Este blog rinde honor y alabanza al Dios de nuestra salvación a Jesucristo el Señor.

sábado, 4 de enero de 2014

Jesús defiende al inocente y es el dador de la vida

Un bebé Moisés en el siglo XXI

Una abuela misionera comparte la historia de su amado nieto adoptivo.


Teej nació sobre una hoja de plátano, en lo profundo de las selvas latinoamericanas. Su madre había sido dada “en préstamo” por su muy temido esposo hechicero al sobrino de éste, para que él pudiera pasar unos días conociendo a su quinta esposa, una adolescente de otra aldea.

Cuando la madre de Teej se dio cuenta que estaba embarazada y le contó a su esposo, éste le ordenó terminantemente que interrumpiera su embarazo. Pero en lugar de eso, ella tomó la valiente decisión de desacatar sus exigencias, escandalizando a toda la aldea, a quienes no les molestaba en absoluto el hecho de tener múltiples esposas ni el préstamo de éstas, sino que ella se rebelara contra su poderoso esposo hechicero. Esto, para ellos, ciertamente era un comportamiento atrevido.

Posteriormente la madre enfermó gravemente. Estaba tan enferma que no podía andar sola y no tenía leche de pecho para alimentar a su bebé y no podía cuidarlo. Ella estaba aterrorizada con la posibilidad de perder su matrimonio y también su manutención. Varios días después de haber dado a luz, en un momento de gran desesperación, y bajo una tremenda presión por parte de los ancianos de la aldea, la mujer abandonó la lucha y arrojó su bebé en el vertedero de la aldea para que muriera.

Pero Teej no murió; de hecho, en la siguiente mañana, el decidido y hambriento bebé recién nacido fue hallado con vida en el basurero, tenía el rostro enrojecido, estaba gritando, su pelo negro estaba enhiesto y no tenía un solo rasguño. Los ancianos de la aldea decidieron entonces acabar su vida con un garrote, pero un hombre joven de la aldea se compadeció del bebé y corrió a la casa de los misioneros para llevarles la noticia con la esperanza de que ellos pudieran intervenir.

“Él fue mi ‘bebé Moisés’ sacado de la selva”, comparte la misionera. “Y estaba muy enfermo: hepatitis, neumonía y malaria —cada una de las cuales bastaría para causar la muerte, pero este diminuto bebé sobrevivió teniendo las tres al mismo tiempo”.

Finalmente, llegó el día para que la misionera y su esposo y sus hijos regresaran a su país nativo. Ellos se preguntaban si irían a ser detenidos e interrogados, o si incluso les negarían la entrada. “Los pensamientos circulaban rápidamente por mi mente y el temor hacía palpitar con fuerza mi corazón”, informa la misionera.

En varias ocasiones ellos habían intentado iniciar un proceso de adopción en Latinoamérica y habían sido desalentados con lo que les habían propuesto los funcionarios del país. Les aseguraron a los misioneros que el procedimiento aceptado era emitir un documento declarando que los misioneros eran los padres de nacimiento del niño. Y como no había documentación de los familiares del niño en la selva, los funcionarios insistían en que esos parientes no existían legalmente.

Los misioneros estaban frustrados y preocupados. Pero viendo que estaban ofendiendo a los funcionarios gubernamentales con sus continuas preguntas, tomaron el documento con el sello oficial y se dirigieron con Teej a su país natal.

“El avión voló alrededor del aeropuerto, y a través de la ventana pude ver la extendida ciudad”, comparte la misionera. “Ese día nos demoramos bastante para pasar por la aduana, con mi larga y complicada historia, pero finalmente ellos sellaron mi pasaporte y el de Teej. Ellos me felicitaron por tener un niño con un temperamento tan dulce y alegre y dijeron que igualmente él era afortunado al habernos tenido allí para adoptarlo en nuestra familia. Recibí a mi hijo en mis brazos con un corazón rebosante”.

El día que Teej fue hallado en el montón de desechos de la selva ocurrió hace más de 20 años, pero la familia de Teej sabe que eso fue planeado mucho antes por un Dios soberano. La familia misionera fue transferida más tarde a un ministerio en Estados Unidos, donde ha vivido desde entonces, y últimamente Teej ha estado en contacto, vía Skype, con un hermano biológico.

Esta historia fue compartida por su abuela, quien también es misionera en Latinoamérica. A ella le encantaría que tú ores por Teej y su hermano, Moto. Por favor, ora junto con ella, para que el plan sabio y amoroso de Dios de cada detalle de sus vidas continúe desarrollándose para su supremo bien y para la suprema gloria de Dios.

Fuente: impactoevangelistico.net/