Este blog rinde honor y alabanza al Dios de nuestra salvación a Jesucristo el Señor.

viernes, 27 de abril de 2018

Los temerosos también pueden servir al Señor

Dios utiliza a los miedosos

Publicado por Timothy Archer 


A mí me gusta la historia de Gedeón en la Biblia. Gedeón era un israelita que vivía en tiempos en que una potencia extranjera invadía constantemente a su país. Estos invasores esperarían hasta que la cosecha estuviera lista, luego entrarían y llevarían todo el fruto de meses de trabajo. Eran tiempos terribles.

Dios utilizó a Gedeón para salvar a Su pueblo, usando un pequeño grupo de hombres armados con jarras y antorchas. Es una historia fascinante que puede leerse en los capítulos 6 y 7 del libro de Jueces, en la Biblia.

Hay un aspecto de esta historia que suele perderse. Gedeón era hombre miedoso. Vez tras vez, vemos que obra motivada por el miedo. La primera vez que lo vemos, está escondiéndose en un hoyo. Dios le dice que tira abajo un ídolo que se había erigido en su pueblo. Gedeón lo hace … de noche, porque tiene miedo.

Al día siguiente, la gente del pueblo viene a la casa de Gedeón, y Gedeón se esconde, mientras su papá convence a la multitud que no le hagan daño.

Más adelante en la historia, cuando Gedeón ha recibido unos cuantos mensajes de Dios, ha visto señales, ha levantado un ejército, Dios le dice que vaya al campamento del enemigo “si tienes miedo.” Gedeón va, porque todavía tiene miedo.

No estoy atacando a Gedeón. Estoy señalando todo esto para mostrar que Dios puede usar a cualquier de nosotros, aun a los miedosos. Dios transformó a Gedeón en el líder que su pueblo necesitaba.

Lo que me llama la atención son las primeras palabras que Dios tenía para Gedeón. Podemos leerlo en Jueces 6: “El ángel del Señor se le apareció y le dijo: —¡El Señor está contigo, hombre fuerte y valiente!” (Jueces 6:12)

¿Hombre valiente? ¿De veras? Este hombre estaba parado dentro de un hoyo. Escondiéndose. Un hombre que obraría de noche, por miedo. Un hombre que necesitaba a su padre para protegerlo. Un hombre que necesitaba milagros y señales a cada paso.

Me gusta. Me demuestra que Dios nos ve no cómo somos, sino cómo podremos ser. Me mira a mí, con todos mis miedos, y me dice: “Estoy contigo, hombre fuerte y valiente.” Me mira a mí, con todas mis fallas y flaquezas, y me dice: “Bien hecho, siervo fiel.” Me limpia de todo pecado, olvidándose de que me haya equivocado.

La historia de Gedeón es buena para gente como yo, gente que no es perfecta pero está dispuesta a permitir que Dios la haga perfecta. Tal vez sea buena para ti también.

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