Este blog rinde honor y alabanza al Dios de nuestra salvación a Jesucristo el Señor.

jueves, 9 de enero de 2014

El adulterio y los pastores

Ministros desacreditados por adulterio

¿Puede un pastor o evangelista u otro líder que adultera seguir en el ministerio como si nada hubiese pasado? ¿Cuales son los requisitos bíblicos para los ministerios en la iglesia? 


Amados hermanos, esto es un serio problema y una constante hoy día, de ministros que abandonan a su mujer, cualquiera sea la razón, para casarse con una más jovencita (se han dado casos donde el pastor ha sido sorprendido en una relación ilícita con menores de edad), y luego tienen el descaro de seguir en el cargo ministerial. 

Esto se ha convertido en una modalidad, a tal punto, de que hay "ministros" que en el camino se han recasado dos, tres y hasta cinco veces... para ellos al parecer el matrimonio no significa nada, es como si fuera una pieza de ropa que te vistes hoy, y luego te la quitas para mañana ponerte otra, así sucesivamente. Esta practica también se ve en los supuestos cantantes cristianos de hoy... Este desorden, es la razón por la que muchos inconversos NO creen al evangelio, por el mal testimonio de aquellos que dicen ser ministros de Dios. Esto es inaceptable. 

Quiero aclarar, que si un ministro comete adulterio y se arrepiente, Dios le perdona y le restaura moralmente, claro que si, Dios perdona todos nuestros pecados y nos limpia; pero eso no significa que el tal pueda quedarse en el ministerio como (obispo) pastor, habiendo tenido o manteniendo una relación ilícita. Es aquí donde está el problema, amados hermanos; porque muchos después de adulterar NO son lo suficientemente humildes como para admitir su pecado y reconocer que ya NO son aptos para ejercer liderazgo... para darle lugar a otros que si cumplen con el requisito bíblico. 

La Biblia registra de qué manera el caer en descrédito por adulterio afecta el servicio y ministerio a Dios, referente al caso del rey David. Ciertamente, Dios le perdonó su pecado de adulterio con Betsabé y homicidio de su esposo (2 Samuel.11:2-4). Sin embargo, David si recibió las consecuencias de su pecado, cuando el Señor le dijo en boca del profeta Natan: "Por lo cual no se apartará jamás de tu casa la espada" (2 Samuel.12:10). A consecuencia, David pierde su reinado de forma temporal, pierde a varios de sus hijos de un modo violento y trágico; entre otros escándalos familiares que trajeron vergüenza sobre su persona (2 Reyes.2:22-25). Y aunque David recobra su reinado posteriormente, su ministerio como rey nunca volvió a ser el mismo, nunca tuvo la gloria que ostentaba antes de cometer su terrible pecado. Israel se vio sumergido en la guerra. Sencillamente, Dios perdona, pero el pecado acarrea serias consecuencias. 

En el Nuevo Testamento, la iglesia primitiva jamás permitió, bajo ninguna circunstancia, que personas creyentes que cometían actos de adulterio aspirarán a posiciones de autoridad como pastor (obispo)... en tales casos, ellos si podían ejercer otras funciones y llevar a cabo otras obras en la iglesia, pero no obispado. El apóstol Pablo fue bien claro con Timoteo y Tito, respecto a este asunto (Tit.1:5-6). La Biblia determina, que un pastor (obispo) que comete adulterio ya no puede aspirar al cargo ministerial, pues no cumple ya con los requisitos para el ministerio que una vez ostento, esto por varias razones de peso que la Palabra de Dios declara: 

Ser ministro NO es un juego ni un chiste. Pablo usa la palabra "irreprensible", para describir qué conducta deben mantener los ministros. Irreprensible, significa una conducta sin tacha, que no pueda ser cuestionada ni juzgada por nadie, un modo de vida intachable. El ministro debe cuidar de vivir lo que predica, y está obligado a mantener los estándares más altos de moral y honestidad, a fin de ser ejemplo de vida a otros. Es por eso que no todo el mundo puede ser pastor, o evangelista, o maestro, o profeta. 

NO adultero, ni fornicario... se traduce adulterar el pacto matrimonial que una vez hizo ante de Dios, con otra relación. "Lo que Dios unió no lo separe el hombre". Si un ministro se divorcia, cualquiera sea la razón, bien, perfecto; pero debe saber que si se vuelve a casar, al hacerlo ya no cumple con los requisitos bíblicos para el obispado "Marido de una sola mujer". Solo la muerte disuelve el lazo matrimonial para dar lugar a volverse a casar (1 Cor.7:39). No hay excusa para Dios, menos para un ministro que conoce la verdad y las implicaciones de lo que es desobedecer cometiendo el acto de adulterio. En Cristo existen todos los elementos necesarios para mantener una relación matrimonial saludable y estable. Cuando un matrimonio está fundamentado sobre la "roca" Cristo, no se cae, NO se cae, NO se cae... Vienen tormentas y ríos y chocan con violencia contra esa casa "relación", pero no se cae. Pero si el ministro descuida su casa y matrimonio, entonces vendrán problemas (Lc.6:48). 

El buen testimonio de la iglesia es la carta de presentación más importante ante el mundo. Pablo establece que un ministro que cae en descrédito por un pecado público, ya no puede aspirar al obispado, pues NO es la mejor persona para ocupar esa posición... Aquí el apóstol busca sobre guardar la integridad y la pureza moral del cuerpo de Cristo ante el mundo. Los ministros son los primeros llamados a velar por el testimonio de la iglesia ante los inconversos. 

Amados, quiero ilustrar algo para que entiendan las razones que tuvo el apóstol Pablo para establecer los requisitos antes mencionados, con el ejemplo que nos ofrecen la mayoría de los gobiernos. Cuando un legislador, o senador, o gobernante comete algún acto de corrupción y es descubierto, automáticamente dicho funcionario es destituido y relevado de sus funciones, esto, para velar por la integridad del resto del cuerpo legislativo, y para mantener la confianza del pueblo hacia dicho gobierno. Esto es lo que Pablo persigue, mantener el testimonio de la iglesia sobre todo en aquellos que ocupan posiciones de autoridad en el ministerio. Lo mismo deben hacer los concilios y denominaciones cristianas, limpiar los altares y poner orden en la casa de Dios. Los requisitos bíblicos son inmutables y transcienden toda época, buscando garantizar la estabilidad del cuerpo de Cristo. Nadie tiene derecho a cambiar o irse por encima de lo estipulado por Dios en su Palabra Escrita. 

Perder la reputación en el evangelio, es un mal que no puede tolerarse. Imagine lo siguiente, que pensaría de un doctor que haya sido acusado con evidencias de practicas irregulares en la medicina ¿Usted se atendería o llevaría a sus hijos a dicho doctor? Pienso que no. Usted y toda persona en su sano juicio buscará a un doctor con buena fama, no acusado de corrupción. Lo mismo ocurre en la iglesia ¿Qué credibilidad y autoridad podrá tener un ministro para cuidar a la iglesia habiendo caído en descrédito? ¿Con qué moral podrá hablar en contra del pecado en la iglesia estando el mismo en una relación ilícita? A esto el mismo apóstol declara: "¿...pues el que no sabe gobernar su propia casa ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?" 1 Timoteo.3:1-7. 

SI ALGUNO QUE DICE SER MINISTRO, NO CUMPLE LOS REQUISITOS BÍBLICOS PARA EL MINISTERIO, NO LO SIGA NI LE PATROCINE, PORQUE EL TAL, ESTÁ FUERA DEL ORDEN DE DIOS Y LE IMPORTA POCO EL TESTIMONIO DE LA IGLESIA DEL SEÑOR, SEA QUIEN SEA. EL JUICIO DE DIOS COMIENZA POR SU CASA. 

Fuente: Michael García del Valle (facebook)