Este blog rinde honor y alabanza al Dios de nuestra salvación a Jesucristo el Señor.

miércoles, 24 de abril de 2019

Testimonio misionero que honra a Dios

Misioneros de Dios


En el año 1921 David Flood, su joven esposa, Svea y su pequeño hijo de 2 años dejaron Suecia rumbo al interior de África. Viajaban con otra joven pareja misionera—estas dos parejas habían sido miembros muy activos, cantaban en el coro de la iglesia, Svea tocaba el violín y era solista. Habían comprometido sus vidas a llevar el evangelio a las tribus perdidas de África.

Estaban llenos de entusiasmo y optimismo al punto que cruzaron las montañas del Congo a golpe de machete para comenzar su ministerio en un lugar todavía indeterminado para ellos. Para su sorpresa, aldea tras aldea se rehusaba a darles entrada, convencidos de que la presencia de aquellos blancos enojaría a los dioses y les traería grandes problemas. Días de llevar sus pertenencias, hambrientos, débiles, oraban para que la siguiente aldea del otro lado de la montaña les permitiera desarrollar sus ministerios. Pero el jefe de la siguiente aldea aún fue más hostil que todos los anteriores juntos. Les pidió que se marcharan. 

En su biografía se lee, “Lucharon para llevar sus pertenencias hacia la cima y al establecer las tiendas de campaña sabían que estarían demasiados cansados para levantar campamento otra vez”. Decidieron entonces limpiar el terreno y construir una choza de barro, haciendo lo mejor que podían para soportar la hostilidad de los aldeanos.

Durante las siguientes semanas de agonía, que se convirtieron en meses, David y Svea Flood lucharon con la lengua Swahili y, junto a los Erickson, trataron en todo lo que podían acercarse al jefe de la tribu, quien endureció aún más su posición. Los aldeanos tenían prohibido aún de visitar a los misioneros—solo a un pequeño niño se le permitía ir y venderles pollos y huevos. David estaba sorprendido de la insistencia de su esposa de que aunque no fueran capaces de entrar a la aldea ni de alcanzar a África para Cristo, ella aún podía ganar a este niño para el evangelio.

Así que, cada vez que el niño les visitaba, ella le demostraba amor y atención hasta que los otros misioneros vieron como un día ella se arrodilló con el niño y le guió en una oración de arrepentimiento. El niño tuvo que guardar como un secreto su decisión, porque probablemente no le dejarían volver a visitarles. Para los otros, esta misión fue un fracaso. Un día los Erickson decidieron dejar a los Flood y volver a la estación misionera que estaba cientos de kilómetros atrás. Más tarde Svea anunció que estaba esperando su segundo niño. Estaba débil y David temía lo peor. Ya era tarde para viajar a través de la jungla del Congo belga—el niño tendría que nacer en la choza, en la montaña.

El niño cristiano llevó esas noticias a la aldea, y sorprendentemente, el jefe permitió que una partera de la tribu colaborara.

Cuando el bebé ya estaba en fecha, Svea Flood se contagió de malaria—cuando la matrona de la tribu llegó, Svea gemía de fiebre. Su niña nació, y Svea susurró que se llamaría Aina, un clásico nombre sueco para las niñas. Diecisiete días después, Svea Flood falleció. Desesperado y lleno de una amarga rabia, David enterró a su esposa de 27 años. ¿Cómo cuidaría a su pequeño de 2 años y a un bebé sin ayuda? Contrató a un hombre de la aldea y llevó a sus hijos a la estación misionera. Para él habían terminado su ministerio, el evangelio y su relación con Dios. Hasta donde él sabía, Dios le había quitado la vida a su esposa y su ministerio no era nada más que una trágica pérdida.

El problema era que, al volver a Suecia, nadie podría cuidar de su pequeña bebé. Los Erickson no habían podido tener hijos, y David les ofreció la oportunidad de adoptar a Aina. Accedieron gustosos. Ahora David podía volver con su hijo, abandonar esa estación misionera para nunca más volver…de hecho, al dejar el lugar, nunca volvió su rostro atrás. Antes de que la niña Aina tuviera un año, Joel y Berta Erickson fueron envenenados por nativos, y con un día de diferencia ambos murieron. Aina se quedaba otra vez sin padres. Fue reclamada por otra pareja de misioneros que ya tenía su propia hija. Cuando tenía 3 años de edad, Aina y sus padres adoptivos dejaron África y se establecieron en la ciudad de Minneapolis, estado de Minnesota, Estados Unidos. Su nombre sueco fue cambiado a Aggie.

Aina escribiría luego que, aún siendo niña, ella sabía que era diferente. Fue conocida como la hija de la misionera que murió en la montaña, rescatada por misioneros que fueron envenenados y, realmente, como dice el título de su biografía, “Ser una niña sin país”. Con el tiempo, Aina asistió Al Colegio Bíblico North Central donde conoció a un joven prometedor, Dewey Hurst, que entraba al ministerio.

Pasaron los años. Aina no tenía ninguna información de su padre. Sabía poco de su pasado. Sabía el nombre de sus padres y de Suecia, pero poco más. No tenía tiempo de pensar en ello…con un esposo y una familia ocupada en el ministerio. Su esposo había sido nombrado presidente de un colegio bíblico en otro estado. Un día, en forma inesperada, una revista sueca apareció en su buzón. No tenía idea quién la enviaba, y por supuesto, no entendía el contenido. Pero al pasar las páginas, una fotografía acaparó su atención. La foto de una pequeña cruz blanca enterrada con el nombre de Svea Flood. Saltó al automóvil buscando a un profesor sueco del colegio bíblico. Dos misioneros, caminando por la selva llegaron a una aldea en el Congo belga y tomaron esa foto. Averiguando en la aldea les contaron la historia que reproducían en el artículo. 

También contaban que luego que los misioneros se fueron, el niño cristiano solicitó permiso al jefe de la tribu para comenzar una escuela. Gradualmente, este ahora joven muchacho, fue maestro y líder, enseñó el Evangelio a todos sus estudiantes. Y luego sus padres, y aún el jefe aceptaron a Cristo. Ahora esa aldea tenía 600 creyentes y una iglesia muy activa. Todo gracias al sacrifico y las lágrimas de David, y primeramente de Svea. Aina no lo podía creer. Comenzó a llorar y agradecer a Dios por dejarle saber la verdad sobre sus padres y su sacrificio. Para el 25 aniversario de su boda, el Colegio bíblico les dio al matrimonio Hurst un boleto para visitar Suecia, donde Aina, entre otras cosas, podría buscar a su padre.

No fue difícil—David Flood se había casado, tenía 4 niños, pero su segunda esposa también había fallecido.

Ese anciano era ahora un alcohólico, agnóstico, y maldecía a cualquiera que le mencionara a Dios. Luego de una emotiva reunión con sus medio hermanos y hermana, Aina quiso ver a su padre. Sus hermanos no estaban muy contentos de esa idea—se había convertido en un hombre amargado, tampoco ellos lo veían mucho, y sobre todo, odiaba a Dios. Le advirtieron, “Si lo ves, no le hables de cosas espirituales…cuando escucha el nombre de Dios, estalla de furia”. Aina estaba determinada a verlo. Al fin fue a su departamento—la puerta fue atendida por una señora de la limpieza. Dentro de su cuarto había botellas de licor en cada repisa de la ventana; la mesa estaba cubierta de más botellas. Y en un rincón apartado—escribió ella en su autobiografía—un viejo pequeño y arrugado tirado en una cama deshecha, con su cabeza contra la pared.

La diabetes y un derrame cerebral lo tenían lisiado en ese cuarto desde hacía 3 años. La señora se acercó y le dijo suavemente, “Papa, Aina está acá”. El se dio vuelta hacia mí y tomé su mano. “¿Papa?”, dije. Comenzó a llorar. “Aina”, dijo, “Nunca quise dejarte”. “Está bien, Papa”, dije mientras tomaba sus manos. “Dios cuidó de mi”. Se puso rígido y dejó de llorar. “Dios nos olvidó a todos” escupió, “Nuestras vidas están así gracias a Él. Estuve en África todo el tiempo…y sólo un niño pequeño…y luego perdí a tu madre”. “Papa, tengo un historia que contarte. No fuiste al África en vano. Mama no murió en vano. El niño pequeño que ganaron para el Señor creció y toda la aldea hoy reconoce a Jesús. Hoy, 40 años después, hay 600 personas en ese lugar que sirven al Señor porque tu escuchaste el llamado de Dios en tu vida”.

David Flood se dio vuelta despacio hasta que sus ojos vieron los míos—ojos de esperanza, deseando que lo que yo decía fuera verdad…deseando que la agitación de su vida se redimiera de algún modo”. Papa, es una buena historia…tenemos un Dios grande”. Las lágrimas volvieron…comenzó a hablar. Al fin de esa tarde, la bondad de Dios lo había traído al arrepentimiento, y el perdón y la restauración de la comunión. Aina y su esposo al fin volvieron a América…unas pocas semanas después, David Flood partió a la patria celestial. Luego le contarían a Aina que en las últimas horas de su vida—delirando, hablaba en Swahili.

Déjeme darle un apéndice a esta historia.

Pasaron los años y Aina y su esposo fueron a una conferencia evangelística, esta vez en Londres. Varios líderes de diferentes denominaciones y asociaciones de iglesias de África fueron a dar sus reportes. Uno de ellos era de Zaire, superintendente de la asociación de iglesias nacionales de ese país, representaba a 100.000 creyentes bautizados. Habló elocuentemente sobre la difusión del evangelio en su país. Dijo, “Tenemos 32 estaciones misioneras; un hospital de 120 camas; varias escuelas cristianas—y nuestras iglesias tienen hoy 100.000 cristianos bautizados.

Luego Aina corrió hacia ese hombre y le hizo algunas preguntas—una en particular. Les dejo leer lo que ella misma dijo, “Señor, ¿conoció usted a una joven pareja misionera llamados David y Svea Flood? Ellos estaban en una estación misionera—y lo único que sé es que estaban en la cima de una montaña”. “Sí, madame”, contestó, “Yo solía venderles pollos y huevos…fue Svea Flood la que me guió a Cristo”. “¿Quién es usted?” “Yo soy la hija de Svea Flood; yo nací en esa montaña”. Las lágrimas rodaron por las mejillas de ese hombre, me abrazó, y en su estilo africano, me sostuvo, y comenzó a bailar, sollozando desde lo profundo de su alma”. “Muchas veces me pregunté” decía llorando, “¿qué le sucedió a esa pequeña niña cuya madre murió por nosotros?”. Me dijo, “Debes volver a su lugar de nacimiento—tu madre es la persona más famosa de nuestra iglesia”.

Ella accedió. Luego de meses de planeamiento, Aina y su esposo hicieron el largo viaje de vuelta a ese lugar tan especial. De hecho llegaron al lugar donde su padre la dio en adopción a los Erickson. En este lugar ella había vivido y jugado en el barro con sus amigos africanos, aprendiendo la lengua Swahili. Visitó la tumba de sus padres adoptivos. Llegar a la aldea fue tan difícil como lo fue para sus padres, pero esta vez había cientos de personas esperándole, en medio de un arco de flores. Aina escribe, “el pastor de la aldea me guió a la cima del monte, toda la gente siguiéndonos; en la cima había un lugar llano bajo un bosquecillo de árboles. El pastor señaló con el dedo y dijo, ‘Este es el lugar donde tus padres hicieron la choza donde naciste’. Luego volteó y señaló, sin decir palabra, a una tumba rodeada de cemento, una palmera cerca, y debajo, todo el valle. Una cruz blanca que rezaba Svea Flood (1896-1923). Aina escribe, “y ahora conozco la cosecha de la semilla que ella sembró”.

El pastor abrió su Biblia, rodeado de cientos de creyentes y leyó una simple línea de los Salmos. Salmo 126, verso 5 “Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán”.david & svea flood2 Dios sabe lo que es llorar. Dios sabe lo que significa sufrir pérdidas. Dios sabe lo que significa sembrar semilla que parece que no dará fruto. Pero Dios sabe el fin…El sabe el fin de la historia…que las lágrimas de dolor, y la pérdida y la frustración y el dolor y la pena pronto serán borradas…reemplazadas por un gozo indescriptible.

Fuente: Facebook

sábado, 6 de abril de 2019

Asombroso! Las Profecías cumplidas en Jesús

Impactante comparación de textos bíblicos de la venida y vida de Cristo.


Esas profecías anuncian sobre su persona, sus acciones, su doctrina, de forma más o menos directa, más o menos velada. Se cumplen todas las profecías que hablan de Él en el Antiguo Testamento, algunos cuentan más de 300 profecías. El cumplimiento de todas esas profecías es uno de los motivos que nos llevan a saber que la Biblia está inspirada por el Espíritu Santo.

Jesús sabe que las profecías mesiánicas se refieren a Él. 

Al leer Isaías en la sinagoga de Nazaret, afirma: “Hoy se está cumpliendo ante vosotros esta escritura” (Lc. 4, 21). A los fariseos que rehúsan creer en El, les dice: “Escudriñad las Escrituras ya que en ellas esperáis tener la vida eterna; ellas testifican de mí” (Jn. 5, 39).

Mateo se propone en su evangelio demostrar que Jesús es el Mesías, basándose en las profecías del Antiguo Testamento. Profecías que anuncian a Jesucristo, cientos y miles de años antes, incluso desde el punto de vista estadístico, de probabilidades de cumplimiento, exigen realmente una clara intervención divina.

Vamos a tomar una pequeña muestra de esas profecías en aspectos que nos resultan más familiares, en los que se refieren a los grandes momentos de su vida.

Descendiente de la tribu de Judá

Génesis 49:10 “El cetro no se apartará de Judá ni el bastón de mando de entre sus piernas, hasta que llegue aquel a quien le pertenece y a quien los pueblos deben obediencia”.

Lucas 3:33 “Naasón, hijo de Aminadab; Aminadab, hijo de Admín; Admín, hijo de Arní; Arní, hijo de Esrom; Esrom, hijo de Fares; Fares, hijo de Judá”.

Nacimiento en Belén

Miqueas 5:1 “Y tú, Belén Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti me nacerá el que debe gobernar a Israel: sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial”.

Mateo 2:1 “Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén”.

Nacimiento de una virgen

Isaías 7:14 “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llevará por nombre Emanuel.”

Mateo 1:18 “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.”

Matanza de los niños de Belén

Jeremías 31:15 “Así habla el Señor: ¡Escuchen! En Ramá se oyen lamentos, llantos de amargura: es Raquel que llora a sus hijos; ella no quiere ser consolada, porque ya no existen..”

Mateo 2:16 “Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos”.

Huida a Egipto

Oseas 11:1 “Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo.”

Mateo 2:14 “José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.”

Predicación en Galilea y en las cercanías del río Jordán

Isaías 8:23 “En un primer tiempo, el Señor humilló al país de Zabulón y al país de Neftalí, pero en el futuro llenará de gloria la ruta del mar, el otro lado del Jordán, el distrito de los paganos.

Isaías 9:1 “El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz: sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz.”

Mateo 4:12-16 “Cuando Jesús se enteró de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea. Y, dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaúm, a orillas del lago, en los confines de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: “¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, país de la Transjordania, Galilea de las naciones! El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz”.

Desprecio del pueblo judío

Isaías 53:3 “Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan despreciado, que lo tuvimos por nada”.

Juan 1:11 “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”.

Entrada triunfal en Jerusalén sobre un pollino

Zacarías 9:9 “¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu Rey viene hacia ti; él es justo y victorioso, es humilde y está montado sobre un asno, sobre la cría de un asna”.

Juan 12:13-14 “Tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel! Y halló Jesús un asnillo, y montó sobre él, como está escrito”.

Traicionado por uno de los suyos

Salmo 41:10“Hasta mi amigo más íntimo, en quien yo confiaba, el que comió mi pan, se puso contra mí”.

Marcos 14:10 “Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los principales sacerdotes para entregárselo.”

Sería vendido por 30 piezas de plata

Zacarías 11:12 “Yo les dije: «Si les parece bien, páguenme mi salario; y si no, déjenlo». Ellos pesaron mi salario: treinta siclos de plata.”

Mateo 26:15 “Y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata.”

El precio sería devuelto

Zacarías 11:13 “Pero el Señor me dijo: « ¡Echa al Tesoro ese lindo precio en que he sido valuado por ellos!». Yo tomé los treinta siclos de plata y los eché en el Tesoro de la Casa del Señor.”

Mateo 27:6-7 “Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre. Y después de consultar, compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultura de los extranjeros”.

Durante su juicio se mantendría en silencio

Isaías 53:7 “Al ser maltratado, se humillaba y ni siquiera abría su boca: como un cordero llevado al matadero, como una oveja muda ante el que la esquila, él no abría su boca”.

Mateo 26:62-63 “Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti? Más Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios”.

Sufriría por los demás

Isaías 53:4-5 “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”.

Mateo 8:16-17 “Y como fue ya tarde, trajeron a él muchos endemoniados: y echó los demonios con la palabra, y sanó a todos los enfermos; Para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta Isaías, que dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias”.

Crucificado con malhechores

Isaías 53:12 “Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores”.

Mateo 27:38 “Entonces crucificaron con él a dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda.”

Sus manos y pies serían perforados

Salmo 22:16 “Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies”.

Juan 20:27 “Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.”

Sería escarnecido y despreciado

Salmo 22:6-8 “Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. 7. Todos los que me ven me escarnecen; Estiran la boca, menean la cabeza, diciendo: 8. Se encomendó al Señor; líbrele él; Sálvele, puesto que en él se complacía.”

Mateo 27:39-40 “Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza, 40. y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.”

Le darían a beber vinagre

Salmo 69:21 “Me pusieron además hiel por comida, Y en mi sed me dieron a beber vinagre”.

Juan 19:29 “Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca”.

Su costado sería traspasado

Zacarías 12:10 “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.”

Juan 19:34 “Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua”.

Sobre sus ropas echarían suertes

Salmo 22:18 “Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes”.

Marcos 15:24 “Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes sobre ellos para ver qué se llevaría cada uno”.

Ninguno de sus huesos serían quebrados

Salmo 34:20 “El guarda todos sus huesos; Ni uno de ellos será quebrantado”.

Juan 19:33 “Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas”.

Sepultado en una tumba de ricos

Isaías 53:9 “Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.”

Mateo 27:57-60 “Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús. Este fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo. Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue”.

Resucitaría después de su muerte

Salmo 16:10 “Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción”.

Mateo 28:9 “He aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron”.

Ascendería al cielo

Salmo 68:18 “Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, Tomaste dones para los hombres, Y también para los rebeldes, para que habite entre ellos Dios”.

Lucas 24:50-51 “Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo”.

Fuente: https://es.aleteia.org