Este blog rinde honor y alabanza al Dios de nuestra salvación a Jesucristo el Señor.

sábado, 4 de mayo de 2013

Del Quirófano al infierno y luego al Cielo.


Testimonio impactante  hna Carmen L. Beja. Venezuela

La Biblia dice en: Daniel 4:2 “Conviene que yo declare las señales y milagros que Dios el Altísimo ha hecho conmigo”.



Si hoy estoy ante ustedes testificando es porque el mismo Señor, me instó a hacerlo; ya que después de haber vivido esa experiencia sobrenatural, me quedé callada, no testifiqué lo que Él me había permitido ver y vivir. Y una noche tuve un sueño, que casi me muero del susto que el Señor me dio:

Él me dijo con voz muy fuerte. Yo noté enseguida que Él estaba molesto conmigo, por el tono de voz; yo había oído en otras oportunidades su voz y era diferente; estaba molesto conmigo. Me dijo “Eres mezquina y egoísta. Mis hermanos al oír yo su voz, un gran temor me invadió y no dije nada; pero yo temblaba. Y me volvió a repetir; eres mezquina y egoísta, y con voz entre cortada me atreví a preguntarle: Por qué Señor? Y me regañó, me dijo y aún me preguntas por qué?, yo quería que la tierra me tragase, quien puede estar delante de Él en pie, yo no soportaba su presencia era muy fuerte, ni la cara podía levantar. Me dijo por tercera vez eres mezquina y egoísta. Te he mostrado tantas cosas; te llevé al infierno y al cielo, te mostré la gran tribulación, el rapto de la iglesia, y tienes todo eso callado, lo has tenido en poco, muchos quisieran haber experimentado y visto todo lo que yo te he mostrado. Millones se van a diario al infierno y tú estás callada. Con tu testimonio muchos pudieran arrepentirse y salvarse. Te permití ir al infierno y luego al Cielo para que vayas y cuentes a mi pueblo y a todo el que te oiga, que todo esto es real, que existe y tú te lo tienes callado, eres mezquina y egoísta, me repitió.
Yo me desperté con taquicardia y temblando, estaba muy asustada. Me tiré al piso, llorando y pidiéndole perdón al Señor, que por favor me diera otra oportunidad.

Por eso estoy aquí compartiéndoles a todos ustedes esta experiencia sobrenatural, que el Señor me permitió vivir.

Yo tuve un problema de salud, un sangramiento anormal hasta convertirse en una hemorragia, fui al hospital de Carúpano, yo vivía en ese momento allá  y trabajaba en ese hospital; Yo soy enfermera. El médico decide que tiene que operarme urgente porque no sabían el origen del sangramiento; al yo oír quirófano, se apoderó de mi un temor tremendo, no sé era como que presentía lo que estaba por acontecerme. Les decía no vayan a dejarme morir, yo tengo un hijo y al entrar al quirófano, yo empecé a llorar y les decía a los médicos, anestesiólogos y enfermeras que no me dejaran morir; no sé qué tiempo pasó que ya me habían dormido y empezó mi experiencia con la muerte.
Caí en paro, me contó luego mi familia que le dijeron que yo estaba muy mal que no había muchas posibilidades que yo viviese y en ese momento yo estaba sin signos vitales, estaba en paro cardio-respiratorio, me había muerto, mi alma salió de mi cuerpo y se colocó en el techo, encima de mi cuerpo inerte y sin vida y de todo el personal que estaba en quirófano yo podía mirar como los médicos luchaban por resucitarme con masajes cardíacos. Luego mi alma salió del quirófano y caminé por el pasillo como 2 metros y caí en un vacío, era semejante a un túnel, pero era hacía abajo, era angosto y mientras yo iba descendiendo por el túnel pegaba de las paredes del mismo, era oscuro, terriblemente oscuro, luego caí en un vacío más grande pero más oscuro, eran tinieblas terribles muy densa la oscuridad, habían allí unas figuras con vida, eran semejante a animales; hoy entiendo son demonios, habían de diferentes tamaños y aspectos, eran muy feos, y apenas yo caí en ese sitio de oscuridad abismante, esos demonios me empezaron a torturar, usaban como unos garfios para torturarme, cuando yo llegué a ese sitio fue terrible para mí, quería salir de allí, no había tranquilidad, no dejaban de atormentarme, esos bichos no me dejaban en paz. 

Yo estaba aterrada por todo eso, y saben que me acordé en ese momento? Que por donde yo vivía a un lado había un sitio abierto donde unos hermanos que hacían campañas evangelistas que yo oía, pero a veces me fastidiaban y decía esos evangélicos si son fastidiosos. Pero estando en ese lugar terrible me acordé y dije: esto es el infierno. Lo que predicaban los evangélicos es verdad, existe; y yo estaba desesperada en ese lugar de tormento y dije yo quiero salir de aquí y ahora como hago? Y recordé algo, y dije en voz alta, ellos predicaban que hay un infierno y lo hay, pero también predicaban que hay un Dios y un Cielo y debe ser verdad! Y dije: Dios si es verdad que existes por favor sácame de aquí, yo no quiero estar aquí.

Y que bueno es Dios apenas yo pronuncié esas palabras apareció en esas tinieblas inmensas, un pequeño botón de luz como de 1 cm de tamaño, a lo lejos y yo pensé: si logro llegar a esa luz, yo salgo de aquí, pero los demonios no me dejaban acercar a  esa luz, ellos se interponían y me atormentaban, no dejaban en ningún momento de torturarme, pero yo me di cuenta de que ellos no pisaban el suelo, y pensé: si yo me acuesto en el suelo no me alcanzaran, y entonces me tiré en el suelo y empecé a arrastrarme como los militares, y aun así desde arriba ellos con sus garfios intentaban interrumpirme el paso. Yo luchaba fuertemente con ellos para llegar hasta la luz que había aparecido a lo lejos. A medida que yo lograba avanzar a pesar de la oposición que los demonios me hacían, esa luz iba creciendo, que tiempo pasó? No lo sé, pero a mí me pareció una eternidad, ya que me costaba avanzar por la oposición que los demonios me hacían.

Cuando vi que la luz creció del tamaño de una pelota de football, dije por allí me debe caber la cabeza y me levanté del suelo casi de un salto, con un impulso fuerte, por la resistencia que ellos me hacían, me paré y empujé mi cabeza por ese orificio y salí a otro lugar; al llegar a ese sitio, Guao! Gloria a Dios que sorpresa tan linda. Yo exclamé con una expresión de sorpresa, Alegría ¡Llegué al Cielo!; también es real, no hay palabras humanas la cual pueda describir tanta paz, tanta tranquilidad, que sensación de gozo de alegría, tantas emociones lindas encontradas, yo no quería salir de ese lugar tan inmensamente lindo, tanta quietud, enseguida me rodearon unos niños pequeños como de 4 a 5 años, eran unos angelitos, yo los vi, tenían alas ellos me sonreían, eran preciosos, muy lindos querían entretenerme. El Señor los puso para que no me dejaran salir de ese círculo en el cual me habían rodeado. El Señor sabía que yo quería ir más allá, quería explorar tanta belleza que había en ese lugar, yo daba vueltas  en círculo y miraba a lo lejos todo era hermoso allí, no hay palabras para describir tanta belleza en el cielo.

Yo no quería volver a la tierra, al quirófano donde estaba mi cuerpo, yo quería quedarme allá. Al rato sentí que alguien se me acercó, no podía verlo pero sentía su presencia, colocó su mano en mi cabeza, esa mano era grande y a su vez era tan suave como algodón y me habló, fue la primera vez que oí esa voz, cuando Él me habló fue tremendo, todo se estremeció, su voz era como trueno, pero a la vez dulce, es muy especial, retumbaba pero dulce, era como melodía a mis oídos. Me dijo: Vuelve, aún no es tu tiempo y casi tiene que hacerme fuerza para que yo volviera al quirófano, no quería regresar, y menos cuando escuché su voz, esa voz me enamoró, yo quería quedarme en el cielo, pero no podía quedarme, saben por qué? Yo no había reconocido al Señor Jesús como mi Salvador.

La Biblia dice: “Jesús es el Camino, la verdad y la vida, y nadie va al Padre, sino por mí”( Juan 14:6).

Tuve que venirme, empecé a descender a la tierra por un túnel de luz, y llegué al pasillo del hospital, en el lugar donde me fui hacia abajo, al infierno. Caminé a las puertas del quirófano, entré, vi a los médicos luchando por resucitarme, vi mi cuerpo en la camilla, sin signos vitales, muerto. Entonces mi espíritu-alma, se posó arriba en el techo del quirófano de nuevo y sobre lo que estaba en ese lugar, luego bajé porque el Señor me dijo, metete en tu cuerpo, y no puedo explicar cómo sucedió ese fenómeno, solo puedo decirles que fue algo sobrenatural. Volví a mi cuerpo, me metí por la cabeza. Quizás algún día ese misterio lo podamos entender, cuando estemos con Papá por la eternidad.

El Señor en su inmensa Misericordia también me mostró la Gran Tribulación y del arrebatamiento o lo que se conoce como el rapto de la Iglesia, Él no viene a buscar la estructura física de una congregación, lo que solemos decir las cuatro paredes; no. Él viene es por los que creyeron en su mensaje, su Santa y Bendita palabra; Las Sagradas Escrituras; El Evangelio de Salvación que aún es predicado por hombres, mujeres y ancianos, los cuales son su instrumento escogido para anunciar su palabra.
El Señor me permitió ver algunas cosas que van a suceder después que Él se lleve a su pueblo escogido, esos que creyeron el mensaje de la Salvación.

Yo estaba sentada compartiendo con mi hermana mayor, y Él me habló, yo no le miraba pero le oía, yo sabía que era Él. Porque me dijo así: ¡Ven y Ve! Lo que te voy a mostrar. Yo no conocía nada de la Biblia porque nunca la había leído, no era cristiana, pero Él en su infinita Misericordia se me reveló, porque como dice la Biblia: “Él no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan a un arrepentimiento” (2da Pedro 3:9). “Él no quiere la muerte del que muere” (Ezequiel 18:32). Pero Él no nos forza; Él es un caballero y nos dio libre albedrío. Nosotros podemos escoger.

Él me dijo Ven y Ve y me llevó a un sitio, hoy entiendo fue en el espíritu, porque yo miraba desde arriba a la tierra y mis ojos miraron una multitud de personas, que no lograba contarlas porque eran muchas, imagínense la avenida más grande de Caracas, a todo lo largo y ancho, mucha gente caminaba y era como que salían de una orilla de playa porque veía arena. Y en medio de esa multitud una imagen muy grande, esa imagen se semejaba a un buda y era como de bronce y la gente iba como en una procesión, o sea adoraban esa imagen y yo le dije: vean la Misericordia de Dios que siendo yo pecadora, Él hablaba conmigo, no lo veía pero andaba a mi lado, porque me hablaba; yo le pregunté: Señor qué es esto?. Él me respondió: esta es la Gran Tribulación, no sabía lo que Él me decía, no había oído hablar de eso, yo era inconversa; y Él con mucha paz y paciencia, me explicó desde el principio, desde que envió a su único hijo a morir en la cruz del Calvario en una cruel muerte por usted, por mí, y que después de su ascenso el Señor Jesús dejó a sus discípulos encargados con la Gran Misión. Mateo 28:18-20 “Id y Predicad”.

Y muchos no creyeron el mensaje de Salvación, y por eso se quedaron, y yo le dije: Señor tantos se quedaron? , El me respondió con voz muy triste y pausada, recuerdo que Él me dijo: tantos.

Luego me llevó a otro lugar y me volvió a decir: Ven y Ve. Desde arriba miré a unas personas que estaban amarrados por las manos con cadenas, hombres y mujeres y daban vuelta alrededor de un tronco de madera alto, y estaban unos encapuchados con  látigos en sus manos y le daban latigazos a los que estaban amarrados y le volví a preguntar: Señor quienes son esos que están torturando?, Él me respondió: estos son cristianos que se quedaron, y aunque yo no entendía todo aquello me sorprendí, y le dije: cómo es eso Señor que se quedaron?, Él me respondió de nuevo: se quedaron porque no eran cristianos fieles y auténticos, vivían el evangelio de acuerdo a sus propias conveniencias, liviano, un evangelio,  sin compromiso, a su manera, de doble ánimo aparentan ante la gente cara de piedad. Y recuerdo que le dije: Ay! Señor y ahora que va a pasar con ellos. Y me dijo: ellos tienen una segunda oportunidad, y le pregunté: Cual Señor? Y me dijo: a ellos le van a torturar en gran manera y les van a obligar a maldecir mi nombre, y les van a colocar un sello; si ellos soportan y no maldicen mi nombre y no se dejan sellar, aunque maten su cuerpo, su alma no morirá, su alma será salva. Pero Él dijo con tristeza, pero muchos no van a soportar, muchos me van a negar y maldecir y se dejarán sellar, no podrán resistir tanta tortura.

Luego me sacó de allí y me llevó a otro lugar, y volvió a decirme: Ven y Ve. Era una habitación parecida donde se hacen los juicios en los tribunales de la tierra, habían como especies de bancos alrededor de ese recinto, pegado a las paredes y en esos yo vi hombres muy bien vestidos, hasta con palto y corbata, y mujeres también muy bien vestidas, pero pocas, eran más hombres que mujeres.
Y volví a preguntar: Señor quienes son estos y me respondió para asombro mío: estos son pastores que se quedaron. Que tremenda fue esa respuesta, fue tanta mi sorpresa y asombro, que le dije de nuevo: Señor como va a ser eso posible, si estos son pastores los cuales usted encargó y comisionó para que llevaran el Mensaje de Salvación, se hallan quedado. Yo no entiendo. Y me dijo: ya no con voz de tristeza, sino con un tono fuerte casi aireado, dijo: se quedaron:

Porque no predicaban la palabra, como estaba escrita, sino que la acomodaban a su conveniencia e interpretaban según como ellos deseaban, adulteraron las escrituras.
Porque no exhortaban el pecado, ellos miraban como pecaba la iglesia y no corregían,  por causa de ellos se quedaron muchos, porque no corregían el pecado.
Porque comercializaban con mi palabra, predicaban por dinero, pervirtieron el significado del Mensaje de Salvación.
Y para estos  no hubo oportunidad porque la Biblia dice: al que más se le da, más se le exige.

Me mostró también como iba a suceder el arrebatamiento de la Iglesia. Es como dicen las Sagradas Escrituras en un abrir y cerrar de ojos.

.Había un grupo de hermanos reunidos, es como si fuera una vigilia y yo también estaba, y de pronto empecé a oír un ruido semejante a un silbido, pero no un silbido completo, era como ruido de viento suave, y con el sonido se iban desapareciendo personas y yo iba quedando sola y entró un temor en mí, miraba para los lados y no los veía, miré para arriba hacia el cielo y dije: yo también quiero subir, no conocía a Jesús y oí una voz que me dijo: sin el Espíritu Santo nadie puede subir y en medio de mi ignorancia le dije: mándamelo pues. Que tremendo, me permitió subir, pero solo llegué al primer cielo, era solo nubes, allí vi una enorme puerta de madera, una madera tan linda y con unos tallados perfectos y hermosos, la puerta tenía forma de arco, yo me acerqué y cuando ya iba llegando me cerraron la puerta y me arrodillé a llorar, porque no me permitieron entrar. Saben por qué? porque yo no había confesado al Señor Jesús como mi Salvador, por eso no pude entrar.
 .
La Biblia dice: que si confesaras con tu boca y creyeres en tu corazón, serás salvo; porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación.

Hoy estoy ante ustedes testificando que Dios me levantó de entre los muertos, soy un milagro vivo, y puedo decirlo con base, el infierno es real, que si existe, a mí nadie me lo contó, yo no lo vi en película, ni por T.V, no lo leí en un libro, el infierno es real, yo estuve allí, en ese lugar tan terrible donde no hay un momento de tranquilidad, ni paz, y por pura misericordia, El Señor me saco de ese espantoso lugar de tormento.

Pero hay algo mucho más importante, también el cielo es real, existe, yo estuve allí, nadie me lo contó y que lindo es, cuanta paz hay allá. Anhelen estar allí, escapen por sus vidas, amigo que me oyes, el infierno es un lugar de tormento eterno, allá los demonios no se cansan de torturar a uno, yo lo vi.
Ruego al Altísimo que este testimonio sea de bendición a cada vida que lo oiga o lea.

Fuente: El Regresa