Este blog rinde honor y alabanza al Dios de nuestra salvación a Jesucristo el Señor.

miércoles, 19 de octubre de 2011

La preciosa sangre de Jesús.

Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. I Juan 1:7



Visión de Mary Baxter EE.UU

En cierta ocasión, mientras oraba fervientemente, tuve una visión del día en que Cristo fue crucificado. Eso destrozó mi corazón. Yo miré soldados romanos clavando, con clavos enormes, sus manos en la cruz. Miré su sangre derramándose y fluyendo. Recuerdo haber visto su sangre que brotaba no solo de sus manos sino de todo su cuerpo. El había sido azotado tan fuertemente que yo quería consolar a mi Señor y hacer algo para ayudarle.
Los hombres que hacían tan terribles cosas le maldecían y blasfemaban contra él; de repente los ojos del Señor vieron hacia arriba. Cuando su mirada alcanzó a esos hombres ellos se fueron de espaldas. Después de cierto tiempo, ellos continuaron preparando a Jesús para su crucifixión.

Luego miré como levantaban al Señor en esa cruz ¡¡eso fue horrible y triste!! Yo lloraba y sollozaba mientras veía esta poderosa visión. Luego miré miles de ángeles; ellos eran invisibles para los que estaban en la crucifixión, pero yo los pude ver claramente. Los ángeles colocaban cada gota de sangre que Jesús derramó en las vasijas que cargaban en sus manos y luego llevaron la sangre de Jesús al cielo y la colocaron ante el trono de misericordia. Así como la expiación del antiguo testamento, con frecuencia, era llevada a cabo rociando la sangre de los animales en el propiciatorio en el lugar santísimo, así también la sangre de Jesús fue aplicada en el propiciatorio en el cielo. Con todo, los sacrificios del antiguo testamento fueron solo un tipo de sacrificio de Cristo. Su sangre fue capaz de expiar todos los pecados del mundo entero de una vez por todas.

Los ángeles lloraban mientras llevaban esas gotas de sangre al trono de misericordia. El tesoro más preciado que llevaban representaba un tremendo sacrificio para Jesús. Mientras miraba en asombro, yo empecé a llorar tan fuertemente que no pude ver más la visión. Yo estaba muy maravillada por el gran precio que Jesús pagó por usted y por mí. El sacrificar su vida le costó mucho; hubo un dolor agonizante de por medio. En esta visión me di cuenta porque él dio su vida; él sabía que tenía que llevar el peso del mundo entero sobre sus hombros, pero el estuvo dispuesto a hacerlo para poder rescatarnos del infierno ardiente.

Fuente: Mary Baxter "Una Revelación Divina de los Ángeles"