Este blog rinde honor y alabanza al Dios de nuestra salvación a Jesucristo el Señor.

martes, 25 de noviembre de 2014

El castigo de Dios es justo

Dios sí castiga a los cristianos



En muchas ocasiones, yo diría que en la mayoría, Dios castiga al humano para que aprenda algo, y además, porque lleva castigo lo que hizo; pero otras muchas veces lo castiga, sencillamente, porque lleva castigo la acción cometida, sin que lleve aparejado un intento de educación. El hecho de que seamos salvos por Cristo no quiere decir que podemos pecar impunemente. Lo más que quiere decir es que si nuestros pecados no rebasan cierto límite endureciéndonos el alma, mantenemos nuestra salvación; pero aún dentro de ese estado de salvación vamos a recibir los castigos correspondientes a nuestras malas acciones. Veamos qué dice Pablo al respecto.

"Que si nos examinásemos a nosotros mismos, cierto no seríamos juzgados. Mas siendo juzgados, somos castigados del Señor, para que no seamos condenados con el mundo." I Co 11: 31-32 

Muy, pero muy lejos tiene que llegar el cristiano pecando, para que pierda su salvación; pero no tiene que ir más lejos que cualquier otro que no sea cristiano, para recibir iguales castigos terrenales por sus pecados. Y yo diría que a veces va a recibir castigos peores, porque el siervo que conoce la voluntad de su Señor y no la hace, será azotado mucho, como dice Jesucristo en Lc 12: 47. Dios no hace acepción de personas, según nos enseña Pedro en Hch 10: 34, o sea, a igual pecado y circunstancias corresponde idéntico castigo.

"Porque el siervo que entendió la voluntad de su señor, y no se apercibió, ni hizo conforme a su voluntad, será azotado mucho."  Lc 12: 47 

"Entonces Pedro, abriendo su boca, dijo: Por verdad hallo que Dios no hace acepción de personas"            
El pecado tiene consecuencias terrenales y eternas. Ambas hay que sufrirlas. Si las eternas nos fueron perdonadas por Cristo, luego de nuestro sincero arrepentimiento, no así las terrenales, que nos alcanzan, como vimos en I Co 11: 31-32. Lo mismo vemos en Heb 12: 6-8.

"Porque el Señor al que ama castiga, y azota a cualquiera que recibe por hijo. Si sufrís el castigo, Dios se os presenta como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no castiga? Mas si estáis fuera del castigo, del cual todos han sido hechos participantes, luego sois bastardos, y no hijos."  Heb 12: 6-8 
Hay quienes están en pecado, y a la vez están sufriendo angustias; y en vez de comprender la vinculación que existe entre sus pecados y sus angustias, creen que ellos tienen perdonados todos los pecados que cometieron y cometerán, mientras que, por el otro lado, no se explican el porqué están sufriendo.

Es decir, que la gente que así piensa se figura que Dios comete dos injusticias al mismo tiempo: por un lado no castiga en el cristiano lo que sí castiga en los no cristianos; y por el otro lado, le envía al cristiano angustias sin que él dé el menor motivo para ello. ¡Hay que ser necio!

A mí me parece que los cristianos que este tipo de cosas piensan, lo hacen como un dispositivo psicológico de defensa, con el cual protegen sus concupiscencias. Ellos aman profundamente sus concupiscencias y no quieren dejarlas aunque les cueste sufrir. Tampoco quieren perder su salvación, a la que solamente aman un poquito más que a sus concupiscencias. Como que saben o intuyen que el reconocer que Dios les está cobrando las cuentas, y persistir en pecar, puede convertirse en un rechazo al Espíritu Santo, y un pecado imperdonable, prefieren "auto convencerse" de que no es eso lo que está sucediendo, sino que lo que pasa es que sus pecados son perdonados inmediatamente después de cometidos, mientras que sus angustias y castigos, son motivados por algo "desconocido" para ellos. Por eso nos dan necias explicaciones tales como "son pruebas hermano", "son misterios hermano", "es que no puede haber felicidad en esta vida hermano", etc..

De esta manera se sienten artificialmente libres para seguir "gozando" de sus concupiscencias, sin por ello perder la salvación. Es un caso semejante al del borracho, el drogadicto, o el vicioso sexual, que aunque ve claramente los sufrimientos que le causan sus concupiscencias, prefieren soportar aquéllos y seguir "gozando" de éstas.

Está claro en el pasaje I Co 11: 31-32 que Dios castiga no sólo como método pedagógico, sino como penalidad, para satisfacer la justicia establecida en las reglas de comportamientos dadas.

Si siendo juzgados versículo 32  somos castigados, no somos castigados por enseñanza, sino por penalidad. Para enseñar no hay que hacer un juicio, éste se hace cuando se va a castigar a uno que delinque.

A los cristianos no nos van a cobrar nuestros pecados en la eternidad, nos los van a cobrar aquí; aquí nos castigan. Por eso, debiendo estar por encima de todos, ( dado que tenemos la ayuda de Dios), más bien estamos por debajo. Siendo los cristianos los hijos de Dios, los hermanos de Cristo, no somos los de arriba, sino los atropellados. Tenemos que pagar aquí lo malo que aquí hacemos, puesto que no nos lo van a cobrar después. Lo contrario sucede con los enemigos de Dios, lo bueno que hacen aquí se les va a pagar aquí, puesto que allá van a pagar lo malo que hicieron.

La misma doctrina nos es enseñada por el apóstol Pablo cuando en Ga 6: 7 y Col 3: 25 nos dice lo siguiente:"No os engañéis, Dios no puede ser burlado, que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará." Ga 6: 7
"Mas el que hace injuria, recibirá la injuria que hiciere; que no hay acepción de personas" Col 3: 25 

A pesar de todos estos claros pasajes, hay quienes piensan que Dios no castiga a los cristianos, sino que solamente los educa. Hablándoles Pablo a los cristianos, y refiriéndose a ellos, les dice que ninguno engañe a su hermano. El apóstol le dice a un cristiano que no oprima ni engañe a otro cristiano, porque el Señor se venga de todo eso. Venganza es castigo, no educación, y en este versículo vemos que ese castigo se le aplica a los cristianos también. Es lógico que así sea, pues Dios no hace acepción de personas.

"Que ninguno oprima, ni engañe en nada a su hermano, porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y protestado."  I Tes 4: 6 
No sólo hay corrección para reeducación, también hay venganza para castigo, sin reeducación, necesariamente. Y si todo esto le ocurre a los cristianos, los cuales seremos salvos, es lógico pensar que esa venganza ocurre contra nosotros aquí y ahora, pues después de la resurrección ya no habrá castigos para nosotros. Vemos en el versículo que acabamos de leer, que ya Pablo le había hablado antes sobre este asunto a los tesalonicenses, porque les dice que ya se los había dicho y protestado.

Al usar la palabra "protestado", nos da la sensación de que era una seria advertencia, tal vez porque no le habían hecho mucho caso a esta verdad. Algo parecido hacen los que hoy en día quieren creer que el Señor no castiga a los cristianos. Más vale que despierten a tiempo, para que luego, cuando los castigos les caigan encima, no se pongan a vocear la necedad que tan comúnmente escuchamos: "son pruebas, hermano", "son misterios, hermano".

Fuente: bibleserralta.com

lunes, 17 de noviembre de 2014

Confía en Dios y todo estará bien

TRANQUILO, DIOS PELEA POR TI


Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos. Exodo 14:14
 
¿Alguna vez te pasó que sientes temor porque tienes que enfrentar alguna situación difícil? Haz sentido que las circunstancias te acorralan y no sabes que hacer?

Es muy común que te sientas abrumado y con temor por diferentes cosas difíciles que tienes que enfrentar. Quizá te animaste a caminar en fe y luego de un tiempo donde esa fe te llevo hacia adelante, llegaste a un punto en el cual no sabes para donde escapar. ves a tus lados y solo observas problemas, quisieras ver la salida y no la encuentras. Pero resulta que estás ahí en ese punto, porque confiaste en Dios, porque creíste en su Palabra y ahora te encuentras entre la espada y la pared, al borde del precipicio, sin salida aparente.

La promesa de hoy nos lleva a encontrar la salida en Dios. Solo un poco de historia bíblica: el pueblo de Israel, se encuentra en el desierto en una encrucijada, acaban de salir de la opresión, de la esclavitud, además con todas las bendiciones que Dios ya le había dado, en este momento tienen a Faraón y su ejercito detrás de ellos y al mar frente a ellos. Imagina este cuadro, mucha gente que momentos atrás habían dado gloria a Dios ahora se preguntan: porque salimos de donde estábamos? en Egipto por lo menos teníamos comida y no corría peligro nuestra vida!

Moisés, clama a Dios y Dios les dice: Porque Claman?, solo marchen.

Esta es una de las demandas de fe más grandes a las cuales fue sometido el pueblo de Dios. Sencillamente, porque frente a ellos estaba ni mas ni menos el Mar Rojo. Es como si Dios les estaría diciendo salten a un precipicio, o avances contra una espada o marchen y enfrenten un imposible. El final de la historia, por si no lo conoces aún es: el mar se abrió, ellos pasaron como por tierra seca, y faraón y su ejercito murieron ahogados en ese mismo mar.

Que quiere enseñarte Dios hoy?


Antes de lanzar la orden de marchar Dios les dijo, "Yo pelearé por ustedes, y estarán tranquilos", esta frase debe animarte hoy, debe ayudarte a transitar este día. Debes aprender a escuchar a Dios, Él te dice en este día "Tranquilo, yo estoy aquí para pelear por ti"
Es posible que te encuentres entre la espada y la pared, es posible que ya estés viendo a faraón y su ejército que vienen por ti. Solo confía, Dios pelea por ti, debes tranquilizarte, pero no porque yo te lo estoy diciendo, sino porque esta es una verdad revelada para que confíes en tu Dios.

"Señor yo necesito que en este día tu pelees por mi, y solo así estaré tranquilo"

Fuente: palabradefe.com

martes, 11 de noviembre de 2014

El sexo sucio

La corrupción de la sexualidad.  2 Samuel 13:6-15. 

Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud. Proverbios 5:18

La sexualidad humana, de acuerdo a la Biblia, es un don de Dios. Al crear la primera pareja, los bendijo y los unió para cimentar la especie y dar solidez a la vida humana. La intimidad matrimonial formó parte desde entonces de la relación de la pareja y la procreación, como una parte de la bendición celestial Salmo 127: 3., 4; 12 8:3.Tomando en serio esta bendición, no es aceptable la intimidad fuera del matrimonio. La propaganda constante a que somos expuestos   de la sexualidad ha hecho una diversión o entretenimiento irresponsable. Consideremos a la luz del texto escogido, cuales son las consecuencias de una relación sexual irresponsable. ¡Cuántas familias honorables no han sufrido semejante deshonra! Que Dios nos ayude a vivir una sexualidad sana no sólo por nuestro bien sino también por el de los demás.

La corrupción sexual es una consecuencia, no un accidente

Nuestros ojos y oídos son expuestos continuamente a una propaganda de connotaciones sexuales. Los resultados son violencia doméstica, ultrajes y violaciones de jovencitas y jovencitos por parte de personas corruptas. Como vemos en nuestro texto, estos actos son programados, son concebidos en mentes enfermas y puestos en práctica más tarde Santiago 1:13-15; Mateo 15:19 La corrupción es una semilla que se acomoda primeramente en el corazón del hombre y crece hasta dominar su voluntad. 

La Biblia no oculta los hechos de algunos hombres santos que se corrompieron por haber descuidado su comunión con Dios  y haberse entregado a los deseos engañosos; por ejemplo Salomón 2Samuel 11:2-4; 1Reyes 11:1-3 Teniendo una naturaleza débil y sensitiva a la corrupción, es necesario que estemos en guardia contra aquellas cosas que alimentan estas posibilidades. Consideremos el consejo del Proverbista para tomar el control de nuestro ambiente y no ser víctimas de su contaminación Proverbios 2:10-21. Estos versículos contienen la fórmula perfecta para vivir libres de la corrupción sexual.

La simiente de la corrupción al dominar el pensamiento y las pasiones conduce a su víctima a la hipocresía y a la mentira. Amnón se fingió enfermo para engañar a su padre con el fin de conseguir sus malvados propósitos. Las pasiones desenfrenadas son la causa de estos desórdenes en la vida moral de muchos jóvenes. Por esto, el apóstol Pablo aconseja a Timoteo: Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor 2Timoteo 2:22 Vemos en el texto la importancia de llenar la vida con valores que sirvan de muros de contención contra la tentación. Entendemos que no se puede evitar la corrupción con una vida vacía; es necesario ocupar nuestra mente y corazón en aquello que produce mayor satisfacción; por esto el apóstol Pablo aconseja al joven Timoteo Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza 1Timoteo 4:13

La corrupción sexual destruye la sensibilidad humana.

El texto escogido nos plantea una situación triste y vergonzosa; un hermano que viola a su propia hermana. ¿Cómo es posible caer tan bajo? Se perdió el respeto al padre, la consideración a una hermana. ¿Qué pasó con la santidad de las relaciones familiares? Veamos en Levítico 18:6-18 lo que está escrito en la ley de Dios dada al pueblo de Israel, en relación con el respeto que debía tenerse por la familia y las personas más cercanas. Aquí se extiende a todos los relacionados entre familia. No sólo es inmoral sino una falta de sensibilidad a los valores de la familia. Por eso le pedía Tamar a su hermano que no cometiera tal vileza contra ella y su familia.

La dignidad y el respeto por los valores de la familia deben ser estimados por encima de los epetitos sexuales. No hay duda que una acción reprochable como la de Amnón es el producto de una degeneración de los valores en la sociedad humana. En toda familia debe considerarse con reverencia la privacidad de cada cual, de acuerdo a la enseñanza de  la  ley que hallamos en Levítico. La corrupción de la sexualidad ha llegado a tales niveles en nuestro tiempo que ha sembrado la desconfianza aun entre los más cercanos familiares. Sólo el temor de Dios y la obediencia a la ley moral establecida en su santa Palabra puede restablecer la confianza 2 Corintios 7:1; Colosenses 3:5-7; 1 Timoteo 5:22;1 Pedro 2:11.

La pureza sexual es la mejor manera de honrar a Dios.

Mantener la pureza sexual no sólo es moralmente saludable sino también una manera de honrar a Dios. Las relaciones premaritales no sólo denigran la santidad del matrimonio sino que ponen en riesgo la felicidad de la pareja Isaías 54:5; 62:5 La unión conyugal debe mantener libre de contaminación para que no pierda la bendición de Dios. Esto es lo que advierte el profeta Oseas: Fornicación, vino y mosto quitan el juicio Oseas 4:11. Leamos la amonestación del apóstol Pablo en 1 Tesalonicenses 4:3-5. Aquí se menciona la santidad y el honor como frutos del temor a Dios y la obediencia a su Palabra. En contraste con la vida  de los que no conocen a Dios, representados aquí como gentiles, los creyentes temerosos de Dios tratarán a su pareja con respeto y dignidad.

En muchos grupos de jóvenes se considera a los que practican la abstinencia a las relaciones premaritales como anticuados. Aquellos que son capaces de vencer la presión de los demás y mantenerse puros, son bienaventurados. Es posible combatir los deseos desordenados con la asistencia del Espíritu Santo. Debemos recordar que la voluntad de Dios es nuestra santificación, es decir, nuestra pureza en todo.

Quienes se entregan a una vida desordenada en desobediencia a la Palabra de Dios se exponen a graves consecuencias. Es a ellos a quienes se dirige el mensaje de la carta a los Romanos en el primer capítulo denunciando el extravió de su camino y la deshonra de sus actos, lease Romanos 1:24-27 Afirmamos  que aquellos que se guardan en santidad no sólo honran a Dios sino que aseguran su cuerpo contra los males que acompañan a los que viven desordenamente. El triste final de Amnón a manos de su propio hermano Absalón debe servir como ejemplo de que la corrupción trae consecuencias funestas. La alabanza es para quienes se guardan sin mancha de este mundo Cantares 4:7.

¿Será posible mantener la pureza sexual en medio de la corrupción de este mundo?

Podemos contestar afirmativamente, sí, se puede.Tenemos modelos en la Biblia y en la historia de jóvenes que se mantuvieron limpios, a pesar de la corrupción a la que estaban expuestos.Tomemos el caso de José Génesis39:1-21 este prefirió la cárcel injusta antes que pecar en oculto y ofender a Jehová Dios. Quizás ninguno haya sufrido una presión tan grande como la que él enfrentó. Todo es cuestión de convicción y compromiso de parte nuestra. Hallamos una hermosa declaración en Daniel 1:8:Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que el bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligasen a contaminarse. Ya sabemos que Dios premió esta determinación del joven exaltándole al trono. 

Tú también puedes ser exaltado por Jesucristo si te atreves a mantener la pureza contra la corrupción que te rodea. Los que se mofan de ti tendrán que ofrecerte sus respetos al fin cuando Dios te coloque por encima de todos ellos. La santidad del sexo tiene como premio una vida saludable.

Fuente: nuevacriaturaes

lunes, 3 de noviembre de 2014

La mente recta y pura

La batalla de nuestros pensamientos


Solemos pensar que  la contaminación está en el ambiente que nos rodea,  pero casi nunca pensamos en la contaminación del corazón. Sin embargo esto fue lo que Jesús vio: “Porque de dentro, del  corazón  de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios…Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre” (Mt. 7:21-23). 

Sin duda que el reto más grande de todo creyente es llegar a ser puro. El creyente es como aquella flor blanca que nace en las minas del carbón. Que a pesar de todo lo que le rodea puede mantener su color y su brillo. Se sabe que los pensamientos y los impulsos son uno de los asuntos más serios con los que nos enfrentamos todos los días. Se ha dicho que el 90 % de las compras que se hacen son por impulsos. ¿Se ha dado cuenta la frecuencia con la que la gente devuelve un producto porque descubrió que no era lo que estaba buscando? Lo que nosotros hacemos está determinado por lo que pensamos; pero sobre todo por lo que vemos. 

Así que no es cierto que lo que uno ve no lo afecta. Si esto fuera así, ¿por qué la gente que cree en la TV invierte millones de dólares por un comercial, con apenas fracciones de segundo? ¿Por qué  cree usted que la pornografía es uno de los productos más buscado en el Internet, el cine, la TV y las revistas? Los especialistas en este problema nos hablan desde la adicción incontrolada hasta los efectos síquicos y espirituales, con secuelas muy dañinas para quien lo practica y para los que están muy cerca de usted. Jesucristo, el Maestro por excelencia, nos ha revelado en uno de los textos más sorprendentes de las Escrituras, la batalla del corazón del hombre: “Oíste que fue dicho: No adulterarás. Pero yo os digo que cualquiera que mirare a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. El mandamiento antiguo ponía la prohibición en el acto mismo, pero  Jesús lo puso en los pensamientos; allí comienza todo.  De modo que el tema que más debe ocupar nuestra atención será cómo podemos enfrentar esta batalla del corazón. Creo que todos estaremos interesado en saberlo. Veamos algunos pasos.  

I. HAY QUE RECONOCER QUE HAY UN CAMINO SUCIO  (Sal. 119:9)  

1. Hay caminos que nos parecen derechos. La pregunta de este texto plantea una situación que debe ser atendida. Da por hecho la existencia de un problema, pues nos habla de una limpieza. El texto reconoce la edad de la persona afecta: el joven. Pero también nos revela qué es lo que debe ser limpiado: el camino. La palabra hebrea “camino”, en este contexto, tiene la idea de un surco. Una persona con pensamientos impuros tiene un surco sucio en su mente. Esta es la persona que siempre piensa y habla de lo mismo.  Bien pudiera ser que en estos momentos sus pensamientos están invadidos por codicias. Está codiciando alguna compañera o compañero de trabajo. A lo mejor pudiera ser la mujer de su prójimo. Quizás alguna joven o un joven de la iglesia misma.  A lo mejor su lucha es con una adicción al mundo de la pornografía, y vive con los deseos de la carne muy activos. 

A lo mejor estás atrapado en deseos lascivos y morbosos de los que no haya cómo salir. Déjeme decirle, amado hermano, que mientras usted no  admitida que existe el problema no podrá salir de tal condición. Y a lo mejor se siente tan mal que cree que ya es un caso perdido para Dios. Pero usted tiene que saber que Dios siempre limpiará el pecado. Él no limpia una justificación; él limpia la ofensa. Olvídese de las excusas. Enfrente su problema. No justifique su debilidad  ni busque apoyo bíblico para ello. No mal interprete la Biblia respecto a esto. Los que justifican su desviación sexual, vista en el homosexualismo y el lesbianismo por ejemplo, lo hacen amparados en Romanos 1:28, donde dicen que Dios viendo su condición los entregó a tal naturaleza. Pero lo que el texto dice es todo lo contrario. El pecado sexual es repudiado por él. Dios hizo a un hombre y a una mujer para el sexo en  el sagrado matrimonio.  

2. El poder purificador de la palabra. Dios quiere limpiarle. No importa cual sea su condición ahora. Dios quiere limpiarle, y su instrumento para eso es la palabra. Jesucristo, sabiendo el poder que tiene la palabra para limpiarnos, ha dicho: “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado”. La palabra acá es la que da origen a lo que se conoce como catarsis, que tiene que ver con la idea de limpiarse. A la palabra limpiar se agrega la obra directa del Señor cuando la Biblia nos dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos de nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Jn. 1:9). 

La figura es la misma cuando Jesucristo entró en el templo e hizo una limpieza, diciendo que su casa sería llamada “casa de oración”. Lo mismo es nuestros cuerpo, su templo. El quiere limpiarnos de toda esa suciedad de nuestro corazón. Nada es más agradable que un lugar limpio. Un cuarto limpio. Una cocina limpia. Una casa limpia. Un garaje limpio. Y por qué no, una vida limpia. Entonces, hay que admitir el problema. Hay que reconocer que puede haber una adicción inmoral secreta. Al hacerlo, vendrá la limpieza. La sangre de Cristo nos limpia de todo pecado.  

II. TOME LA RESOLUCIÓN DE NO SEGUIR CONTAMINÁNDOSE v. 10  

1. Camine horas extras con su corazón. El salmista no tenía complejos en revelar su devoción por su Señor. Él sabía de los desvaríos del corazón. Él sabía que su corazón era engañoso y perverso más que todas las cosas, pues justamente había ofendido a Dios con el mandamiento de donde Jesús toma para mostrarnos lo que hace la codicia del corazón. Después de haber ofendido a su Dios como lo hizo, necesitaba caminar horas extras con su corazón; de allí su resolución: “Con todo mi corazón te he buscado…”

Pero lo que muchas veces ignoramos es la resolución de ellos para honrar su vida y a su Señor. La vida de Daniel es uno de esos casos. Es considerado como uno de los más grandes profetas. Pero, ¿qué había hecho antes? Cuando fue llevado para ser presentado delante del rey de Babilonia, como uno de los jóvenes sabios y de buen entendimiento, propuso “en su corazón no contaminarse con las comidas del rey” (Dn. 1:8). Una experiencia que nos descubra esa naturaleza salvaje, que da lugar a la apertura del engaño del pecado, debe llevarnos a esta resolución. No fuimos hechos para vivir en el mismo estado. Busquemos a Dios con todo nuestro corazón y comprobaremos el poder de una vida consagrada.  

2. No manchar mi nuevo vestido. Al momento de creer en el Señor fuimos equipados con un nuevo vestido. Pablo nos habla de un  vestido que debe ser quitado y otro que deber colocado: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Ef. 4:22-24).  Hay un hombre nuevo que ha sido vestido de santidad.  Nada será más importante que mantener a ese vestido limpio de toda mancha. ¿Por qué afirmamos esto? Porque pudiera ser que procuramos  limpiarnos y no permanecer limpios. No podemos luchar a medias. 

III. CONSIDERE LA IMPORTANCIA DE PROTEGER SUS PENSAMIENTOS v. 11  

1. ¿Dónde debería estar la palabra? Como el salmista sabía que su problema era su corazón, reconoce que es en ese lugar donde debiera poner la palabra para la defensa. La palabra de Dios nos puede ayudar a enfrentar el gran problema de la pornografía. Solo ella nos  puede ayudar a mantener un corazón purificado. Juan 17:17 dice: “Santifícalo en tu verdad, tu palabra es verdad”. Uno de los retos que debemos todos hacer es memorizar la palabra de Dios. El salmista dice: “En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti”. Note el lugar donde la palabra debe ser guardada, en el  corazón. ¿Por qué? Porque Jesucristo dijo que es del corazón donde salen los malos pensamientos. 

La Biblia es su real protección. Si usted no se llena de ella, más nada lo hará. Hay que meterse en la palabra. ¿Toma usted un tiempo para estar a solas con el Señor y su palabra? La palabra de Dios no valdrá nada si usted no la lee. Pero tampoco valdrá nada si usted la lee y no la aplica. El reto para el corazón es no mirar con un sentido codicioso. La meta de todo creyente es tener pensamientos según los reveló el apóstol Pablo a los filipenses 4:8. Hay que tener un antídoto para los pensamientos. Cuando la palabra de Dios abunda en nuestros corazones, ¿sabe usted cuáles son los resultados? Nuestra boca se llena de la alabanza del Señor. ¿Cuál son sus pensamientos antes de dormirse y cuáles son para despertarse? v. 12  
2. ¿Cómo debiera ella ser aplicada? La palabra hay que traducirla de forma personal. Dios debe hacer real su palabra en nuestros corazones. Una cosa es que la palabra la leamos y otra muy distinta es que Dios nos hable por su palabra. La misión de todo lector de la palabra es que ella le hable, y al hacerlo, esa palabra se personifica en nuestras vidas. Dios quiere enseñarnos con la palabra. ¿Cómo hacer que la palabra se encarne en nosotros? Al abrirla, pregúntese. 
¿Hay un pecado que debo confesar? ¿Hay una  promesa que debo hacer mía? ¿Hay un mandato que debo seguir? ¿Hay un ejemplo que debo imitar? 

Creo pensar que Santiago, quien fue hermano de Jesús por parte de madre,  estuvo bien familiarizado con lo que Jesús dijo respecto a la codicia del corazón cuando escribió sobre las tentaciones y sus orígenes (Santiago 1:12 y 13). La batalla de los pensamientos la libramos en el corazón. Hagamos las “cirugías” necesarias por medio de la palabra guardada en el corazón para no pecar contra nuestro Dios.

Fuente: entrecristianos.com