Este blog rinde honor y alabanza al Dios de nuestra salvación a Jesucristo el Señor.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

La iglesia se va y aparece la bestia

Visión del Rapto de Sandy Bergmann



En la madrugada mi espíritu clamaba, yo sentía que me iba, o sea sentía que me estaba muriendo. Pero de Repente me vi como en la sala de una casa, y una puerta se abrió un poco, y yo vi que de los cuatros puntos cardinales se levantaba un viento recio y soplaba muy fuerte, y ese viento se elevaba hacia lo alto, y escuché una voz que dijo: ¡Sube Acá!

Esa orden había sido dada a la iglesia y desde los cuatros punto cardinales empezaron a subir cuerpos transformados. Yo empecé a elevarme, pero me quedé en el firmamento, y no podía seguir subiendo como los demás. Al ver que no seguía subiendo me llene de miedo y de pánico, porque yo no podía creer que me había quedado.

Estando en el firmamento mi cuerpo fue trasladado a otro lugar. Ese lugar parecía un estadio muy grande, era tan grande que mis ojos no podían verle el final, y ese estadio estaba lleno de toda clase de demonios, de todo tamaño, y rango. Ellos estaban allí reunidos y aplaudían con algarabía. Y entonces oí una voz que hablo y dijo: - Ha llegado el momento de que se manifiesten: El Anticristo, La Bestia y el falso profeta, porque quién impedía su manifestación, ya no esta aquí.

En ese instante de debajo de la tierra empezó a subir una Bestia espantosa. Era algo que humanamente es difícil de describir. Los demonios aplaudían porque su hora había llegado. Y quien detenía la manifestación del Anticristo era la iglesia, y la iglesia ya se había ido.

Yo necesitaba salir de allí, pero no había manera de hacerlo, y aunque estaba mirándolo todo desde los aires, parecía que el cielo había sido cerrado. Yo sentía desesperación, me sentía atrapada. Hasta que vino un personaje con ala de águila, pero con rostro de humano y se acerco a mí y me dijo: He venido a sacarte de aquí, Sal por ese orificio, y de repente se hizo un hueco muy pequeño y por ahí pude salir. 

Cuando salí de ahí, me vi por las calles y todo parecía normal, pero yo empecé a gritar con desesperación y decirle a la gente lo que el Señor me decía, y era que se arrepintieran porque el tiempo se había acabado. Pero la gente no me hacía caso, para todo ellos las cosas que yo le decía no eran nuevas.

Me vi al frente de muchas iglesias, y les gritaba a los pastores desde la calle que el Señor le decía que se prepararan y que se arrepientan porque el tiempo se había acabado. Pero ellos me ignoraban, y le decían a la gente que subieran al templo, porque la actividad ya iba a comenzar, otros pastores les decían a la gente: vengan que ya vamos a empezar el concierto. Todo lo que esas iglesias presentaban era pura animación, puro entretenimiento, pero nada de oración, de ayuno, ni de vigilia.