Este blog rinde honor y alabanza al Dios de nuestra salvación a Jesucristo el Señor.

miércoles, 27 de mayo de 2015

El Castigo de Dios a sus hijos

Castigo y disciplina


Como cristianos debemos regir nuestras vidas por el principio de obediencia. Nunca fue el plan de Dios que sus hijos vivieran en pecado. La Biblia dice: Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis . . . (1 Juan 2:1). Sin embargo los cristianos pecan, y muchos de ellos toman el pecado muy a la ligera. En esta lección queremos tratar esta pregunta: ¿Qué pasa cuando un creyente peca intencionalmente?

Las Consecuencias del Pecado en la Vida de un Creyente

El pecado rompe nuestra comunión con Dios y trae sobre nosotros la mano castigadora de Dios.

Es cierto que los pecados de un creyente fueron perdonados cuando él recibió a Cristo como su Salvador. Pero esto no le da derecho a vivir como le plazca y hacer cualquier cosa que desee. Él, de todos modos, tiene que enfrentar las consecuencias de sus acciones. La Biblia dice: No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará (Gálatas 6:7). Cualquier pecado que hayamos cometido, si oramos a Dios, se lo confesamos y pedimos Su perdón, Él nos perdona. Nuestra comunión con Dios puede ser restaurada inmediatamente. Dios está dispuesto a perdonar todos los pecados que cometemos cuando se los confesamos con sinceridad. Pero eso no quiere decir que no seremos castigados por nuestros pecados.

El Castigo de David

En la Biblia Dios nos relata de la vida de personas del Antiguo Testamento a fin de que podamos aprender de sus experiencias. Hay dos lecciones muy importantes que debemos aprender del relato del gran pecado de David:
1. Aunque podemos ser perdonados por nuestros pecados, tenemos que enfrentar las consecuencias de nuestras acciones.
2. Algunos pecados tienen consecuencias permanentes en nuestras vidas.

David no era sólo un gran hombre de Dios, sino que además fue el rey más eminente que tuvo la nación de Israel. Aún así, David pecó gravemente y sufrió las consecuencias de su pecado.

Una tarde en que paseaba por los balcones de su palacio, David vió bañándose a una bella mujer. En el segundo libro de Samuel, capítulo 11, se relata el gran pecado de David. David estaba en el palacio, en casa, mientras sus soldados estaban lejos luchando en una batalla. Una tarde en que paseaba por los balcones de su palacio, David vió bañándose a una bella mujer. La lujuria entró en su corazón. Mandó a llamar a la mujer, Betsabé, y cometió adulterio con ella. Pasado algún tiempo, Betsabé le hizo saber a David que esperaba un bebé de él. Como Urías, el esposo de Betsabé, había estado lejos por mucho tiempo, David se dió cuenta de que su pecado de adulterio pronto sería descubierto.

Para ocultar su pecado y para poder casarse con Betsabé, David hizo arreglos para que Urías muriera en el frente de batalla. Parecía que David había tenido éxito en ocultar su pecado, pero la Biblia dice: Mas esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová  (2 Samuel 11:27). Dios envió al profeta Natán para confrontar a David con sus pecados de adulterio y asesinato. 
David se arrepintió verdaderamente de sus pecados y se los confesó a Dios. El Salmo 51 nos habla de la profundidad de la confesión de David:

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí (Salmo 51:1–3). De todo esto podemos ver que David estaba verdaderamente angustiado por su pecado. Dios aceptó la confesión de David, lo perdonó y reestableció su comunión con Él. Natán, el profeta, le dijo a David: . . . Jehová ha remitido tu pecado; no morirás (2 Samuel 12:13).

Pero las cosas no terminaron allí. Dios es Quien rige el universo y Él es santo y justo. Él no puede pasar por alto nuestros pecados o fingir que no sabe nada de ellos. Aunque David era rey, sin embargo fue castigado por Dios. La Biblia dice que para Dios no hay acepción de personas (Romanos 2:11). No se apartará jamás de tu casa la espada Porque el pecado de David dió a los enemigos de Dios ocasión para blasfemar Su nombre, Dios dijo, “No se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste”.

Pese a que Dios había perdonado sus pecados, David tuvo que cosechar las consecuencias terrenales de ellos. Sufrió muchos pesares. El hijo que tuvo con Betsabé murió. Uno de sus hijos fue asesinado. Otro hijo dirigió una rebelión contra David y fue muerto en la batalla. Verdaderamente, la espada nunca se apartó de la casa de David. Podemos ver entonces que aunque seamos perdonados de nuestros pecados, nosotros, tal como David, tenemos que enfrentarnos con las consecuencias terrenales de nuestras acciones. Debemos ver también que frecuentemente los pecados traen consecuencias que duran toda la vida.

Lo que no Debemos Hacer

Un cristiano simplemente no puede permitirse vivir descuidadamente, ni tampoco tomar el pecado a la ligera. Aunque Dios es misericordioso y está dispuesto a perdonarnos nuestros pecados, eso no significa que no nos castigará. Hay cosas que no debemos hacer si queremos evitar consecuencias graves:

No debemos pecar intencionalmente.

Desobedecer a Dios deliberadamente es un acto de rebeldía y puede traer sobre nosotros la mano castigadora de Dios. Él no castiga a Sus hijos cada vez que hacen algo malo. Dios no es así. Él ama a Sus hijos y es benigno y paciente con ellos. David dijo: No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, Engrandeció su misericordia sobre los que le temen (Salmo 103:10–11).
David reconoció que Dios es muy misericordioso y sumamente paciente con Sus hijos.

Pero hay otro aspecto en este asunto. Aunque reconocemos que Dios tiene mucha paciencia e indulgencia con nosotros, debemos también darnos cuenta de que un solo acto de desobediencia intencional puede tener graves y permanentes consecuencias. Fue un solo acto de desobediencia del primer hombre y la primera mujer que trajo el pecado y la muerte a este mundo, junto con todo el sufrimiento, dolor y tragedia resultantes del pecado. Y un solo acto de desobediencia nuestro puede tener consecuencias trágicas que duran toda la vida.

Un joven, hijo de padres cristianos, buscó a una mujer inmoral y tuvo relaciones sexuales con ella. De este único contacto, él contrajo una enfermedad venérea. Recibió atención médica, pero la enfermedad no fue controlada. En menos de tres años ya se había muerto.

No debemos vivir bajo el control de la carne.

Dios le dió habilidades especiales y fuerza para llevar a cabo grandes proezas
Vivir conforme a la carne es ceder a tus deseos y apetitos carnales. La Biblia nos advierte en cuanto a ésto. Sansón es un ejemplo de las consecuencias de vivir controlado por la carne. Sansón fue elegido por Dios para ser el libertador de su pueblo. Dios le dió habilidades especiales y fuerza para llevar a cabo grandes proezas. Pero Sansón no controló sus deseos carnales.
Sansón mantenía una relación inmoral con una mujer filistea llamada Dalila. El comportamiento de Dalila dejaba en claro que ella intentaba traicionarlo entregándolo en manos de sus enemigos. Sansón lo sabía. También sabía que él estaba obrando mal, sin embargo continuó sus relaciones con Dalila. No hay duda que Dios habló al corazón de Sansón muchas veces con respecto a su comportamiento.

Viviendo según la carne trajo la mano castigadora de Dios sobre Sansón.

Al final Dalila logró su plan de entregar a Sansón en manos de sus enemigos. Sansón pensó que podía hacer uso de su fuerza extraordinaria para vencer a sus enemigos como lo había hecho antes. Pero el Señor lo había abandonado y ya no era más fuerte que cualquier otro hombre. Los filisteos le sacaron los ojos, lo encadenaron y lo pusieron en una prisión a moler grano.

Los relatos de las experiencias de David y de Sansón, como también los de otros personajes en el Antiguo Testamento, se escribieron para que podamos aprender de ellos. La Biblia dice: Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos (o advertirnos) a nosotros . . . (1 Corintios 10:11).
La lección que aprendemos de la historia de Sansón es ésta: No debemos vivir según la carne. La Biblia dice: Porque si vivís conforme a la carne, moriréis . . . (Romanos 8:13). Hemos señalado algunos pecados específicos, pero no son los únicos que pueden traer sobre nosotros la mano castigadora de Dios. Cualquier pecado que no confesamos ni abandonamos puede traer sobre nosotros el castigo de Dios.

Dios quiere que nos Juzguemos a Nosotros Mismos

Cuando estamos haciendo algo que a Dios no le agrada, Él nos habla primero por medio de nuestra conciencia. Luego por Su Palabra y por el Espíritu Santo, Dios se dirige a mostrarnos el error de nuestros caminos. Dios puede enviarnos un amigo y fiel cristiano para advertirnos. Dios quiere que nosotros confesemos y abandonemos nuestros pecados para no tener que juzgarnos Él. La Biblia dice: Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados (1 Corintios 11:31). Si no nos juzgamos a nosotros mismos, entonces Dios tiene que juzgarnos. Él nos castiga porque nos ama demasiado como para permitirnos andar en desobediencia. La Biblia dice: Mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo (1 Corintios 11:32).

¿Cómo nos corrige Dios? Él tiene muchas maneras de disciplinar a Sus hijos. Por ejemplo, Él puede enviarnos enfermedades o permitir que tengamos un accidente. Puede permitir que suframos pérdidas financieras o aún la pérdida de un ser amado. Dios tiene muchas maneras de tratar con Sus hijos. No podemos decir cómo nos castigará, pero podemos estar seguros de que lo hará cuando lo necesitemos. La Biblia dice: Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo (Hebreos 12:6).

Dios tiene Su propósito al castigar a Sus hijos. Consideremos tres de ellos:

Dios nos castiga para que podamos aprender a obedecer.

Nuestro Padre celestial nos conoce mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos. Sabe que no somos obedientes por naturaleza. Somos como niños que no obedecen a su padre a menos de verlo con el palo en la mano. Dios sabe que sólo mediante la corrección aprenderemos a obedecerle. David dijo: Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; Mas ahora guardo tu palabra. Bueno me es haber sido humillado, Para que aprenda tus estatutos (Salmo 119:67, 71).

Aún después que Dios nos ha castigado es posible que sigamos siendo desobedientes y rebeldes. Esto es de veras trágico. Indica que no hemos aprendido a obedecer a Dios y a estar sujetos a Él. Esto entristece el corazón de Dios porque a Él no le gusta ver sufrir a Sus hijos. Sin embargo Él tiene que continuar llamándonos la atención hasta que aprendamos a someternos a Él. Es sumamente importante que aprendamos a aceptar la disciplina de Dios con la actitud correcta. La Biblia dice:
Tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? (Hebreos 12:9).

¡Oh, que aprendamos a estar de acuerdo con Dios rápidamente y decirle: “Señor, tus juicios son verdaderos y justos. Estoy dispuesto a estar sujeto a Ti”!Dios nos castiga a fin de que podamos ser partícipes de Su santidad. Dios no nos disciplina porque está enojado con nosotros y desea castigarnos. Todos los tratos de Dios con nosotros son para nuestro bien. Él está “educando” a Sus hijos. El propósito de Dios al disciplinarnos es para que podamos ser “partícipes de Su santidad”. La Biblia dice: Y aquéllos (nuestros padres terrenales), ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad (Hebreos 12:10).

Dios infunde Su santidad en nosotros a través de su disciplina. Cuando Él me corrige, yo debo decir: “Señor, ¿qué es lo que Tú quieres enseñarme con esto?” Cada corrección debe causar en nosotros un conocimiento mayor de los caminos de Dios y hacernos más semejantes a Él.

Dios nos castiga a fin de que podamos dar honor a Su nombre.

Por medio del castigo de Dios y de Su disciplina, David llegó a ser un hombre “conforme al corazón de Dios” (1 Samuel 13:14; Hechos 13:22). El nombre de David está anotado en la lista de “los héroes de la fe” que Dios dió en el capítulo 11 de Hebreos. En esta lista están aquéllos que le han dado honor a Su nombre por su fe y por sus hazañas. Sansón se arrepintió de sus pecados y en su muerte, destruyó más enemigos de Dios que durante toda su vida. Sansón figura también en la lista de “los héroes de la fe”. Dios nos disciplina y nos castiga a fin de que nosotros también demos honor a Su nombre.

Dios nos castiga para vindicar Su nombre.

Nosotros llevamos el nombre de Cristo. Un cristiano es un representante de Cristo. Todo lo que hacemos le refleja a Él. Si deshonramos Su nombre, Dios nos castigará. Por lo que hizo Dios en el caso de David, Él mostró que no participó en el pecado de David; no lo remitió ni lo pasó por alto. Dios hará lo mismo con nosotros si deshonramos Su nombre. Durante el tiempo de tal castigo, debemos inclinar nuestros rostros y adorar a Dios diciendo,
“Señor, con todo mi corazón acepto tu disciplina en este asunto. Reconozco que es por causa de mi pecado. Quiero que tu pueblo, el mundo y Satanás sepan que todo esto no vino de Ti sino que todo es culpa mía”.

Mientras más nos sometamos a la disciplina de Dios y reconozcamos que todo fue culpa nuestra, más rápido esa disciplina terminará. Por otro lado, mientras más nos excusemos y culpemos a otros, más tardará la disciplina.
Cada cristiano debe tener una reverencia santa por Dios, tanto que lo haría tener miedo de desobedecerle. Dios ha dicho que Él nos castigará si le desobedecemos intencionalmente y sabemos que Él cumple Su palabra. Si amamos y respetamos verdaderamente a Dios, no desearemos desobedecerle. Esta clase de respeto amoroso a Dios nos hace sabios y nos capacita para tomar las decisiones correctas. Por eso la Biblia dice: El temor de Jehová es el principio de la sabiduría (Proverbios 9:10). ¡Que Dios nos ayude a amar la justicia y a odiar el pecado! Si por cualquier razón, traemos sobre nosotros el castigo de Dios, aceptémoslo con un espíritu humilde. Debemos decir:

“Señor, sé que hice mal. Tú eres completamente justo en lo que haces. ¿Qué habría sido de mí sin Tu intervención? Te doy gracias y te alabo por Tu amor y Tu fidelidad para conmigo”.

Fuente: ubdavid.org/

martes, 19 de mayo de 2015

Los cristianos y las riquezas

¿Es Malo Para Un Cristiano Ser Rico?


¡Yo recomiendo mucho el uso del dinero porque es un bien sin el cual es muy difícil vivir! Y contrario a lo que muchos cristianos creen, el dinero no es la raíz de todos los males. "Pastor Ron, usted de verdad que erró en el blanco, porque la Biblia dice que el dinero es la raíz de todos los males"! ¡Ruego que no te desesperes! 1ª de Timoteo 6:10 dice:

"Porque raíz de todos los males es el AMOR al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

Como puede ver, el dinero es una parte necesaria de la vida, y no es intrínsecamente malo o bueno. Esa es una de las "cosas" en la vida de un Cristiano que le pertenecen al Señor, pero que El nos permite usar como Sus mayordomos. Cuando utilizamos apropiadamente esas "cosas" que El pone a nuestra disposición, y mantenemos la actitud correcta ante ellas, con frecuencia, El las multiplica. Cuando adoptamos una actitud incorrecta ante las "cosas" es que nos metemos en problemas. Si nos permitimos a nosotros mismos desarrollar un amor y un deseo extremo por esas "cosas", eso (el amor y el deseo extremo) se vuelve pecaminoso. Repito, el dinero y las cosas materiales no son pecaminosas en si mismas.

La verdad, es que son buenas, y si nos comportamos y practicamos una buena mayordomía, Dios podrá ver que estamos capacitados para permitirnos que usemos parte de ellas! Pero déjeme apresurarme a decirle que no hay garantía. El "evangelio de la prosperidad" que algunos han estado predicando es tan falso como un billete de 3 dólares. Es un hecho que en el Antiguo Testamento, Dios le prometió la prosperidad financiera y espiritual al pueblo Judío, pero ambas estaban condicionadas a su obediencia a El. En ninguna parte del Nuevo Testamento usted encontrará una promesa semejante para los Cristianos. De hecho, lo que se nos ha dicho es que nuestro caminar con Cristo sería duro, y que tanto mas tratáramos de acercarnos a El, mas difícil se haría. En este respecto, el Cristianismo es único entre las religiones del mundo.

En 2da. Timoteo 3:12 dice "Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución".

Al mismo tiempo que la riqueza es una bendición de Dios, la pobreza no debiera verse inversamente como un castigo, porque en un sentido, la pobreza releva al individuo de una tremenda responsabilidad. Lucas 12:48 dice: "porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá". Ya que el Nuevo Testamento enfatiza cual debe ser nuestra actitud hacia las cosas que Dios ha puesto a nuestro cuidado, demos una mirada mas profunda.

El Señor Jesús en Su parábola del "Sembrador", de Lucas capitulo 8 verso 14, dice lo siguiente al hablar de la semilla que creció entre espinos:

"La que cayó entre espinos, éstos son [las personas] los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto".

En el verso 11, el Señor nos dice que la semilla es la Palabra de Dios, y cuando las personas la escuchan, y permiten que los afanes, las riquezas y los placeres de la vida diluyan su mensaje, entonces fallan en su madurar en la fe. Como Cristianos, la Palabra de Dios debe ser más preciosa para nosotros que cualquier cosa que este mundo tenga para ofrecer, si queremos lograr algún progreso en nuestro caminar con Cristo.

En Mateo 6:21, el Señor dice esto acerca de los "tesoros" terrenales: "No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón."

¡La eternidad es para siempre! Y seria más tonto de lo que las palabras puedan expresar, el sacrificar los tesoros celestiales por las "cosas" terrenales. Pero eso es precisamente lo que normalmente muchos Cristianos hacen, cuando se dejan conquistar por las cosas terrenales. Estoy convencido que nuestro soberano Señor nos asigna a cada uno nuestro status financiero y material, así como las habilidades (o la falta de ellas) pertinentes a esa posición. Admitámoslo, no todos tenemos el intelecto o la habilidad para tener abundancia de riquezas y manejarlas adecuadamente. Algunos sí lo hacen, y alaban a Dios por poder disfrutar del fruto de su trabajo. Otros trabajan tan duro como pueden, pero pasan sus vidas sufriendo para poder alimentarse y vestirse así mismos.

La verdadera felicidad y el contentamiento real se experimentan cuando entendemos cual es nuestro respectivo lugar en la vida y luego hacemos lo mejor que podamos, tanto como podamos. Cuando nos metemos en problemas, es cuando no estamos satisfechos con la provisión de Dios y queremos más de lo que El considera es lo mejor para nosotros. La ambición y el deseo de progreso solo son naturales y no dañinas, mientras no forcemos en este respecto. Si el Señor quiere que progresemos en nuestros trabajos y hagamos más dinero, El se encargará de que eso suceda.

Cuando El abra las "puertas", estaremos listos para caminar a través de ellas. ¡Desafortunadamente, muchos Cristianos no entienden esto y tienen las narices rotas por tratar de entrar por puertas cerradas! Esto es enfatizado por las palabras de Lucas 12:15 "Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee".

El peligro espiritual subyacente que está asociado con el dinero y con los bienes materiales es que fácilmente ellos pueden convertirse en ídolos en nuestras vidas. Estoy seguro de que usted no cree que un ídolo es solamente una figura de madera o de metal sentada en un templo, rodeada de adoradores. ¡No! Un ídolo es cualquier cosa que permitimos esté entre nuestro Dios y nosotros. El demanda toda nuestra fidelidad, así como se demandan un esposo y una esposa entre sí. Cuando nuestra atención es puesta en algo o alguien mas que en Dios, El se siente ofendido, y deberíamos entender porque.

Este concepto es resaltado en Mateo 6:24 cuando dice: "Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas." [Esto es riquezas, dinero, posesiones o cualquier cosa en la que confiemos]

El Apóstol Pablo se detiene a hablar un poco sobre las cosas materiales y en su primera carta a Timoteo, advierte a los Cristianos, y sobre todo a los predicadores acerca del uso incorrecto del dinero. En 1ª Timoteo 6 empezamos nuestra lectura a la altura del verso 5 y continuamos hasta el verso 9, luego pasamos al verso 17:

"disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; [y es en efecto, una gran fuente de ganancia] apártate de los tales. Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos (satisfechos) con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;"

"A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las [disfrutemos].

Nuestra sociedad valoriza excesivamente las riquezas y los bienes materiales. Las personas están clasificadas socialmente según sus ingresos: Clase baja, clase media y clase alta, con alguna variación entre ellas. Somos constantemente bombardeados con propaganda publicitaria diseñada para apelar a mejorarnos a nosotros mismos y a "escalar el escalón social". Una propaganda específica que he visto mucho últimamente es el tema recurrente de "Tú te lo mereces" o "Te lo debes a ti mismo". Las agencias publicitarias conocen muy bien la naturaleza humana y explotan ese conocimiento al máximo para promocionar sus productos y servicios. Nosotros, seres pecadores, tenemos una tendencia intrínseca por el placer y por los "bienes materiales", y ellos usan eso para sacar provecho económico de ello. Como Cristianos, debemos estar siempre alertas sobre esta urgencia de "tener" y ganar status social, así como de aquellos que sacan provecho de eso.

Es también muy penoso escuchar de Cristianos que no tienen el dominio propio para practicar una apropiada mayordomía sobre lo que Dios les ha dado. El deseo de tener y adquirir y usar ha crecido a tal grado que millones están desesperadamente endeudados, y ciertamente algunos Cristianos están en ese grupo. Satanás ha gestionado un crédito fácil para arruinar el testimonio de incontables Cristianos alrededor del mundo, y esta situación no esta mejorando.

Nadie debería endeudarse más allá de su capacidad financiera para pagar, especialmente aquellos que profesan la fe en Jesucristo. Hacer tal cosa es menospreciarse así mismo y el nombre del Señor. Esas tarjetas plásticas son increíblemente fáciles de obtener, pero pueden convertirse en narcóticos para algunas personas, y lo primero que aprendemos es la cantidad de intereses que se van acumulando. Aquellos que nunca soñaron en jugar en un casino contraen deudas igual o aun mayores con sus tarjetas de créditos y eso nos hace preguntar ¿cual es la diferencia esencial? Deber lo que no puede pagar es dañino, y pecaminoso si fue por falta de auto-control que usted contrajo esa deuda. Cuando consideramos el factor de que somos los administradores del Señor y estamos malgastando su dinero, eso pone las cosas en la perspectiva correcta.

Mi consejo es que si tienes deudas ahora mismo, salgas de ellas tan pronto como sea humanamente posible, aunque eso signifique vender algunas de las "cosas" que te llevaron a esa situación. (No estamos hablando de hipotecas y deudas de esa naturaleza, porque ya tienen esas características). Cuando nos vemos frente a sumas impagables la salida más fácil es declararse en bancarrota, y dejar que los acreedores se encarguen. ¡Pero Dios prohíbe que algún Cristiano haga tal cosa! Sí, es legal, pero definitivamente que no es ético. Si está enfrentando una situación así, por favor, trate de hacer lo correcto y póngase de acuerdo con sus acreedores en el pago, aunque dure el resto de su vida trabajando en dos empleos mas! Ellos no le torcieron el brazo para que dejara acumular los intereses, y lo menos que puede hacer es un esfuerzo honesto de pagarles. Hacer cualquier otra cosa es perder por completo su testimonio, y avergonzar el nombre de Cristo.

El Espíritu Santo hablando a través de la pluma del apóstol Pablo tiene esta tremenda exhortación para nosotros [y de hecho, es una gran fuente de ganancia] Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos (satisfechos) con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas (inútiles), que hunden a los hombres en destrucción y perdición." (1 Timoteo 6:6-9)

Cuando el énfasis de nuestra vida esta bien fundado en la piedad, el contentamiento personal es una de las maravillosas consecuencias. Después de todo, ¿que puede ser mejor que tener nuestras necesidades satisfechas y poder dormir con la conciencia limpia? Píenselo.

Si ha aceptado a Jesucristo como su Salvador personal, pero se ha comportado muy tibiamente en su caminar con El, usted necesita hablar con el inmediatamente y pedirle su perdón y restauración. El le perdonará en el mismo momento, y llenará su corazón con el gozo del Espíritu Santo. Entonces, necesita comenzar un andar diario de oración y estudio de la Biblia.

Fuente: cuttingedge.org