. ¿Vestirse para echarse al agua…?  Pero el problema estaba en mí, yo todavía no veía con claridad lo que ahora, por la gracia del Señor, puedo ver. Pedro no quería sentirse avergonzado por su falta de vestimenta. Debemos notar que él estaba entre sus compañeros en la barca. Todos eran hombres. No creo que Pedro hubiese estado de la misma manera entre personas del sexo opuesto. No obstante, teniendo en cuenta que Jesús también era un hombre, aun así Pedro no se presentó tal como estaba ante el Señor. Quizás la lección sea sencilla y clara a la vez. Si Pedro se vistió para encontrarse con Jesús, ¿cómo

estamos nosotros esperando ver a Jesús viniendo en la nubes cuando estamos desnudos (en el contexto bíblico) en las playas? ¿Estamos, realmente, esperando al Señor? ¿No sería mejor y de su agrado que cuando él venga nos encuentre vestidos con honestidad y corrección? Sería, pues, bueno que tuviésemos la devoción y respeto que Pedro tuvo. Si acaso decimos que nos es igual, es que en realidad no amamos al Señor como debemos, ni siquiera en lo mínimo, puesto que, sabiendo que Él no se agrada de la desnudez del cuerpo, a nosotros nos daría igual que nos hallara vestidos o desnudos.

Hermano, ¿crees que el Señor puede venir en cualquier momento? No le esperes desnudo. La Biblia no apoya la desnudez, pero el mundo, por otro lado si lo hace, ¿a quién seguirás? ¿A quién querrás ser agradable?

NO DEBERÍA GUSTARNOS QUE NOS VEAN EN “PAÑOS MENORES”

No puedo comprender que haya hombres y mujeres que siendo personas respetables, no den importancia a ser vistos casi desnudos. Seguramente, si alguien les viese igualmente vestidos en casa o en otro lugar, dirían: “Qué vergüenza, me han visto”; sin embargo, en la playa todo se perdona.

Debemos preguntarnos: ¿Es que en la playa no se te ve lo mismo que se te ve en cualquier otro lugar? Quizá algunos pretenden usar el argumento que dice: Aquí no se nota tanto porque todos vamos igual. Aquellos que razonan así están usando el mismo razonamiento que los nudistas: “En la playa todos vamos iguales y aquí no tiene importancia”. Pero la desnudez es desnudez donde sea. El hecho de que el pecado sea colectivo no lo hace menos pecado. Además, nadie podrá negar que la primera vez que vas a la playa al comenzar la temporada, sientes una cierta vergüenza que tienes que vencer hasta que te acostumbras.

Fuente: .revistafundamentosbiblicos.com