martes, 31 de diciembre de 2024

¿Quiere Dios que seamos felices?

¿Alguna vez te has preguntado, basándote en la Palabra de Dios, si Dios quiere que seamos felices?

¿Le importa eso? ¿Le importan las pequeñas preocupaciones de nuestra vida o lo que más le interesa es llevarnos al cielo? 

En todo el mundo, en todas las culturas, la gente busca la felicidad. La gente busca en todo tipo de lugares diferentes una ayuda para cubrir, adormecer u olvidar el dolor de esta vida. 

He escuchado a muchos cristianos bien intencionados decir: "Dios no quiere que seas feliz. Quiere que seas santo". Esta respuesta suena bíblica e intensa, así que debe ser verdad, ¿no es así? ¿ No le interesa más a Dios que obedezcamos todas sus reglas que que sonriamos todo el tiempo? En realidad, creo que estamos pasando por alto una verdad muy poderosa aquí, que afecta dramáticamente nuestra comprensión de lo bueno que es Dios en realidad.

Mi respuesta: ¿Dios quiere que seamos felices? Sí, Dios quiere que seamos felices, siempre, en última instancia y eternamente . 

Bueno, ¿no quiere Dios que seamos santos? Sí, por supuesto, siempre, en última instancia y eternamente. 

En realidad, ambos están muy relacionados. Dios quiere que seamos santos, porque quiere que seamos felices durante más de un breve momento. Dios nos creó, sabe cómo fuimos creados para vivir y qué le dará sentido a nuestra vida. Lo más importante es que Dios sabe que cuanto más nos acerquemos a él, más felices y satisfechos seremos. Por eso, nos llama amorosamente a obedecerle y a acercarnos a él.

Como un padre que le dice a su hijo: no corras delante de ese auto, o no bebas ese veneno casero, o aléjate del borde de ese acantilado, Dios nos advierte y nos reprende para que nos protejamos y cuidemos .  

Hebreos 12:5-11 explica más: “¿Habéis olvidado cómo los padres tratan bien a sus hijos, y que Dios os considera sus  hijos?

Querido hijo mío, no desprecies la disciplina de Dios, pero tampoco te dejes aplastar por ella.  Es al niño que ama a quien disciplina;  al niño que abraza, también corrige .

Dios os está educando, por eso nunca debéis abandonar la escuela. Os está tratando como hijos queridos. Este problema en el que os encontráis no es un castigo, es un entrenamiento , la experiencia normal de los niños. Sólo los padres irresponsables dejan a sus hijos a su suerte. ¿Preferirías un Dios irresponsable? Respetamos a nuestros padres por educarnos y no malcriarnos, así que ¿por qué no aceptar el entrenamiento de Dios para poder vivir verdaderamente ? Cuando éramos niños, nuestros padres hacían lo que  les parecía mejor. Pero Dios está haciendo lo que es  mejor para nosotros, entrenándonos para vivir lo mejor que Dios nos ha dado. En ese momento, la disciplina no es muy divertida. Siempre parece que va en contra de la corriente. Más tarde, por supuesto, da buenos resultados, porque son los bien educados los que se encuentran maduros en su relación con Dios.

¿Dios quiere que seamos felices? Por supuesto que sí. Nos dio todo en su Hijo. Se preocupa por los detalles de nuestra vida (ver Salmo 37:23 ) . Como un buen padre, Dios se preocupa por nosotros y quiere que vivamos vidas felices, plenas y profundamente significativas en esta tierra , y que estemos con él para siempre en el gozo eterno de su presencia y gloria.

Hay momentos en que Dios, en su infinita sabiduría y protección, nos pide que renunciemos a los placeres momentáneos de este mundo para buscar un gozo mucho mayor, más profundo y duradero . Dios quiere que seamos felices por más de un momento.

fuente: https://thinke.org/blog

martes, 3 de diciembre de 2024

Sabías que la pornografía es mas adictiva que la cocaína?

Si eres cristiano y Cristo no es tu felicidad, pues piensa como te estás auto-destruyendo dejándote engañar por una causa perdida. la biblia dice que la paga del pecado es la muerte, pero aún es tiempo para libertar tu mente, y comenzar de nuevo. Cristo rompe las cadenas!

Así describe Daniel Simmons su relación con la pornografía.

"No podía concentrarme ni siquiera en las actividades diarias más sencillas. No sabía que tenía un problema con el porno. No lo reconocía, pero fui un adicto durante seis años".

Todo comenzó cuando el joven británico, que actualmente tiene 23 años, cumplió 15.

Sus padres le regalaron una computadora portátil y, como muchos adolescentes, comenzó a buscar en internet sitios relacionados con el tema."Rápidamente se convirtió en una actividad diaria. Veía porno dos horas cada día. Y en algún momento, el contenido que empecé a consumir empezó a perturbarme e intranquilizarme", cuenta Simmons.

Cuando las cosas empezaron a salirse de su control, se tropezó en internet con un sitio web dedicado a la adicción a la pornografía y dejó de sentir que estaba solo.

Temblores, insomnio y más

"Decidí abstenerme del porno y la masturbación por 100 días. Las primeras dos semanas fueron horribles, tuve muchos cambios de humor. Fue realmente difícil", recuerda Simmons.

Según un estudio de la Universidad de Cambridge, el cerebro de los adictos a las drogas reacciona de forma muy parecida al de quienes sufren de adicción sexual.

Y continúa: "Había noches en las que no podía dormir. Otras, me despertaba sudando frío. En ocasiones comenzaba a temblar sin razón. Algunas veces me sentía muy ansioso y otras que podía conquistar al mundo y hacer cualquier cosa que quisiera".

Según un estudio realizado por la Universidad de Cambridge, Reino Unido, la pornografía desencadena en el cerebro de las personas que sufren de adicción sexual reacciones similares a las que causan las drogas en el cerebro de los adictos a esas sustancias. "Hay diferencias evidentes en la actividad cerebral de los pacientes que tienen un comportamiento sexual compulsivo y los voluntarios saludables que participaron en nuestra investigación", afirma Valerie Voon, autora del estudio publicado en la Biblioteca Pública de Ciencia (PLOS ONE, por sus siglas en inglés).

Pese a que no existen muchas estadísticas con respecto al tema, investigaciones científicas previas sugieren que de 25 adultos, uno sufre de comportamiento sexual compulsivo, lo que se define como una obsesión con pensamientos sexuales, sentimientos o acciones que no pueden controlar.

"La pornografía está prácticamente en cualquier parte. Internet ha hecho más fácil que nunca desarrollar una fijación erótica. Cuando el uso del porno se vuelve intenso en frecuencia o duración, comienza a interferir en otras áreas de la vida de la persona", indica Bridges.

En lo que respecta específicamente a las relaciones de pareja, la especialista señala que en los estudios que ha realizado ha descubierto que, en algunos casos, la pornografía puede ser beneficiosa para algunos. Sin embargo, en el caso de hombres en parejas heterosexuales, lo que suele ocurrir es que se desconectan emocionalmente de la persona que tienen a su lado.

"Tienen más secretos, menos intimidad y más depresión", dice Bridges.

La experiencia de Simmons podría ejemplificar este punto. El joven cuenta que sus experiencias sexuales con mujeres de carne y hueso no eran satisfactorias.

Y añade: "Es un problema cuando empiezas a cancelar eventos familiares o encuentros con amigos porque quieres irte a tu casa lo más rápido posible para ver porno".

Para el especialista, quienes usan este material suelen estar aburridos, estresados o solos.

Fuente: https://www.bbc.com/

jueves, 28 de noviembre de 2024

¿Por qué es tan difícil vivir para Dios?

Vivir para Dios es difícil porque somos pecaminosos y carnales. 

La carne y el Espíritu de Dios se oponen entre sí. Como cristianos, se supone que debemos crucificar nuestra carne para que podamos vivir por el Espíritu. Pablo escribió: "He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí." (Gálatas 2:20). Vivimos en un cuerpo carnal, pero se nos instruye a vivir de acuerdo con el Espíritu de Dios (Gálatas 5:16, 25).

Antes de ser salvos, vivíamos de acuerdo con nuestra carne, cumpliendo todos nuestros deseos carnales sin conocer ningún camino mejor. Estábamos atados al poder del pecado y nos motivaba hacer las cosas que nos dan placer y nos hacían sentir mejor con nosotros mismos. Cuando somos salvos, nos enfocamos en Dios en lugar de enfocarnos en nosotros mismos, y el Espíritu Santo entra en nuestro espíritu humano para romper el poder del pecado en nuestras vidas y permitirnos vivir en obediencia a Dios. Ezequiel 36: 26–27 dice: "Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne. Infundiré mi Espíritu en ustedes, y haré que sigan mis preceptos y obedezcan mis leyes." En 1 Corintios 5:17 dice que todos los que están en Cristo son nuevas creaciones. La culpa personal es reemplazada, y el amor a Dios se convierte en nuestra nueva motivación, pero esto no significa que no tengamos que luchar contra nuestro yo carnal.

Debemos crucificar nuestra carne, no modificarla (Romanos 6: 6–7). La lucha es que la carne quiere vivir y reinar en nosotros. Pablo habla de la batalla entre su espíritu que desea seguir a Dios y su carne que quiere satisfacerse a sí misma (Romanos 7: 21–23). Cuando elegimos seguir a Jesús, tendremos que sacrificar nuestros deseos carnales y saber que habrá pérdidas involucradas. Jesús vino a servirnos y salvarnos, por lo que debemos hacer lo mismo por Él (Marcos 10:45).

Jesús alertó a las personas para que calcularan el costo y consideraran la dificultad que implicaría seguirlo. Es todo o nada: "De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo." (Lucas 14:33; ver Lucas 14: 25–33; ver también Mateo 7:14 y Lucas 16:13). Esto no significa que tener posesiones y relaciones cordiales con otros sea malo, pero significa que tenemos que mantenerlas lo suficientemente a distancia como para estar dispuestos a sacrificarlas por la causa mayor de Cristo. Su voluntad y Sus caminos son lo primero. Durante el ministerio terrenal de Jesús, multitudes de personas se reunieron para ver los milagros que Él realizaría, pero cuando habló sobre las dificultades del evangelio y lo que se necesitaría para vivir para Dios, muchas personas dejaron de seguirlo (Juan 6: 63–66).

El área que hace tropezar a la mayoría de los cristianos es que no quieren vivir cien por ciento para Cristo porque les traerá incomodidad, vergüenza o persecución. Estas personas quieren vivir para Cristo de una manera que sea compatible con las formas del mundo. Sin embargo, la verdad es que estos dos métodos de operación no pueden coexistir exitosamente en una sola persona. El verdadero cristianismo no puede ser hecho a medida para adaptarse a nuestro nivel de comodidad. La Biblia dice: "[...] ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios." (Santiago 4: 4; véase también Gálatas 1:10). Cuando somos perseguidos por nuestra fe, debemos glorificar a Dios en ella (1 Pedro 4:16).

Aunque hay sacrificios involucrados en vivir para Dios, también hay un gran gozo y paz al estar cerca de Él. El apóstol Pablo escribió su carta más gozosa, Filipenses, mientras estaba en prisión por predicar las buenas nuevas de Cristo. Seguir al Espíritu trae gran gozo (Hechos 13:52). Dios promete honrarnos cuando vivimos para Él (Juan 12:26). Servir al Señor trae alegría, porque trae satisfacción y unidad con Cristo. Nos permite experimentar su presencia en nuestras vidas (Salmo 100: 2; Juan 15: 1–11). Cuando vivimos para Dios, tenemos una relación personal con Él y podemos escuchar Su voz a través de la Palabra y la oración (Juan 10:27; Lucas 11:28). Esta cercanía nos da la fuerza que necesitamos para perseverar en negar nuestra carne, tomar nuestra cruz diariamente y seguirlo (Lucas 9:23).

Fuente: https://www.compellingtruth.org/

miércoles, 20 de noviembre de 2024

Libranos del mal

El Pecado vive Disfrazado

El pecado vive disfrazado, por eso es tan difícil de reconocer. El hecho de que el pecado se vea tan bueno es una de las cosas que lo hace tan malo. Para poder hacer su obra de maldad, debe presentarse como cualquier cosa, menos como algo malo. La vida en un mundo caído es como asistir a una gran fiesta de disfraces.

Gritería en impaciencia--- se viste con el disfraz de celo por la verdad.

La lascivia--- se puede disfrazar de amor por la belleza.

El chisme... obra su maldad viviendo en el disfraz de sincera preocupación y oración.

El deseo de poder y control--- usa la máscara de liderazgo bíblico.

El temor a los hombres--- se viste de corazón de siervo.

El orgullo de siempre tener la razón--- se enmascara de amor por sabiduría bíblica.

El mal simplemente no se presenta a si mismo como malo, esto es parte de su encanto.

Nunca podrás entender las artimañas del pecado hasta que reconozcas que el ADN del pecado es el engaño. Lo que esto significa de manera personal es que como pecadores somos auto-engañadores comprometidos y dotados en el área. Le digo a la gente frecuentemente que nadie tiene más influencia en sus vidas que ellos mismos porque nadie les habla más que ellos mismos. Somos muy hábiles en ver nuestro mal y llamarlo bueno. Somos mucho mejores viendo el pecado, las debilidades y faltas de los demás. Somos muy buenos en ser intolerantes con otros en las mismas cosas que toleramos en nosotros. El punto es que el pecado nos lleva a que no nos veamos ni nos escuchemos correctamente. Y no solo tendemos a ser ciegos, sino que peor aun, tendemos a ser ciegos con respecto a nuestra ceguera.

¿Qué quiere decir todo esto? Significa que una auto-evaluación correcta es el producto de la gracia. Solo en el espejo de la Palabra de Dios y con la visión que el Espíritu Santo imparte, puedo verme como realmente soy. En esos dolorosos momentos cuando nos vemos correctamente, podríamos sentirnos como si no fuésemos amados, pero eso es exactamente lo que está sucediendo. El Dios que nos ama tanto como para sacrificar a su Hijo para nuestra redención, obra para que nos veamos con claridad, para que no caigamos en la falsa ilusión de nuestra propia justicia y con un sentido humilde de nuestra necesidad personal, busquemos los recursos de la gracia que solo pueden hallarse en él.

Fuente: dioscentrico.blogspot

sábado, 9 de noviembre de 2024

Testimonio impresionante marcelo gonzalez

Llevó millares de Biblias a los paises árabes por el poder de Dios

miércoles, 30 de octubre de 2024

Jesús sanaba a los que necesitaban ser curados

El poder sanador del Señor Jesucristo… está a nuestro alcance para toda aflicción de la vida terrenal.

El Salvador dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Muchas personas llevan cargas pesadas. Algunas han perdido a un ser querido o deben cuidar de un discapacitado; algunas han sufrido un divorcio; otras ansían un matrimonio eterno; algunas se encuentran atrapadas en las garras de las sustancias o prácticas adictivas como el alcohol, el tabaco, las drogas o la pornografía; otras tienen severas discapacidades físicas o mentales. Algunas se enfrentan a la atracción hacia personas del mismo sexo; otras experimentan terribles sentimientos de depresión o ineptitud. De una manera u otra, muchos llevan pesadas cargas.

Nuestro Salvador nos extiende a todos esta amorosa invitación: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

Las Escrituras contienen innumerables relatos donde el Salvador sanó a los que llevaban cargas pesadas; Él hizo que el ciego viera, que el sordo oyera; que el paralítico, el atrofiado o el mutilado fuesen restablecidos; que los leprosos fuesen limpiados y que los espíritus inmundos fuesen echados. Con frecuencia leemos que la persona a la que se curó de esas dolencias físicas era “sanada”

Jesús sanó a muchas personas de enfermedades físicas, pero no negó la curación a aquellos que buscaban ser “sanados” de otros padecimientos. Mateo escribe que Cristo sanaba toda enfermedad y toda dolencia entre los del pueblo. Esas curaciones ciertamente incluían a aquellos cuyas enfermedades eran emocionales, mentales o espirituales. Él los sanaba a todos.

En uno de sus primeros sermones en la sinagoga, Jesús leyó en voz alta de esta profecía de Isaías: “…Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos . Al declarar que había venido a cumplir esa profecía, Jesús afirmó, específicamente, que curaría a los que tuviesen dolencias físicas y que también liberaría a los cautivos y a los oprimidos, y que sanaría a los desconsolados.

El Evangelio según Lucas contiene muchos ejemplos de ese ministerio. Relata la ocasión en que “se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades. En otras oportunidades, indica que Jesús “sanó a muchos de enfermedades”  y que “sanaba a los que necesitaban ser curados” (Lucas 9:11). También describe cómo una gran multitud de personas de Judea, de Jerusalén y de la costa de Sidón vino a un lugar llano “para oírle y para ser sanados” (Lucas 6:17).

domingo, 20 de octubre de 2024

viernes, 18 de octubre de 2024

La causa de los pecados sexuales.

Pablo había estado argumentando que quienes se han convertido al cristianismo deben mostrar una vida transformada por Cristo. Su enfoque debe estar en el cielo y no en la tierra (Colosenses 3:2). Como resultado, deben considerarse muertos a los pecados.

" Por tanto, consideren los miembros de su cuerpo terrenal como muertos a la inmoralidad, la impureza, las pasiones desordenadas, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría. Porque es por causa de estas cosas que la ira de Dios vendrá sobre los hijos de desobediencia, en los cuales ustedes también anduvieron en otro tiempo cuando vivían en ellos ” (Colosenses 3:5-7).

Para ilustrarlo, Pablo comienza con el pecado de fornicación . La NASB traduce mal la palabra griega comenzando como “inmoralidad”. “Inmoralidad” es un término demasiado amplio. La palabra significa estar involucrado en actos sexuales con otra persona cuando las dos personas no están casadas entre sí. Incluiría actos realizados antes del matrimonio o actos de adulterio cuando una persona está casada con otra. Si bien el mundo está perdiendo su brújula moral, todavía es común encontrar personas que se dan cuenta de que los actos sexuales fuera del matrimonio están mal. Sin embargo, incluso aquellos que permitirán que esté mal hablarán de cómo la fornicación “simplemente les sucedió” en un momento dado. Se dejaron llevar por el momento, no querían que las cosas llegaran tan lejos, pero ahora les preocupa que puedan haber concebido un niño.

Pero no fue un accidente fortuito. Las cosas condujeron al momento de la relación sexual. Pablo describe con su siguiente término: impureza o inmundicia (dependiendo de la traducción). El término se refiere a acciones que son lo opuesto a la santidad. Porque no nos llama Dios a la impureza, sino a la santificación. (4 Tesalonicenses 7:7). Estos son actos que no asociarías con una persona que ha sido separada por Dios para un propósito santo. En el ámbito de la sexualidad, la inmundicia incluye en las que dos personas actúan como animales, estimulando su deseo sexual mediante toques inapropiados.

Las acciones impuras conducen naturalmente a la fornicación porque así fue como Dios diseñó el cuerpo humano. Pero ese diseño fue para que ocurriera en el matrimonio, no fuera de él. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Si tu intención no es participar en la fornicación, entonces no debes participar en lo que conduce a la fornicación.

Sin embargo, debemos considerar por qué las personas deciden actuar sin restricciones con alguien con quien no están casadas”. Pasión ” se refiere a las cosas lujuriosas que una persona observa y que despiertan el deseo sexual. Estas pueden ser las cosas a las que las personas se refieren como sus detonantes. Pueden ser visuales o verbales, como ver una parte del cuerpo de una persona o la atención que otra persona les brinda. Estos detonantes empujan a la persona a la excitación ya pensar en cosas sexuales. Debido a que la excitación se siente bien, las personas adquieren el hábito de buscar la pasión, como mirar pornografía, especialmente en momentos de estrés o depresión. La pasión se convierte en una distracción, pero también es una trampa.

Sin embargo, el problema de la lujuria no es sólo externo. Tiene su raíz en un problema interno. deseo de pecado . " Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, las fornicaciones, los hurtos, los homicidios, los adulterios, las avaricias, las maldades, el engaño, la sensualidad, la envidia, la calumnia, la soberbia y la insensatez. Todas estas maldades salen de dentro y contaminan al hombre. ” (Marcos 7:21-23). la impureza, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos ” (Romanos 1:24).

Sin embargo, Pablo va un paso más allá. Detrás de todo esto hay un problema muy básico: la avaricia o la codicia. Generalmente pensamos en la codicia como un deseo de dinero u otras cosas mundanas, pero puede estar relacionada con el sexo. No codiciarás la mujer de tu prójimo ” (Éxodo 20:17). La gente en el mundo se entrega a querer más y no importa cómo obtener esas cosas. “ Ellos, habiéndose vuelto insensibles, se han entregado a la sensualidad para la práctica de toda clase de impurezas con avidez. (Efesios 4:17).

Lo que quiero, lo que deseo, se convierte en el eje central de todas mis decisiones. Se convierte en mi dios, que dirige mi vida. Es mi dios, que he creado a mi propia imagen.

Así, ahora tenemos la visión para librarnos a nosotros mismos y a los demás de los pecados sexuales. Comienza reconociendo que Dios tiene el control de mi vida. Estoy aquí para servir a Dios y no a mis propios deseos (Eclesiastés 12:13-14). Debo amar a Dios y a mi prójimo, lo que significa que no puedo permitir que mis deseos me lleven a dañar a mi prójimo.

Conquista la codicia dentro de ti y los pasos sucesivos hacia los pecados sexuales se desmoronarán.

Fuente: lavistachurchofchrist

miércoles, 9 de octubre de 2024

Sufrimos juntos---Compasión

La compasión debe ser sentimiento esencial de aquellos que se dicen seguidores de Jesucristo. 

La palabra compasión significa “sufrir juntos” y es un sentimiento que se manifiesta al percibir y comprender el sufrimiento de los demás y, por lo tanto, produce el deseo de aliviar, reducir o eliminar este sufrimiento. Al ver las noticias, caminar por las calles o simplemente al conversar con personas a nuestro alrededor es fácil darse cuenta que muchas personas están sufriendo por diferentes circunstancias. La tendencia natural y tristemente común incluso en muchos de aquellos que se dicen cristianos es juzgar a los demás y asumir que sus circunstancias negativas son consecuencia de sus malas decisiones. Es fácil amar a los que nos aman y preocuparnos por aquellos que son cercanos a nosotros, pero una marca central de Jesús y sus seguidores debe ser amar y tener compasión por todos sin importar quienes son o qué han hecho.

Sé que las afirmaciones anteriores pueden sonar fuertes por lo que es importante dar el sustento a mis palabras. La Biblia afirma claramente que el Dios del universo es compasivo y misericordioso (Isaías 54:8; Santiago 5.11). Nuestro Señor Jesucristo tuvo compasión por las personas a su alrededor (Mateo 9:36; 14:14; 15:32; Marcos 6:34; 8:2). Por lo tanto, como cristianos todos tenemos un llamado a ser compasivos con los demás (1 Pedro 3:8). Así que, la compasión es una marca central de los creyentes y una prueba inequívoca que muestra que realmente amamos a Dios y a nuestro prójimo.

El ambiente a nuestro alrededor es de confrontación y contienda por diversos temas sociales como migración, raza, posturas políticas y situación económica. Nuestra sociedad está dividida en estos y otros temas que nos llevan a diferenciar entre “nosotros” y los “demás”. En este ambiente de posturas divergentes lo natural es criticar a los otros y anticipar y celebrar su desdicha. Quizá usted como yo ya está cansado de vivir en este clima hostil que las redes sociales han magnificado grandemente. Muchos han perdido amigos y muchas relaciones familiares se han fracturado en los últimos meses como consecuencia del contexto social en el que vivimos.

Lo que no deja de sorprenderme y lo que motivó este pequeño artículo es encontrarme con frecuencia con posturas radicales y sin compasión de muchas personas que conozco y que sé son cristianos. Ver o leer su falta de compasión por los demás me rompe el corazón, pero también me ha hecho reflexionar sobre mis propias actitudes hacia aquellos que no piensan igual que yo. ¿Veo a los demás con los ojos de Jesús? ¿Amo a mi prójimo como a mí mismo? Si solamente amo a los que me aman o piensan igual a mí, entonces soy como cualquiera, pero no me comporto como un verdadero seguidor de Cristo (Mateo 5: 43-48).

Ser compasivo no significa estar de acuerdo o aprobar las decisiones de los demás. Evidentemente no todas las posturas son correctas y en ocasiones uno debe ser firme al defender los valores esenciales de los seres humanos. Pero lo que sí es claro es que nuestras palabras y actitudes deben ser hechas con gracia y nuestra actitud hacia los demás debe ser llena de compasión. Cuando nos ponemos en los zapatos de los demás podemos soportar sus cargas y así realmente cumplir la ley de Cristo (Gálatas 6:2).

Fuente: https://www.biola.edu/blogs

lunes, 7 de octubre de 2024

El maltrato animal y la crueldad humana

El justo cuida de la vida de su bestia;  Mas el corazón de los impíos es cruel. Prov. 12:10

“Perdonen si empiezo con una confidencia personal: yo, que soy contrario a los toros, entiendo de toros. Durante años, cuando me recogieron en Zaragoza durante la posguerra, traté casi diariamente con don Celestino Martín, que era el empresario de la plaza. Eso me permitió conocer a los grandes de la época: Jaime Noain, El Estudiante, Rafaelillo, Nicanor Villalta. Me permitió conocer también, a mi pesar, el mundo del toro: las palizas con sacos de arena al animal prisionero para quebrantarlo, los largos ayunos sustituidos poco antes de la fiesta por una comida excesiva para que el toro se sintiera cansado, la técnica de hacerle dar con la capa varias vueltas al ruedo para agotarlo... Si algún lector va a la plaza, le ruego observe el agotamiento del animal y cómo respira. Y eso antes de empezar.

Vi las puyas, las tuve en la mano, las sentí. El que pague por ver cómo a un ser vivo y noble le clavan eso debería pedir perdón a su conciencia y pedir perdón a Dios. ¿Quién es capaz de decir que eso no destroza? ¿Quién es capaz de decir que eso no causa dolor? Pero, claro, el torero, es decir, el artista necesita protegerse. La pica le rompe al toro los músculos del cuello, y a partir de entonces el animal no puede girar la cabeza y sólo logra embestir de frente. Así el famoso sabe por dónde van a pasar los cuernos y arrimarse después como un héroe, manchándose con la sangre del lomo del animal a mayor gloria de su valentía y su arte.

Me di cuenta, en mi ingenuidad de muchacho (los ingenuos ven la verdad), de que el toro era el único inocente que había en la plaza, que sólo buscaba una salida al ruedo del suplicio, tanto que a veces, en su desesperación, se lanzaba al tendido. Lo vi sufrir estocadas y estocadas, porque casi nunca se le mata a la primera, y ha quedado en mi memoria un pobre toro gimiendo en el centro de la plaza, con el estoque a medio clavar, pidiendo una piedad inútil. ¡El animal estaba pidiendo piedad...! Eso ha quedado en la memoria secreta que todos tenemos, mi memoria del llanto.

Y en esa memoria del llanto está el horror de las banderillas negras. A un pobre animal manso le clavaron esas varas con explosivos que le hacían saltar a pedazos la carne. Y la gente pagaba por verlo.

El que acude a la plaza debería hacer uso de ese sentido de la igualdad que todos tenemos y darse cuenta de que va a ver un juego de muerte y tortura con un solo perdedor: el animal. El peligro del toreo, además de inmoral como espectáculo, es efectista, y si no lo fuera, si encima pagáramos para ver morir a un hombre, faltarían manos y leyes para prohibir la fiesta.

Gente docta me dice: te equivocas. Esto es una tradición. Cierto. Pero gente docta me recuerda: teníamos la tradición de quemar vivos a los herejes en la plaza pública, la de ejecutar a garrote ante toda una ciudad, la de la esclavitud, la de la educación a palos. Todas esas tradiciones las hemos ido eliminando a base de leyes, cultura y valores humanos. ¿No habrá una ley para prohibir esa última tortura, por la cual además pagamos?

Perdonen a este viejo periodista que aún sabe mirar a los ojos de un animal y no ha perdido la memoria del llanto."

Fuente: Francisco Gonzalez, periodista y escritor español

viernes, 13 de septiembre de 2024

miércoles, 11 de septiembre de 2024

Confía en Dios y el te responderá


Busqué a Jehová,  y él me oyó   y me libró de todos mis temores.

Los que miraron a él fueron alumbrados y sus rostros no fueron avergonzados.

Este pobre clamó,  y le oyó Jehová,  y lo libró de todas sus angustias.

El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen. Y los defiende.

Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él.

Temed a Jehová,  vosotros sus santos,

Pues nada falta a los que le temen. Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; 

pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.

Fuente: Salmo 34

miércoles, 21 de agosto de 2024

La inocencia se debe respetar y cuidar

Los niños son de Dios y no se tocan, 

Jesús dijo : "Dejad los niños venir a mi, y no se lo impidáis porque de ellos es el reino de los cielos"

Ningún niño tiene conciencia de pecado, porque el mal aun no se puede desarollar en sus vidas, y mucho menos tomar responsabilidades que no pueden entender ni asumir como los adultos. el tema de la sexualidad no se les puede imponer ni obligar, de hacerlo es una violación a los derechos legales de los niños, y que para muchos puede significar la destrucción de sus vidas para siempre.

No a la imposición de la mal llamada identidad de género, todo ser humano nace y es hombre o mujer y la prueba mas contundente son los genitales que cada uno trae por genetica, y si se modifica después eso viene siendo artificial y no natural, Dios no se ha equivocado al crear al genero humano y tampoco hay que reformarlo porque siempre llevará a un real fracaso. Dejemos a los niños vivir en su pureza que  durará solo unos pocos años de su vida, que sean felices mientras estén sin maldad ni pecado. 

lunes, 12 de agosto de 2024

El duro de corazón se puede salvar?

Hay corazones tan endurecidos en la casa de Dios!

Lo que voy a decir te puede sorprender – pero yo lo creo con todo mi corazón: Los corazones más endurecidos del mundo no están entre los impíos – ¡sino entre el pueblo de Dios!

Cuando pensamos en personas de corazones endurecidos, la mayoría de nosotros tiende a pensar en ateos declarados tales como Madalyn Murray O’Hair – la mujer que fue responsable por quitar la oración de las escuelas públicas. Ateos como O’Hair ridiculizan la sola idea de Dios. Cada vez que hacen referencia a cristianos, sus palabras tienen un sonido severo y cortante. Otros ateos hacen alarde de su odio hacia Dios – tales como el intérprete de rock Marilyn Manson, quien hace la Biblia pedazos en medio de su espectáculo en el escenario. Cada vez que oímos mencionar a tales personas, pensamos, “¡Esas son las personas con el corazón más duro en el mundo!” O, pensamos en activistas militantes homosexuales, tales como aquellos que marcharon por la Quinta Avenida en la ciudad de Nueva York hace varias semanas. Muchos de esos homosexuales se mofaban del cristianismo y blasfemaban el nombre de Dios. Un hombre llevaba una pancarta que leía, “Jesús es Homosexual.” Cada vez que oímos hablar de tales personas, pensamos, “Sus corazones se han endurecido por el pecado. ¡Son imposibles de alcanzar!”

O, pensamos en las naciones comunistas que por décadas han perseguido a los cristianos. En Cuba, por ejemplo, sólo a pocas millas de la costa de Florida, el régimen comunista de Fidel Castro cerró todas las iglesias y comenzó a convertir las catedrales en centros de entrenamiento para el comunismo. Los líderes de Cuba se jactaban, “¡Hemos arrasado con toda religión!” Y en ese tiempo muchos cristiano pensaron, “¡Nadie puede tener el corazón más endurecido que estos aborrecedores de Dios!”

Puedo seguir sin parar, describiendo todo tipo de burlones, mofadores, blasfemadores, y los que rechazan a Cristo. Y, ciertamente, cada uno de estos puede ser fielmente descrito como que tiene un corazón endurecido. Pero si quieres descubrir los corazones más duros de todos – aquellos que el Señor más desprecia – tienes que mirar en la casa de Dios. ¡Los corazones más duros se encuentran entre el pueblo de Dios!

Según la Biblia, la dureza de corazón que Dios más desprecia tiene que ver con oír y rechazar su Palabra.

“El hombre que, al ser reprendido, se vuelve terco, de repente y sin remedio será quebrantado.” 

La palabra hebrea para “reprendido” en este versículo se refiere a la enseñanza de corrección. Y la palabra para “sin remedio” aquí es “marpe” – la cual significa “sin cura,” “sin ninguna posibilidad de liberación.” Primeramente, este versículo nos dice que la dureza de corazón viene como resultado de rechazar repetidos avisos – de echar a un lado todo cortejo de la verdad. Y, segundo, nos dice que al pasar el tiempo tal dureza es imposible de curar. Así que, ¿quienes son las personas que más a menudo escuchan estos avisos? ¡Supuestamente, ellos son cristianos – aquellos que se sientan en la casa de Dios cada semana escuchando los sermones de reprensión!

La verdadera tragedia es que a pesar de escuchar mensajes ardientes enviados del cielo, muchos cristianos no practican lo que escuchan. Ellos se niegan a permitirle entrada a Dios en ciertas áreas de sus vidas. Y mientras ellos continúan escuchando sin obedecer, comienzan a endurecerse. ¡Al final, serán cortados sin la esperanza de ser curados!

En contraste, existen activistas homosexuales quienes han sido curados de la dureza de corazón. Al principio, maldecían a Cristo y sacudían el puño con ira en la cara de Dios. Pero cuando escucharon el evangelio y sintieron la reprensión pura y amante del Espíritu Santo, sus corazones se derritieron. Ellos se arrepintieron y se volvieron a Jesús, su dureza fue curada.

Ahora, puedes estar pensando, “Espera un minuto. ¿Estas diciendo que un homosexual radical endurecido por el pecado tiene la esperanza de ser curado de su dureza – pero que un cristiano endurecido no tiene tal esperanza? ¿Cómo puede ser esto?” La diferencia es, que el homosexual no ha escuchado mensaje tras mensaje de reprensión y continuamente se endurecía a ellos. ¡Pero el cristiano, sí!

La vida del hijo de Madalyn Murray O’Hair ilustra esto. Él fue criado, probablemente, en el hogar más ateo en América. Y más tarde trabajó para su madre, haciendo cruzadas contra Dios y la religión. Pero cuando escuchó el evangelio, fue gloriosamente salvo – y después fue ministro, predicando a Cristo en vez de maldecirlo. La dureza de esto hombre también tuvo cura – porque él no se sentó bajo sermones de reprensión y no los rechazó continuamente.

Lo mismo es cierto de muchas personas que vivieron por años bajo el régimen comunista. Cuando la Cortina de Hierro cayó, el evangelio inmediatamente inundó a esos países que una vez fueron comunistas y miles aceptaron a Jesús. Tropas del Ejército Rojo se convertían a diestra y siniestra y hasta generales se convirtieron en poderosos testigos por Cristo. En pocos días, oficiales de gobierno, maestros de escuelas, y hasta el KGB estaban pidiendo Biblias y predicando a Cristo a quienes estaban bajo su influencia.

Nuestro ministerio hizo cruzadas en Polonia antes que se derrumbara el comunismo en ese país. Fue una de las pocas veces que oficiales permitían que alguien entrara y tuviera reuniones religiosas. Cada noche mientras prediqué, literalmente cientos de jóvenes corrían al altar – llorando, con los corazones quebrantados, con hambre de Cristo. A todos les habían lavado el cerebro contra la religión. Pero su dureza tenia cura – porque ellos nunca se habían sentado bajo la continua reprensión ni se habían endurecido a la Palabra de Dios.

En mi experiencia, los corazones más duros – el tipo incurable – siempre ha sido encontrado al alcance de predicaciones ungidas por el Espíritu Santo. Tal dureza no existe en iglesias frías, muertas y formales donde el evangelio ha sido corrompido por generaciones. ¡No – siempre se encuentra donde una palabra pura es predicada desde el púlpito – y rechazada en las bancas!

Puedes preguntar, “Exactamente, ¿qué es un corazón endurecido?” Un corazón endurecido es uno que ha determinado en resistirse a obedecer la Palabra de Dios. Es imposible conmoverlo, esta inmune a las convicciones y advertencias del Espíritu Santo.

El endurecimiento del corazón no es tan solo un asunto de volverse contra Dios, rechazar a Cristo, o negarse a ir a la iglesia. El hecho es, que tu corazón se puede endurecer aun cuando estés en la iglesia. Puedes endurecerte mientras escuchas temas de enseñanzas…cantando alabanzas a Dios…sirviendo como ujier, maestro o miembro del equipo de adoración. Ciertamente, puedes endurecerte tanto hacia la palabra de Dios mientras sirves, ¡que aun si Jesús mismo predicara desde el púlpito, volverías oídos sordos hacia él!

¿Cuántas veces has escuchado mensajes acerca del peligro de descuidar la oración diaria y la lectura de la Biblia?

Muchos se niegan a levantar sus Biblias o pasar cinco minutos hablando con su Padre celestial. Amados, si descuidan su habitación secreta en el hogar – si piensan que orar en la iglesia suple todas tus necesidades – nunca sobrevivirás los días difíciles que tenemos por delante. Piénsalo: si no obedeces a la palabra que te sana y te fortalece en los tiempos buenos, ¿cómo encontrarás poder para vencer en los días difíciles que están por venir?

Si has ignorado el llamado del Espíritu Santo para atraerte al lugar secreto para intimidad, entonces has tomado los primeros pasos hacia la dureza de corazón. Puedes llenar todo tu tiempo con buenas obras, bendiciendo a la gente y derramando tu corazón en el servicio cristiano. Pero si descuidas tu tiempo con el Señor – negándote a buscar su rostro u obedecer su palabra – te pondrás débil, temeroso, deprimido, y finalmente serás una presa para el diablo. La única forma de prepararnos para lo que viene, ¡es teniendo un conocimiento personal de tu Padre celestial!

¿Cuántas veces has sido advertido de las terribles consecuencias del chisme?

¿Cuántas advertencias has escuchado acerca de guardar un pecado secreto? 

¿Qué dices acerca del pecado que asedia tu corazón – del cual el Espíritu de Dios continuamente te ha hablado?

¿Quién se atreve a sentarse bajo una reprensión amorosa semana tras semana, y aun siga pecando, sin permitir que la convicción penetre? ¡Es alguien que va camino a un corazón endurecido!

Israel con gusto escuchó la poderosa predicación del profeta Isaías y aun así continuamente justificaban sus pecados, llamando malo a lo bueno y bueno a lo malo. Así que Dios dio instrucciones a Isaías: “…Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya en él sanidad.” (Isaías 6:9-10).

Dios sabía que los israelitas no estaban dispuestos a dejar sus pecados asediantes. A ellos les gustaban demasiado sus placeres carnales y sus compañeros impíos. Así que el Señor le dijo a Isaías: “Esta gente nunca va a cambiar su corazón. Y de ahora en adelante, no les diré palabra. En vez de eso Isaías, quiero apresurarlos a su dureza. De esa manera, ¡quizás algunos escuchen antes que sea demasiado tarde!”

Simplemente, Dios estaba haciendo un llamado de entrega total a su pueblo. El estaba diciendo, “Si vas a ser llamado por mi nombre – si tu corazón va a ser convertido – ¡entonces tiene que suceder en una forma que te libera de tus pecados, te sana y libera de toda atadura!”

La conversión que tuvo Faraón. En cierto momento él escuchó siete reprensiones del Espíritu Santo, pero aun no obedecía la orden del Señor que libertara a Israel. Y ahora Dios mando a Moisés a Faraón por octava vez, con este mensaje: “…Jehová el Dios de los hebreos ha dicho así: ¿Hasta cuando no querrás humillarte delante de mí? Deja ir a mi pueblo para que me sirva.” (Éxodo 10:3).

Ya Dios le había avisado a Moisés acerca de cuál sería la reacción de Faraón: “…Entra en la presencia de Faraón; porque he endurecido su corazón…”. Puedes preguntar, “¿Qué oportunidad tuvo Faraón? Después de todo, el Señor había endurecido su corazón.” ¡No! La redacción aquí puede parecer engañosa. El endurecimiento del corazón de Faraón no sucedió por decreto eterno; más bien, la escritura nos dice en un pasaje anterior: “Pero viendo Faraón que le habían dado reposo, endureció su corazón y no los escuchó, como Jehová lo había dicho.” 

Cada vez que Faraón se negaba a obedecer la orden del Señor, Dios visitaba a Egipto con una plaga severa. Y cada vez Faraón gritaba, “Esta bien, Señor – haré cualquier cosa que quieras. ¡Solo sácame de este lío!” Pero una vez que era liberado, él siempre volvía a su rebelión.

La Biblia dice lo mismo acerca de los padres de Israel: “Mas ellos y nuestros padres fueron soberbios, y endurecieron su cerviz, y no escucharon tus mandamientos. No quisieron oír, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz…” 

Dios siempre sabe lo que hay en el corazón de la persona. Y él sabe cuando alguien oirá pero no obedecerá; escogiendo ir por su propio camino. Él sabía esto de Faraón – porque después de siete reprensiones y plagas de juicio, el corazón de Faraón se endurecía cada vez más.

Ahora una octava plaga estaba a punto de caer sobre los egipcios, y era algo que ellos temían mucho: langostas. A través de la Biblia la langosta significaba ruina y destrucción. En muchos instantes representan la retribución de Dios sobre su pueblo. Ciertamente, el profeta Joel compara a cierto ejercito invasor como un enjambre de langostas: “Y os restituiré los años que comió… la langosta, mi gran ejercito que envié contra vosotros… fuerte es el que ejecuta su orden;…” (Joel 2:25, 11).

En Egipto, enjambres de langostas descendieron sobre la tierra por la noche, devorando todo a su paso – cosechas, plantíos, nuevo crecimiento, hasta la corteza de los árboles. Cuando estos insectos terminaron, no quedo siquiera una brizna de hierba: “Y subió la langosta sobre toda la tierra de Egipto, y se asentó en todo el país de Egipto en tan gran cantidad como no la hubo antes ni la habrá después; y cubrió la faz de todo el país, y oscureció la tierra; y consumió toda la hierba de la tierra, y todo el fruto de los árboles que había dejado el granizo; no quedo cosa verde en árboles ni en hierba del campo, en toda la tierra de Egipto.” (Éxodo 10:14,15).

El enjambre masivo llenó las casas egipcias. Dondequiera que la gente se volvía, veían langostas – en el suelo, donde se amasaba harina, en la leche, en sus ropas, y en sus camas. Estas langostas movían sus alas con un sonido aterrador y mordían y masticaban todo a su vista. Dentro de pocos días, Egipto estaba en la ruina total.

En este punto, una palabra pequeña pero muy importante aparece en la escritura – la palabra “entonces.” “Entonces Faraón se apresuró a llamar a Moisés y Aarón, y dijo: He pecado contra Jehová vuestro Dios, y contra vosotros.”.

Faraón confesó su pecado, admitiendo su maldad. Y sonaba como que su arrepentimiento fue sincero y completo. Pero, ¿qué motivaba su arrepentimiento? La escritura lo dice claramente, en las propias palabras de Faraón: “Mas os ruego ahora que perdonéis mi pecado solamente esta vez, y que oréis a Jehová vuestro Dios que quite de mi al menos esta plaga mortal.” (Versículo 17). Faraón estaba diciendo, “Sí, he pecado – y lo siento. Ahora, apresúrate, Moisés y sácame de este lío. Ora a tu Dios por mí. Estoy en problemas, ¡y tengo que recibir alivio!”

Faraón se dio cuenta que estaba a punto de perderlo todo – así que se arrepintió con la esperanza que Dios lo libraría del lío en el cual se había metido. ¡Todo lo que el quería era ser aliviado de su problema!

¿Qué fue lo primero que te trajo al Señor?

¿Viniste primero al Señor como lo hizo Faraón – sólo porque querías algo de Dios? ¿Te volviste a él para dejar un hábito de drogas, para que se restaurara tu matrimonio o para ser librado de un problema financiero? Te dijiste a ti mismo, “Si voy a Jesús, quizás él arregla las cosas.”

La verdad es que Cristo obrará milagros para ti. Él hará lo imposible en tu vida. Pero si sólo vienes a él para conseguir algo de él – sólo para ser librado de tus problemas – no crecerás una pulgada en madurez. Por el contrario, ¡sólo aumentarás en dureza!

Vuelve al día de tu conversión. ¿Sucedió después que alguna langosta se comió todo? Tu salud, ¿estaba debilitada en alguna forma? Algún hijo tuyo, ¿estaba en problemas? ¿Terminaste asolado, con la muerte y la ruina sobre ti?

Es cosa peligrosa entrar en la casa de Dios y hacer de la adoración algo mecánico. Puedes enseñar, ser ujier, puedes cantar en el coro – y puedes decirte a ti mismo, “Recuerdo bien el día de mi conversión. Hace cinco años, le pedí a Jesús que entrara en mi corazón.” Pero si tu corazón realmente fue convertido en ese tiempo, hoy hubiera evidencia en tu vida.

Ahora mismo puedes estar diciendo, admito que he estado descuidando la palabra de Dios. Y todavía estoy atado por un pecado asediante. ¿Estaré muy endurecido – he ido muy lejos – para recibir el toque sanador del Señor?”

¡Por supuesto que no! Si comienzas a clamar al Señor hoy, en medio de tu necesidad, él te traerá tiempos de refrigerio. Cada vez que traes a él un corazón verdaderamente arrepentido, él no actuará como tu juez, sino como tu mediador e intercesor. Ahora mismo él te dice, “Sólo clama a mí, y yo lo haré por ti. Vendré a ti, supliendo todo lo que necesitas para mantener tu corazón tierno y quebrantado ante mi.”

Fuente: https://www.worldchallenge.org/

viernes, 26 de julio de 2024

Lo que cuesta reconocer los errores y las faltas!

Aprender de mis errores 

¿Quién podrá entender sus propios errores? líbrame Señor de los que me son ocultos Sal. 19:12

“La insensatez del hombre tuerce su camino, y luego contra Jehová se irrita su corazón ”Prov. 19:3

Años atrás, el doctor Kim Adcock, jefe de radiología del Kaiser Permanente de Denver, Colorado, empezó una revolución en el área de las mamografías. Él tomó la decisión de guardar los registros de los casos que los doctores a su cargo no habían sabido diagnosticar, imprimiendo los resultados y convirtiéndolos en gráficos y cuadros. El terreno que pisaba era controversial y peligroso ya que ponía en peligro la autonomía y el prestigio de los doctores. Al mismo tiempo se ponía en juego la estabilidad de la institución al existir la posibilidad de ser llevados a juicio por las mujeres cuyos diagnósticos fueron errados. Los resultados de sus estudios trajeron como consecuencia el despido de uno de sus doctores que no había podido descubrir 10 casos de cáncer en 18 meses. Otros dos fueron despedidos en los siguientes dos años. Además, reasignó a otros 8 doctores que no reunían las características requeridas para realizar la tarea prevista.

El trabajo del doctor Adcock ha permitido un mayor nivel de seguridad en el diagnóstico a través de mamografías. Los doctores ahora analizan continuamente sus errores, buscando patrones significativos que ellos no hubieran detectado en una sola observación. Aunque se han tenido que bajar de su pedestal de infalibilidad, aprender de sus errores los está convirtiendo en verdaderos especialistas confiables. El doctor Adcock dijo que él ha tenido presente en sus investigaciones la más grande de todas sus obligaciones: “Yo estoy protegiendo a los pacientes aun de mí mismo”.

Aprender de nuestros errores no es tarea fácil. A nadie le gusta aceptar sus debilidades. Más de una vez hemos sido descubiertos actuando como niños que tratan de ocultar sus errores para evitar ser descubiertos. Es como el niño que niega haberse comido un chocolate aunque tenga toda la boca manchada de dulce. Empieza primero a justificarse con razones pueriles e inverosímiles. Cuando las razones se vuelven sinrazones, se pasa al llanto y las súplicas que ya no lo librarán del castigo por su desobediencia y mentira.

Detrás de la incapacidad de reconocer un error hay orgullo y mucha dureza de corazón que inevitablemente llevarán a la caída.

Pillar a un niño en sus errores no es tan difícil, pero hacer que un adulto reconozca que ha cometido un error puede convertirse en una titánica y casi imposible tarea. Reconocer un error adulto puede tomar años y mucho dinero en tribunales y abogados. Detrás de la incapacidad de reconocer un error hay orgullo y mucha dureza de corazón que inevitablemente llevarán a la caída. Bien dice el maestro de sabiduría: “Delante de la destrucción va el orgullo, Y delante de la caída, la arrogancia de espíritu” (Prov. 16:18).

¿Cómo reaccionamos cuando las cosas salen mal? ¿Qué hacemos cuando no sabemos por dónde empezar a solucionar el problema que nuestros errores han fomentado? ¿Somos como el personaje del pasaje del encabezado, al que le gusta culpar a Dios o a los demás en vez de reconocer su responsabilidad personal en los fracasos de su propia vida? Es necesario que refresquemos nuestras conciencias con algunos proverbios prácticos que nos enseñarán a combatir nuestra incapacidad de reconocer nuestros errores:

1. “Todos los caminos del hombre son limpios ante sus propios ojos, Pero el Señor sondea los espíritus” (Prov. 16:2). No basta con nuestra propia justificación o con la evaluación que hagamos de nosotros mismos. Es evidente, además, que somos los peores calificadores de nuestros propias acciones. El proverbista nos advierte que es un hecho que no podremos nunca hacer una correcta evaluación en solitario de nuestros caminos. Para nosotros, todo lo que hagamos siempre será limpio delante de nuestros ojos. Nuestra miopía evaluadora es insuficiente, pero el saber que el Señor está atento y sopesando nuestro espíritu, puede darnos la sobriedad suficiente para saber que Él está evaluando cada una de nuestras acciones y debemos ir a Él y a su Palabra para poder conocer la realidad de nuestras intenciones y acciones. Finalmente, “Muchos son los planes en el corazón del hombre, mas el consejo del SEÑOR permanecerá” (Prov. 19:21).

2. “Abominación al SEÑOR es todo el que es altivo de corazón; ciertamente no quedará sin castigo” (Prov. 16:5). Nos cuesta reconocer nuestros errores porque el orgullo nos impide aceptar que no somos tan brillantes o perfectos como quisiéramos ser reconocidos por los demás. Nos cuesta reconocer nuestros errores porque pensamos que perderemos lo que hemos ganado o nuestra posición. Pero, ¿será eso lo mejor? El Señor nos dice, “Mejor es ser de  espíritu humilde con los pobres que dividir el botín con los soberbios” (Prov. 16:19). Reconocer nuestros errores requerirá que paguemos un precio alto, pero nos devolverá la paz y, sobre todo, “El que adquiere cordura ama su alma; el que guarda la prudencia hallará el bien” (Prov. 19:8).

3. “El que vive aislado busca su propio deseo, contra todo consejo se encoleriza” (Prov. 18:1). Una persona que no reconoce sus errores se pone en evidencia porque tiende a enojarse cuando le hacen ver su error. Es alguien que prefiere aislarse y creer que si no escucha voces discordantes ese error desaparece con el aire de la mañana. ¡Y eso no es cierto! No hay mejor cura para aceptar nuestros errores que aprender a escuchar con ambos oídos. Bien dice el proverbista, “Escucha el consejo y acepta la corrección, para que seas sabio el resto de tus días” (Prov. 19:20).

Si soy cristiano ya no tengo porque tratar de ocultar errores, porque finalmente ya todos fueron expuestos por mi Señor y Salvador. Gracias a Dios, ya no hay nada que ocultar ni nada que temer.

4. “Encomienda tus obras al Señor, Y tus propósitos se afianzarán” (Prov. 16.3). Te hago algunas preguntas: ¿Podrías presentar delante de Dios aquello que se te está reprochando o que ocultas para que no sea descubierto? ¿Serías capaz de defender ante el Señor aquellas cosas que otros te están demandando? Exponer nuestros pensamientos ante Dios es la oportunidad precisa para que Él pueda ayudarnos, no solo a mantenernos en nuestras ideas y planes, sino también a modificarlos, mejorarlos, o simplemente aceptar que hemos fallado o nos hemos equivocado. Es bueno saber que nuestro buen Dios soberano no es un simple observador de nuestro caminar porque, “La mente del hombre planea su camino, Pero el Señor dirige sus pasos” (Prov. 16:9).

Al principio de nuestra reflexión dijimos que reconocer un error no es una tarea fácil. Alguien dijo alguna vez que una teoría o una idea no morirá hasta que su terco proponente no esté a tres metros bajo tierra. La realidad es que nuestro corazón endurecido e incapaz de reconocer errores es producto de nuestra separación de Dios, del vivir en oscuridad y alejados de la luz. Sin embargo, Jesucristo no ocultó nuestros errores. Por el contrario, los expuso en la Cruz del Calvario y los pulverizó pagando por ellos en nuestro lugar. Así lo dice Pablo, “… así como el pecado reinó en la muerte, así también la gracia reine por medio de la justicia para vida eterna, mediante Jesucristo nuestro Señor” (Ro. 5:21). Si soy cristiano ya no tengo porque tratar de ocultar errores, porque finalmente ya todos fueron expuestos por mi Señor y Salvador. Gracias a Dios, ya no hay nada que ocultar ni nada que temer. Jesucristo me ofrece perdón para mis pecados y errores y una nueva vida para poder rectificarlos y sanar.

Finalmente, si entendemos que un “error lo puede cometer cualquiera”, debemos también entender y aceptar que “reconocer un error no nos convierte en un cualquiera”. Por el contrario, aceptar un error nos enriquece y nos hace crecer como humanos y como cristianos, “Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos” (Ro. 5:6).

Fuente: https://www.coalicionporelevangelio.org

domingo, 9 de junio de 2024

Que necesitas para entrar al cielo o al infierno

El afán y la ansiedad de los hombres no sirve  Mt. 6.25-34

Jesús dijo a sus discípulos: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis.

La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás? Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estés en ansiosa inquietud.  Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas.

Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.

Al cielo no se entra con ninguna pertenencia ni ropa ni dinero, solo llega el alma del hombre  con el espíritu viviente que nunca deja de existir. En la muerte terrenal el cuerpo desaparece y no acompaña a su alma, porque al cielo no puede entrar carne ni sangre humana; allí todo se vuelve espiritual y todos viven de la misma manera como el creador Dios todopoderoso,

Al infierno también se entra solo con el alma viviente, sin cuerpo terrenal, y sin ninguna cosa material, ni ropa ni dinero ni nada perteneciente a su dueño. Porque en ese lugar no continuará la vida sino la muerte eterna aunque también se vive, pero no se cumple ningún propósito ni se realiza tarea alguna, el alma abandona el cuerpo y se va absolutamente vacía y sola.

Para qué y para quién trabajamos tanto, cuando al final todo lo perdemos, la muerte nos quita todo; entonces hay que ocuparse mas del alma que vivirá eternamente.

Reflexiones, hna Noemy

jueves, 6 de junio de 2024

Los infieles según la biblia

La infidelidad no tiene justificación 

Otra vez, leo testimonios de mujeres que dicen, que el hombre que se va con otra mujer necesita un salvavidas, que hay que tenerle paciencia, que él está sufriendo y que la mujer sabia debe orar sin cesar por él y aclara que así es la manera de ver restauración.

Es posible que en casos aislados esto pueda aplicar de alguna medida, pero se alejan de la verdad bíblica y colocan en una posición de víctima al traidor, a quien traiciona y es infiel y desleal y que voluntariamente rompe el pacto matrimonial, casi que se le tiene que tener lastima y consideración es ¿en serio?; es decir, el pobre o la pobre no tuvo otra opción que irse con otra mujer u otro hombre. ¿Así creen que esto es?

Si seguimos victimando a quien traiciona, todos pensaremos que la infidelidad es parte del matrimonio y por eso mucha gente la ve hoy como normal, la aceptan como parte de las bajas del matrimonio, pero la idea original de Dios nunca ha sido esa, él dijo que, el que ama no hace nada indebido (1Corintios 13:5) y quien no ama, no ha conocido a Dios.  (1 Juan 4:8).

Aparte estableció principios como honrar el matrimonio y el lecho sin mancilla, (Hebreos 13:4) esto es, respetar el matrimonio, respetando al cónyuge y guardarse en fidelidad uno al otro, Dios juzgará a quienes cometen adulterio; es decir, para él, la infidelidad es grave para el matrimonio, por eso él quiere que se mantenga puro como debe ser.

No dice, si le traicionas que tu cónyuge te venga a salvar y él o ella debe soportar eso una y otra vez y las veces que sean necesarias, porque él o ella te tiene que tener paciencia. 

No dice, si le traicionas que tu cónyuge te venga a salvar y él o ella debe soportar eso una y otra vez y las veces que sean necesarias, porque él o ella te tiene que tener paciencia. 

¡Eso no enseña la Biblia!

Asumo claramente que quien escribió este testimonio es una mujer, puede ser un bonito testimonio de restauración y se respeta; pero eso no es lo que Dios quiere para cada matrimonio, su deseo es que ningún matrimonio llegue a la infidelidad, ese es el principal mandamiento y es imperativo, no negociable, no opcional, tiene y debe de ser así para quien quiera una relación limpia y esto es para cada matrimonio.

Dios nos ha dado la capacidad de tener dominio propio, lo dice la Biblia, (2 Timoteo 1:7) por eso quien vive traicionando en realidad no ama a su cónyuge y esa es la única verdad, quien es infiel, lo hace de manera consciente porque voluntariamente abrió la puerta que destruiría su matrimonio y familia, nadie le obliga, nadie le pone una pistola en la cabeza, lo hace a sabiendas que está mal e incorrecto.

Recuerde que José el hijo de Jacob, ante la trampa, la astucia y la seducción intensa y a diario de la mujer de Potifar, se mantuvo fiel a Dios y al momento cúspide de estar a un hilo de pecar, decidió salir huyendo,  porque también sabía que antes de fallarle a Potifar, le fallaría a Dios. (Génesis 39:7-12).

La infidelidad siempre será una mala decisión, que pudo haberse evitado, se pudo hacer algo al respecto antes, para no llegar allí, quien comete esto lo contempló primero en su corazón, alimentó ese deseo y lo dejó crecer hasta consumar este terrible pecado.

Por favor, no justifiquemos la infidelidad bajo ningún motivo solamente por mantener una relación, el principio es luchar para que ni uno, ni el otro tengan que pasar por esto, sino guardarse en lealtad solo al cónyuge a quien nunca debemos defraudar.

Si quieres disfrutar del amor, disfrútalo con tu esposa.  ¡Guarda tu amor solo para ella! ¡No se lo des a ninguna otra!  No compartas con nadie el gozo de tu matrimonio. (Proverbios 5:15‭-‬17).

La infidelidad no es exclusiva del hombre, por lo tanto todo aplica para ambos.

Entendamos que la única manera de ver una verdadera restauración es bajo arrepentimiento genuino de quien ofendió, y demuestre con hechos un cambio y que la otra parte pase un necesario proceso de sanidad y ambos estén dispuestos a ser tratados por Dios.

sábado, 4 de mayo de 2024

El que cree en la biblia cree en la verdad

¿Alguna vez la has leído la biblia completa? ¿Quieres hacerlo?

*Cómo la lectura de toda la Biblia cambió mi vida para siempre*

La Biblia es el espejo de Dios que te muestra tu vida tal cuál es

La Biblia es el único libro que te mostrará la persona que eres en realidad, te revelará todos los defectos que tienes y te dará la solución a cada uno de ellos. Te hará saber si eres una persona orgullosa, egoísta, mentirosa, injusta, de mal carácter, etc. o, todo lo contrario. 

Por la gracia de Dios acabo de terminar de leer la Biblia por quinta vez. Cuando estaba en mis veinte, nunca se me ocurrió que podía leer la Biblia completa. De hecho, no fue hasta que tuve treinta y tres, en un grupo de discipulado de la iglesia, que mi amiga Jani Ortlund me retó a hacerlo.

Leer la Biblia hasta el final, cambió mi vida para siempre. Antes de eso, mi entendimiento de las Escrituras era como ver un collage de pequeñas fotos pegadas en un cartel. Conocía fragmentos de la Biblia y una gran cantidad de historias bíblicas, pero no entendía cómo todo encajaba. No tenía un contexto para las cosas; es más, pensaba que el Dios del Antiguo Testamento y el Dios del Nuevo Testamento estaban en desacuerdo el uno con el otro.

Ese enero, con el estímulo y la rendición de cuentas de mi grupo de discipulado, abrí mi Biblia en el libro de Génesis y comencé a trabajar meticulosamente a través de esas páginas. Con un promedio de tres capítulos por día, caminé con Abraham en los desiertos de la antigua Mesopotamia y luché junto a Sara mientras ella esperaba por el hijo prometido; observé la crueldad de la humanidad y cómo esto enfureció a Dios. Así, las historias de la ira de Dios comenzaron a tener sentido para mí. ¿Quién querría a un Dios que no se enoja con la opresión, la injusticia, la violación, el infanticidio y la idolatría?

Página tras página, vi el sufrimiento que el pecado siempre trae y el continuo llamado tierno de Dios a su pueblo: «Vengan a mí. Háganme su refugio. Entreguen sus corazones a mí y a nadie más. Vuélvanse de su pecado y vengan a mí». La Biblia no era un libro de reglas, era una historia de amor.

Hoy, el mismo Dios que llamó a Abraham nos llama a nosotros hacia Él por medio de las Escrituras. Su amor por nosotros permanece en el tiempo y nos busca ahora mismo, incluso usando la tecnología moderna de este blog. Cada vez que abres tu Biblia y la lees, estás lo suficientemente cerca de Dios como para sentir su aliento. Es en ese libro sagrado que Él nos habla sobre Él, sobre nosotros y sobre cuánto nos ama.

La primera vez que leí la Biblia de principio a fin aprendí cuatro cosas que cambiaron mi vida y pueden cambiar la tuya. Aquí las comparto contigo:

Dios está en control

Nadie en toda la historia ha frustrado el plan de Dios (¡no es que no lo hayan intentado!). Piensa en Jonás, Balaam, Faraón, incluso Judas Iscariote. ¿Sabes lo que esto significa para ti? Que puedes confiar en Dios para llevar a cabo su plan para ti. Si tú estás en Cristo, ni siquiera tu pecado puede hacer descarrilar su propósito para ti. Y nada puede llegar a ti a menos que primero pase por su mano. Entonces, ese es un pensamiento que cambia vidas.

Dios cumple Sus promesas

Dios nunca ha roto una promesa. Él mantiene y cumple sus promesas porque Él es fiel. «Si somos infieles, Él permanece fiel, pues no puede negarse Él mismo» (2 Ti. 2:13). Eso significa que puedes confiar en que Dios cumplirá sus promesas para ti. Mientras lees la Biblia, observa la fidelidad de Dios, anota aquellas promesas y aférrate fuerte a ellas.

Dios realmente nos ama

La primera vez que leí toda la Biblia, las palabras amor inquebrantable se mantuvieron en mi mente una y otra vez, un libro tras otro. Entonces, comprendí que era más que una frase: era un tema. Dios es absolutamente firme en su amor por sus hijos; de hecho, su ira viene de un lugar de profundo dolor y amor. «Den gracias al Señor, porque Él es bueno; porque para siempre es su misericordia» (1 Cro. 16:34).

Su amor por ti quiere decir que puedes confiar en que su corazón hacia ti es bueno. Con Dios, no tienes que vivir con miedo por un dramático final. Él es un Padre bueno y sabio. Él nunca está tratando de castigarte o perjudicarte. Cuando todo en la vida parece decirte lo contrario, puedes mirar a la Biblia y ver la verdad del amor de Dios por ti.

Jesús es el verdadero héroe de la historia de este mundo

Desde el principio de los tiempos, Dios ha estado en control de la historia y ha tenido un plan para llevarnos de regreso a Él. Él hizo una promesa para mostrar su amor por ti y por mí, y porque Él es fiel, cumplió esa promesa. Su amor por nosotros es tan inquebrantable que nada, ni siquiera toda la maldad del mundo, puede impedirle enviarnos al Salvador. ¡Qué héroe es ese Salvador! ¡Y Él es nuestro!

«Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro». (Ro. 6:23)

La Biblia corrige nuestro entendimiento acerca de Dios. Con la ayuda del Espíritu Santo, podemos conocer realmente a Dios a través de su Palabra. ¡Apúntame para eso! porque yo necesito desesperadamente lo que la Biblia da.

¿Cuál ha sido tu experiencia al leer la Biblia? ¿Alguna vez la has leído completa? ¿Quieres hacerlo? ¿Qué te ha mostrado Dios a través de aquellas páginas sagradas? 

Fuente: https://www.iglesiaccf.org/